Investigadores norteamericanos han utilizado células madre embrionarias de monos macacos Rhesus para generar espermatozoides funcionales e inmaduros, conocidos como espermátidas redondas. Son capaces de fertilizar un óvulo de su misma especie, marcando un gran avance terapéutico para tratar la infertilidad masculina en humanos.

Un nuevo estudio desarrollado en la Universidad de Georgia ha demostrado por primera vez que se pueden producir espermatozoides funcionales en laboratorio, utilizando células madre embrionarias de primates. El avance tiene una potencial aplicación en humanos, y podría transformarse en un futuro cercano en el eje de nuevas terapias y tratamientos contra la infertilidad masculina.

En el marco de un escenario caracterizado por el aumento de las tasas de infertilidad en hombres en todo el planeta, la nueva investigación publicada recientemente en la revista Fertility and Sterility Science abre una esperanza para desarrollar estrategias innovadoras en este campo: en principio, es un importante avance al concretarse en primates, la especie más cercana evolutivamente al ser humano.

Un paso trascendente

Hasta el momento, los científicos habían logrado generar células similares a los espermatozoides utilizando células madre de ratón, pero la producción de espermatozoides en los roedores es claramente diferente a la que se observa en los humanos. En consecuencia, no podía determinarse que esta tecnología fuera efectiva en el ser humano.

Ahora, los resultados logrados en los macacos Rhesus dejan en claro que la técnica es viable en los primates, siendo el paso previo a su utilización en humanos. Según una nota de prensa, los macacos Rhesus comparten mecanismos reproductivos similares a los humanos, por lo tanto se convierten en un modelo perfecto para explorar terapias basadas en células madre, destinadas finalmente a tratar la infertilidad masculina en humanos.

Un proceso largo y complejo

Vale recordar que las células madre embrionarias pueden transformarse en cualquier otro tipo de tejido, pero se convierten en espermatozoides inmaduros con la ayuda de una mezcla de sustancias químicas, hormonas y tejido testicular. Las espermátidas son las primeras células masculinas que surgen de la división de los espermatocitos secundarios.

Como resultado de esta separación, cada espermátida contendrá únicamente la mitad del material genético presente en el espermatocito primario original. Posteriormente, las espermátidas sufren un proceso de maduración conocido como espermiogénesis, a través del cual se dará lugar a los espermatozoides.

La producción de espermatozoides en los testículos tarda más de un mes desde su inicio hasta su culminación en la mayoría de los mamíferos, siendo uno de los procesos corporales más largos y complejos en esta clase de animales, entre los que se encuentra el ser humano. Las nuevas tecnologías parecen estar cada vez más cerca de reproducirlo con la misma eficacia en un laboratorio.

Crear embriones sanos

Además, como se demostró que las espermátidas creadas en el nuevo estudio son capaces de fertilizar un óvulo de macaco Rhesus, el próximo paso que se han propuesto los investigadores es implantar embriones en un ejemplar de la especie. Buscan examinar si estos embriones creados a partir de espermátidas in vitro pueden producir un bebé sano.

Los científicos aclararon que la fertilización con espermátidas in vitro requiere la activación del óvulo y la adición de otros factores, destinados a permitir que el óvulo fertilizado se convierta en un embrión saludable. De lograr su objetivo, quizás la prueba y posterior aplicación de la técnica en humanos pueda concretarse mucho antes de lo pensado.

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