Tras el ofrecimiento de visas de trabajo y protección en su camino a Estados Unidos, así como la promesa de miles de empleos en la construcción del Tren Maya y el programa Sembrando Vida, el gobierno del Presidente López Obrador replanteó su política migratoria. Hoy se reduce a reprimir las caravanas de migrantes centroamericanos y a presumir las remesas que nuestros paisanos en EU envían a sus familias en México.
Un mes después de tomar posesión, el Presidente alentó a cientos de centroamericanos que llegaron en una nueva caravana a la frontera sur entre Guatemala y Chiapas. Entonces, personal del Instituto Nacional de Migración (INM) los recibieron con la noticia de que sólo tenían que registrarse para tener un permiso de estancia por un año, sin ninguna restricción para salir del país; aproximadamente mil indocumentados aceptaron su registro y recibieron su permiso. Todo se trató de un engaño.
En las últimas semanas, el gobierno mexicano ha enviado miles de agentes migratorios adicionales y más de 10 mil soldados y elementos de la Guardia Nacional a detener migrantes indocumentados. Se trata de una verdadera cacería. Luego de tres años de gobierno, México deporta más centroamericanos que los Estados Unidos.
Siempre de escasa memoria, López Obrador reniega de lo dicho por él mismo en 2015 cuando se organizaron las primeras caravanas de migrantes centroamericanos. “El gobierno de México aceptó el papel de policía, porque quieren que la frontera con Estados Unidos se traslade al Río Suchiate hasta Chiapas, Tabasco, Campeche, al límite con Guatemala; por eso instrumentaron todo un plan para detener a migrantes centroamericanos en el sureste”. Hoy como Presidente repite la historia.
El trato que López Obrador da a los migrantes mexicanos y extranjeros no sólo es violatorio de sus derechos humanos, sino que, a fuerza de mentir, ha provocado una crisis humanitaria en la frontera sur que ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Para justificar la violencia y represión, ha dicho que se persigue a los migrantes no para agredirlos sino ¡para protegerlos!
En todo el mundo se difundieron las imágenes de agentes del INM y fuerzas de seguridad cuando uno de los funcionarios pisaba la cabeza de un migrante que trataba de huir; otro arrastraba a un hombre ante el llanto y las súplicas de auxilio del niño que lo acompañaba. “Es una contención necesaria”, justificó el Presidente, aun cuando las leyes mexicanas establecen que ningún funcionario puede detener a un migrante porque migrar no es un delito.
La crisis migrante la provocó el propio AMLO. Como presidente electo ofreció visa de trabajo y protección en su camino hacia EU; ya como mandatario prometió 4 mil empleos en Tren Maya y Sembrando Vida. Hoy la consigna es detenerlos a punta de tolete. ¿Qué sigue? ¿Levantar un muro?
Lo mismo sucede con la cínica narrativa de celebrar el “crecimiento histórico” de las remesas que envían nuestros paisanos a México. Lo que a López Obrador hacía que “se le cayera la cara de vergüenza” en gobiernos anteriores, hoy es el principal logro económico de su administración.
“Está tan mal la economía que muchas regiones del país sólo viven del dinero que envían los migrantes a sus familiares. Benditas remesas”, tuiteó López Obrador en marzo de 2016.
Ahora, durante su Tercer Informe de Gobierno, López Obrador presumió como mérito propio los 4 mil 540 millones de dólares enviados por los trabajadores mexicanos que han tenido que abandonar el país en busca de un empleo. En efecto, hoy las remesas representan el principal ingreso de divisas al país, lo que ha evitado el colapso financiero del gobierno de la 4T.
Pero el Presidente no tiene nada que ver en el esfuerzo que realizan los mexicanos que trabajan en EU para enviar dinero a sus familias. Por el contrario, en agradecimiento a los “héroes anónimos” o “héroes vivientes” –como los ha llamado en varias ocasiones-, se cancelaron todos los programas sociales de apoyo a los migrantes y sus familias.
En estos tres años, López Obrador ordenó cancelar todo el apoyo social a nuestros connacionales y sus familias –principalmente los programas 3×1, Paisano y el Fondo de Atención al Migrante-, para destinarlos a tareas de seguridad en la frontera sur y la repatriación de ciudadanos centroamericanos.
En agradecimiento a la “aportación histórica” de remesas, López Obrador les ha cancelado todos los apoyos de salud, financieros, becas y la asesoría legal; además, redujo el presupuesto de los consulados mexicanos, en medio de la crisis provocada por la pandemia.
Una vez más, el Presidente López Obrador representa todo lo que el eterno candidato López Obrador siempre aborreció.
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