En términos generales es positivo para niños y niñas la recuperación del espacio de socialización que implica la escuela, siempre y cuando los planteles escolares cumplan las consideraciones de tipo sanitario para evitar contagios y se cuente con espacios seguros que garanticen condiciones óptimas de salud integral.

En entrevista con AVC, el doctor en Investigación Educativa por la Universidad Veracruzana (UV), Marco Antonio Hernández Falcón, señala que muchos niños, niñas y adolescentes, presentan problemas de socialización, tras año y medio de encierro, además de obesidad, ansiedad y depresión, entre muchos otros.

Expresa que en términos generales la población infantil en México es de alto riesgo, al ser vulnerable a la violencia, a las pantallas (TV y video), a la alimentación deficiente y a la pobreza, y eso se refleja en las aulas de clases.

Positivo regreso a clases

A una semana del regreso a clases presenciales, precisa, no hay una reacción homogénea en niños y niñas, y si una gama diversa en base a las experiencias de cada uno de ellos, aunque en lo general el balance es positivo tras año y medio de encierro.

“No todos, pero si muchos niños me parece que experimentan de manera positiva volver a estar en cierta cercanía con otros niños, tras un confinamiento en casas pequeñas, con la angustia de los padres, por el trabajo, por la falta de dinero, hay violencia, estrés y tensión, con los niños ahí también atrapados y solos”.

Hay que reconocer además que niños y niñas regresan a clases bajo los efectos del confinamiento, llámese violencia en el hogar, malos hábitos de alimentación y mayor peso por falta de actividad física.

Incluso niños pequeños presentan atraso en el desarrollo del habla o en el aprender a caminar, desarrollo que se va dando en la interacción con los demás.

“Me parece que el papel de la escuela como agente educador y socializador de la infancia se vio afectado con el confinamiento y en términos de protección a niños y niñas es necesario regresar a la presencialidad”.

Virtualidad no suple la socialización

El académico expresa que quienes creyeron que la virtualidad vendría a resolver el problema educativo se equivocaron.

“Si bien hay la alternativa de la virtualidad, esta no suple las experiencias de socialización con cuerpos próximos”.

Por todo ello reconoce que a más de año y medio de pandemia, con una población infantil de alto riesgo, es necesario recuperar el sentido educativo que apunta a la necesidad de experiencias de socialización en los menores y que fundamenta la existencia de la escuela.

Escuela, válvula de escape de las emociones

Cuestionado sobre casos de rebeldía en menores, producto del encierro, comenta que la escuela constituye también una válvula de escape para las emociones y al mismo tiempo les pone límites.

“Al no contar con la escuela se pierde la posibilidad de que el niño o la niña gestione esas emociones intensas, se acumulan y hay frustración, en la escuela hay límites, un maestro, que marca límites, alguien que te regresa la agresión o actividades que canalizan esas emociones intensas, y que le van dando un cauce aceptable”.

Adictos a las pantallas

El también maestro en Psicopedagogía por la Universidad Autónoma de Chiapas, agrega que por otro lado también hay niños, niñas y adolescentes que en todo este tiempo no percibieron la pandemia por su adicción a las nuevas tecnologías.

Son los menores que pasan buena parte del día enganchados o conectados a las pantallas de televisión, celulares o Xbox, y que generaron precisamente una adicción a estos aparatos.

“Dada nuestra naturaleza social, como seres humanos, tienen un déficit de socialización, nos volvemos seres humanos solamente con la convivencia con otros, si no es así se desarrollan comportamientos fuera de la socialización, antisociales, y la escuela juega un papel fundamental para contrarrestarlos”.

Aprendizaje, a segundo término

Matiza que en ningún momento la educación virtual es un fracaso, pues el desarrollo tecnológico permite hacer cosas que no se podían hacer años antes, sin embargo se perdió claridad respecto al nivel educativo en función de los objetivos.

Esto significa que el papel de las evaluaciones y exámenes se volvió más laxo, los niños no necesariamente sacan cierta calificación para aprobar el siguiente nivel y la situación se centró en la prioridad y la prioridad en este momento es no abandonar la escuela, es decir: “Después me preocupo por como aprende, lo importante es que esté vivo y que no abandone la escuela”.

México desigual

Además la pobreza ha provocado altos niveles de abandono escolar, aun en la modalidad virtual.

“En un México desigual, hay miles de niños sin acceso a internet, sin acceso a dispositivos, mucho menos a computadoras, familias que se componen de varios hijos y solamente cuentan con un teléfono celular para todos, eso los deja excluidos de la educación tradicional, aun en su modalidad virtual.

De todos es sabido que en estados como Veracruz, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, hay marginación, rezago y dispersión poblacional, y por lo tanto no hay condiciones ideales en las escuelas como para pensar en un regreso, atendiendo la normatividad sanitaria, por lo que hay un riesgo para niños y niñas.

Sin embargo la política nacional dice que si bien los niños se pueden contagiar y presentar síntomas de Covid-19, y poner su vida en riesgo, de acuerdo al discurso oficial, el porcentaje es muy mínimo, lo que no justifica su vacunación.

Población infantil mexicana, de alto riesgo

Hernández Falcón expresa que en términos generales la población infantil en México es de alto riesgo, al ser vulnerable a la violencia, a las pantallas, a la alimentación deficiente y cuando menos la mitad de ese sector, a la pobreza.

Al hablar de violencia, precisa que se trata de la violencia que viven diariamente en el hogar, o de menores desamparados cuyos padres fueron asesinados o están desaparecidos.

“Eso se manifiesta en problemáticas en la infancia que tienen que ver con ansiedad, depresión, violencia e intención suicida, de menores que quisieran ya no vivir, que piensan que la vida ya no vale la pena, que no tiene sentido, cuando el sufrimiento es alto, la salida es morir”.

Niños, niñas y adolescentes experimentan ansiedad, depresión, empiezan a tener problemas de alimentación o trastornos en el sueño, como un espejo que refleja el ambiente en el que viven y en este sentido se tiene una crisis tremenda en México en este sector de la población.

“No ha habido un momento en la historia de la humanidad en que hayamos visto tal nivel de suicidios y acción suicida en niños y adolescentes, nunca como ahora, estamos viviendo tiempos de una crisis a nivel socio ambiental sin precedentes”

No estábamos preparados para el coronavirus

Hernández Falcón concluye al señalar que la pandemia de Covid-19 podría ser producto del colapso ambiental en que se encuentra inmerso el mundo entero.

“La pandemia viene por la deforestación, por ejemplo, que va rompiendo cercos de ecosistemas que nos expusieron a la convivencia con virus para los cuales no estábamos preparados.

“El cambio climático, producto de la manera de producción y organización social, nos está llevando al colapso, por una sobre-exigencia de los recursos naturales, con un impacto ambiental que nos tiene al borde del precipicio”.

En tanto los contenidos escolares desde hace tres décadas se enfocan en la formación para el trabajo, creando empleados dentro de un sistema que vive abusando de los recursos naturales, que están al borde del colapso.

“No se vislumbra un futuro seguro para las nuevas generaciones, por ello es necesario que el problema ambiental se posicione al centro del tema educativo, que ética, biología, ganen terreno en una revisión de los contenidos de la educación en un mundo que dejó de ser sostenible”.

AVC

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