Un número muy importante de niños en México, incluido Veracruz por supuesto, tiene un gravísimo problema de aprendizaje. Si en una situación de normalidad, nuestros estudiantes mostraban un rezago importante en materias básicas –según la prueba ENLACE- no hay que imaginar cómo estarán ahora. Es urgente que todos los niños puedan volver a clases.

Sin embargo, el problema no se va a resolver con que la Secretaría de Educación, Delfina Gómez, venga a hacer faena a una escuela primaria llena de monte; tampoco se resolverá con acusar, todo el tiempo, al gobierno federal y estatal de ser omisos e incapaces de garantizar condiciones mínimas y que sean los maestros y padres de familia los responsables de levantar las escuelas y hacer que funcionen.

Menos ayuda aún que el gobernador acuse a los medios de comunicación de estar alineados a la derecha –es tan absurdo como pedir veladamente que se alineen al morenismo- sólo por realizar su trabajo que es informar. Hablar bien del gobierno no es tarea de los medios, eso es propaganda. Y aún así, nunca se han negado espacios a las declaraciones del poder, aunque no les guste que se haga evidente las mentiras que suelen utilizar para escapar a la realidad.

La responsabilidad de la educación de nuestros hijos es nuestra. Al paso del tiempo, cuando deban enfrentar la responsabilidad de un mercado de trabajo exigente y competido, incluso de su formación lúdica y de talentos, de nada servirá lamentarnos de la estulticia de López Obrador o de Cuitláhuac García –quienes seguramente gozarán de un espléndido retiro- y de la suerte que corran como profesionistas. Nadie lo hará por nosotros.

En su legítima defensa del regreso a clases –ese debe ser el papel de la autoridad-, el gobernador Cuitláhuac García dijo que era inaplazable; acusó que la pandemia y el modelo de clases virtuales “beneficio a la élite”, ahondando las diferencias entre los niños que tenían los medios para estudiar a distancia –internet y computadora- y quienes quedaron prácticamente sin acceso a la educación pública.

Es una gran mentira con una pequeña dosis de verdad. En efecto, la educación se ha convertido en un acto de injusticia. Pero la diferencia entre unos y otros existe desde mucho antes de la pandemia; esta sólo la hizo más evidente. Las condiciones en que estudian millones de niños en centros urbanos dista mucho de lo que podemos ver en zonas rurales o incluso en una misma ciudad.

El acceso a la tecnología, idiomas, herramientas y habilidades que se brindan en colegios privados es abismal respecto a escuelas públicas. Pero esto no es culpa de los niños ni de sus padres que buscan darles la mejor educación posible. Todo esto ya ocurría antes de la pandemia.

Esa fue la razón por la que el Presidente López Obrador, al inicio de su gobierno, propuso un programa llamado, “Internet para Todos” que resultó un verdadero fracaso. En abril de 2020, días después de iniciar el confinamiento, el mandatario aseguró que ya se había conectado a 22 mil comunidades y ese mismo año quedarían comunicadas por este medio un total de 75 mil localidades más.

La meta de cubrir todo el territorio nacional se cumpliría en 2022. Es evidente que eso no sucederá, por tanto, la crisis educativa no es culpa de los “niños ricos” sino de un gobierno que no supo establecer una ruta para cerrar la brecha.

Después de un ciclo escolar completo en aislamiento, el gobierno parece no haber aprendido nada. El ciclo 2020-2021 se distinguió por la improvisación; la televisión abierta y el internet no fueron la panacea como pretendía el Presidente; loa documentos y materiales impresos para hacerlos llegar a los alumnos tampoco.

El año escolar se distinguió por la falta de métodos y protocolos de enseñanza-aprendizaje y con millones de padres trabajadores que no pudieron enseñar a sus hijos. Un año después, nada hizo el gobierno para mitigar la injusticia de la que hoy acusa Cuitláhuac García.

Por eso no podemos criticar quienes han decidido regresar a clases. Tampoco la disposición de maestros y padres de familia por levantar las escuelas; por devolver a sus hijos la posibilidad de un futuro mediante la educación. Si esa debería ser responsabilidad del gobierno, eso no importa, no se hace para ahorrar dinero del presupuesto oficial sino para devolverle a millones de niños una oportunidad.

Este lunes inició el ciclo escolar. Ha sido decisión de los padres si los niños vuelven al aula o siguen de forma virtual. Unos y otros tienen sus razones. Todos merecen respeto y apoyo. Lo deseable es que pronto todos puedan regresar a la escuela y que recuperen su vida, sus amigos y las cosas que lo hacen felices.

Que sea por el bien de todos.

Las del estribo…

1. El plagio no sustituye a una brillantísima trayectoria académica. El doctor Martín Gerardo Aguilar Sánchez, nuevo rector de la UV, deberá demostrar que fue un accidente y no una conducta.

2. ¿Mañana será día del informe o del destape presidencial?