Un nuevo estudio de experiencias de pacientes muestra que los implantes cerebrales de próxima generación actualmente en uso clínico para la epilepsia refractaria, para ayudar a prevenir síntomas, incluidas las convulsiones, no provocan cambios en la personalidad del paciente.
Los hallazgos ayudarán a aliviar algunas preocupaciones éticas que se han planteado en torno a los dispositivos de estimulación cerebral de circuito cerrado que, en teoría, podrían tener efectos no deseados en el sentido de sí mismo o la personalidad de una persona.
“Los dispositivos de estimulación cerebral de próxima generación pueden modular la actividad cerebral sin intervención humana, lo que plantea nuevas cuestiones éticas y políticas. Pero si bien existe una gran especulación sobre las posibles consecuencias de estos tratamientos innovadores, actualmente se sabe muy poco sobre las experiencias de los pacientes con cualquier dispositivo aprobado para uso clínico”, ha dicho el autor principal del estudio Tobias Haeusermann de la Universidad de California.
“Este problema se está volviendo aún más urgente, ya que actualmente se están desarrollando varios tratamientos similares para varias afecciones neurológicas y psiquiátricas comunes, que incluyen depresión, ansiedad, dolor crónico, enfermedad de Alzheimer y accidente cerebrovascular isquémico, lo que ofrece la promesa de nuevos tratamientos efectivos para estas enfermedades debilitantes”, ha señalado.
Los sistemas de estimulación cerebral de circuito cerrado pueden monitorear y decodificar la actividad cerebral y ajustar automáticamente el tratamiento
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Los sistemas de estimulación cerebral de circuito cerrado pueden monitorear y decodificar la actividad cerebral y ajustar automáticamente el tratamiento, administrado a través de pulsos eléctricos, basándose en algoritmos de software internos. Estos dispositivos implantables pueden proporcionar un tratamiento más preciso y personalizado que los sistemas de ‘circuito abierto’, que se han utilizado durante décadas para tratar la enfermedad de Parkinson y otras afecciones mediante la aplicación de estimulación preprogramada constante en áreas específicas del cerebro.
La epilepsia es un trastorno cerebral que causa convulsiones. Según los datos, alrededor de un tercio de las personas con la afección eventualmente desarrollarán epilepsia refractaria, lo que significa que los medicamentos actuales no funcionan bien para controlar sus convulsiones. Si bien la cirugía cerebral puede ser útil, no es adecuada para todos los pacientes.
En 2013, la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó un sistema de estimulación cerebral de circuito cerrado para tratar la epilepsia refractaria. Este estudio siguió a 12 pacientes y sus cuidadores familiares durante dos años para conocer sus experiencias con este implante, que es el primer dispositivo de estimulación cerebral de circuito cerrado clínicamente aprobado y disponible comercialmente.
“Descubrimos que los implantes cerebrales no transformaron el sentido de sí mismos o la personalidad de los pacientes. Ni la implantación a largo plazo del dispositivo electrónico en su cerebro, ni la estimulación eléctrica para modular su función cerebral, llevaron a cambios en sus autopercepciones, o en las percepciones del paciente por parte de los miembros de la familia y otras personas a su alrededor”, ha dicho Haeusermann, para el que “es una noticia tranquilizadora para más de 3.000 pacientes con epilepsia refractaria implantados con este dispositivo hasta la fecha, así como para muchos otros que pueden considerar este tratamiento como una forma de prevenir sus convulsiones en el futuro”.
Nuevas formas de comprender y dar sentido a su enfermedad
Los resultados también destacaron la importancia de evaluar los efectos potenciales de la estimulación cerebral en relación con las condiciones neurológicas y los medicamentos previos de los pacientes, que fueron reconocidos tanto por los pacientes como por los miembros de la familia por tener un impacto profundo en su personalidad y autopercepción.
La capacidad de los dispositivos de estimulación cerebral de próxima generación para registrar, almacenar y mostrar datos cerebrales también podría ofrecer a los pacientes nuevas formas de comprender y dar sentido a su enfermedad. Pero los resultados del estudio también indicaron que si las experiencias de un paciente no son corroboradas por la tecnología, él y otras personas a su alrededor pueden comenzar a cuestionar su comprensión de su enfermedad.
Sin embargo, los autores señalaron que el implante cerebral utilizado para estos pacientes con epilepsia no tiene muchas de las funciones más avanzadas que se prevén para dispositivos futuros. Por ejemplo, estos sistemas podrían diseñarse para ejercer efectos específicamente a través de alteraciones programadas en las personalidades y comportamientos de los pacientes para el tratamiento de trastornos psiquiátricos.
consalud.es