La creación de la empresa Gas Bienestar tiene dos objetivos: el primero, el del discurso oficial, es enfrentar la crisis por el aumento sostenido del precio para consumo doméstico; y el verdadero, recuperar la clientela electoral perdida en la ciudad de México. Esa es la razón por la que hoy el Gas Bienestar sólo se vende en la alcaldía de Iztapalapa y algunas zonas de la Ciudad de México.

Desde el inicio de operaciones a finales de agosto, Gas Bienestar ha sido un dolor de cabeza para el gobierno federal y consumidores: falta de infraestructura, problemas logísticos, escasa cobertura, paro de trabajadores por condiciones laborales, y lo peor, precios por encima de la competencia. Todo a cuenta del erario público.

Especialistas financieros calculan que el capricho presidencial por controlar un mercado regulado por los precios internacionales, nos costará a los mexicanos algo así como 11 mil millones de pesos entre terrenos, instalaciones, cilindros, vehículos de transporte de los tanques, personal y gastos administrativos. Esto ha sido un mal negocio para Pemex y para los escasos consumidores de la capital.

Apenas este fin de semana se confirmó que el precio del gas LP distribuido por la empresa estatal Gas Bienestar se incrementó hasta en 92 centavos por kilogramo en algunos sitios de la alcaldía Iztapalapa, por lo que se vende en 23.25 pesos, cuando una semana antes el precio era de 22.33 pesos. Fue el aumento más alto registrado en todo el país.

De hecho, el precio del gas que vende el gobierno no ha dejado de subir. En agosto pasado, la empresa perteneciente a Pemex comenzó comercializando los cilindros de 20 kilos en 400 pesos y los de 30 kilos en 600 pesos. Con el aumento al precio de este sábado, pasó a 465 y 697 pesos respectivamente, es decir, un incremento del 16% en sólo mes y medio.

A partir de hoy, el precio promedio del Gas LP a nivel nacional alcanzará los 26.73 pesos por kilogramo, lo que significa que será su mayor costo del año, según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Si consideramos que el precio promedio en diciembre de 2018 era de 19.35 pesos, quiere decir que durante la 4T, el precio se ha disparado hasta un 38 por ciento en menos de tres años.

En realidad, Gas Bienestar es otra farsa. En la alcaldía de Iztapalapa, bastión morenista y hasta ahora el único lugar donde se distribuye, hay al menos cinco empresas que venden el gas LP a un precio más económico que la empresa del gobierno. Aún así, el Presidente lo presume como un logro y pretende que su gobierno se haga cargo del 51% del mercado de gas LP en todo el país, algo que suena materialmente imposible, a menos que endeude aun más a Pemex y a México.

Hace tres meses, López Obrador anunció con singular entusiasmo que el Gas de Bienestar llegaría al menos a tres ciudades de nuestro estado: Xalapa, Veracruz y Boca del Río, como parte de la estrategia para frenar el aumento constante del combustible. Hasta ahora no hemos visto un solo cilindro de gas.

De hecho, en Veracruz, la entidad con el mayor consumo de gas LP del país y en donde se registran precios altos de este combustible utilizado por el 70% de los hogares en México, el precio que estará vigente del 17 al 23 de octubre es de 26.87 pesos por kilogramo, 77 centavos más alto que hace una semana.

Hay lugares en donde ya está por alcanzar el umbral de los 28 pesos por kilogramo distribuido mediante cilindros metálicos como Guerrero, en donde habrá precio máximo de 27.83 pesos, Oaxaca con 27.28 pesos, Morelos con 27.03 o Veracruz con 27.84 pesos.

El control de precios y el abasto del gas no se resolverán con la creación de una nueva empresa estatal, como tampoco se ha resuelto el problema del huachicol y el aumento constante del precio de la gasolina. El combustible nunca costará lo que ofreció el Presidente porque sencillamente tendría que destinar miles de millones de dólares para subsidiarlo ante el comportamiento del mercado internacional. Lo mismo está pasando con el gas LP.

En conclusión, Gas Bienestar no ha cumplido ninguno de los propósitos para los que fue creado: no ha logrado contener el aumento de los precios del gas doméstico en ninguna parte del país –ni siquiera en la ciudad de México- y tampoco ha resultado en beneficio de su base electoral, ya que su precio es incluso superior al de otras empresas, lo que ha generado el malestar de los consumidores.

Su destino está más cerca de la idea que le dio origen. Con la octava reserva de gas natural más grande del mundo, la creación de la empresa estatal ‘Gas Comunal’ por iniciativa del entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez, llevó a la quiebra a cientos de empresas y dejó hasta ahora a 4 millones de familias venezolanas cocinando con leña.

¡¡¡El gaaaaaaasssss!!!

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