Para este viernes se lanzó el videojuego Call of Duty: Vanguard, la más reciente de las producciones de la saga Call of Duty, distribuida por Activision. Y vuelve a la palestra el discurso sobre la violencia en los videojuegos.
Muchos padres y legisladores se preocupan por la influencia de la violencia virtual en la real, algo que desestiman investigadores como Agne Suzie Elyte.
La inglesa publicó recientemente su estudio “¿Es solo un juego? Videojuegos y violencia”, que puede encontrarse en el Journal of Economic Behavior & Organization. En este, Suzie Lyte manifiesta que no hay evidencia entre ambas situaciones.
Suzie Elyte es profesora del Departamento de Economía de la City University. Su estudio tuvo como objeto la conducta de niños y jóvenes, de 8 a 18 años, en Estados Unidos: este es el grupo más propenso a jugar videojuegos violentos.
Los resultados de la investigación sobre la violencia en los videojuegos y la real
La investigadora utilizó métodos econométricos que identifican los efectos causales de los videojuegos violentos sobre la violencia. No encontró evidencia del vínculo, aunque sí se conoció que puede afectar la conducta del usuario.
Los niños son más propensos a destruir cosas después de jugar videojuegos violentos, apuntan los padres en el estudio.
“Tomados en conjunto, estos resultados sugieren que los videojuegos violentos pueden agitar a los niños”, reconoce Suzie Elyte. “Pero esta agitación no se traduce en violencia contra otras personas, que es el tipo de violencia que más nos importa”.
“Una explicación probable para mis resultados es que los videojuegos generalmente se llevan a cabo en casa, donde las oportunidades de participar en la violencia son menores. Este efecto de ‘incapacitación’ es especialmente importante para los niños propensos a la violencia, que pueden sentirse especialmente atraídos por los videojuegos violentos”.
Estados Unidos y la violencia en las escuelas
Estados Unidos es un país donde la violencia en las escuelas se ha cobrado decenas de vidas en las décadas recientes. Muchos consideran que es producto de los juegos de video, pero de acuerdo con el estudio de Suzie Lyte no hay una relación concreta.
El entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, solicitó en 2013 más fondos gubernamentales para la investigación sobre videojuegos y violencia, mientras una parte de la sociedad pedía restricciones al acceso no solo a armas, sino a videojuegos.
“Es poco probable”, señala Suzie Lyte, “que las políticas que imponen restricciones a las ventas de videojuegos a menores reduzcan la violencia”.
FayerWayer