La pérdida de 8 vidas como consecuencia del impacto del huracán “Grace” en territorio veracruzano pone sobre la mesa el tema de la falta de actualización de los atlas de riesgo en algunos municipios de la entidad.

Algunos de esos documentos, que deberían ser un eje en la prevención de tragedias y desastres, no se han actualizado desde hace tres o cuatro administraciones municipales.

A pesar de los frecuentes avisos de la naturaleza sobre el peligro de construir en laderas o en zonas que se inundan, la realidad es que esa sigue como práctica común tanto en Xalapa como en otras ciudades de Veracruz y del país.

Este sábado por la mañana, cuando se comenzaron a reportar las primeras inundaciones en diversos puntos de Xalapa, un alud sepultó una vivienda en la colonia Brisas del Sedeño. El saldo, seis personas muertas, una mujer de 27 años, y cinco niños. Una verdadera tragedia.

En la colonia Loma Bonita, también en Xalapa, se reportó otra víctima de los deslaves que provocó el huracán “Grace”, que impactó tierras veracruzanas como un fenómeno de categoría 3.

A pesar de que el meteoro tocó tierra en la costa norte de Veracruz, sus efectos se sufrieron en prácticamente todo el estado.

Las imágenes que circularon en redes sociales resultaron dantescas; vialidades interrumpidas; colonias, calles y viviendas totalmente inundadas; y deslaves en laderas que al final provocaron el saldo rojo en Xalapa.

Ante los impresionantes testimonios que consignaron los medios informativos y las redes sociales, saltan las preguntas sobre si pudieron haberse evitado esas tragedias; si en realidad están actualizados los atlas municipales de riesgo; y finalmente si esos documentos son usados por las autoridades.

Gracias al invaluable trabajo de los meteorólogos, desde días antes del impacto del huracán en la Península de Yucatán y en Veracruz, se sabía de antemano que su potencial era destructor; el 18 de agosto, tres días antes de que tocara tierra en la entidad veracruzana, sesionó el Comité Estatal de Emergencias. Se anunció que fueron implementados operativos que consideraban todos los mecanismos de operación, alertamiento local, evacuación y dotación de insumos a los damnificados. Desde ese momento, ya se preveía una posible evacuación en las zonas afectadas, como indicó el comunicado 4761 del gobierno estatal.

Un día después, el 19 de agosto, el Consejo Estatal de Protección Civil solicitó la Declaratoria de Emergencia a la Federación; la zona de vigilancia se ubicó entre Tampico Alto y el Puerto de Veracruz. Una impresionante fuerza de tarea fue desplegada en los planes DN III-E, de la Sedena, y Tajín, de la Secretaría de Seguridad Pública.

Parece que toda la atención se centró en la zona costera y se desestimaron los efectos de las lluvias en puntos que parecían distantes del impacto del huracán. En Xalapa, por ejemplo, se sabe que las zonas de laderas están en permanente riesgo, a pesar de ello, la población de esos puntos no fue evacuada y trasladada a sitios seguros. El resultado es lamentable: siete víctimas mortales en la capital veracruzana, ocho en toda la entidad.

El 25 de agosto de 2020, hace casi un año, el Ayuntamiento de Xalapa presumía la actualización de su Atlas de Riesgo e informaba que “se llevan a cabo acciones de prevención permanentes en 60 colonias susceptibles a deslaves y derrumbes, así como en 74 colonias propensas a inundaciones” (comunicado 2659). Probablemente el documento de Protección Civil Municipal esté actualizado, pero si los planes no están alineados con las acciones de prevención, entonces de nada sirven. Al parecer, los efectos del huracán tomaron dormidas a las autoridades locales.

@luisromero85