La zona centro de Veracruz “Se volvió muy complicada, peligrosa” para ejercer el periodismo, en el que los reporteros y reporteras registran en sus notas delitos que van desde levantones, secuestros, asesinatos, desapariciones, localización de fosas clandestinas, el robo de combustible, y asaltos a los trenes, además de los comunes como robos a casa habitación, a negocios y transeúntes.

Con el asesinato del reportero Jacinto Romero Flores, el gremio periodístico de municipios como Tezonapa, Río Blanco, Orizaba, Ixtaczoquitlán, Córdoba, y Fortín de las Flores, viven momentos de “miedo, tensión, incertidumbre” pero también de “indignación”.

“Pedimos al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, al presidente Andrés Manuel López, que manden seguridad, no sólo para nosotros como reporteros que nos están matando, sino para toda la población, todos estamos en riesgo, a diario se viven delitos aquí, está muy peligroso” afirmaron.

Refirieron que los hechos de violencia no los reportan con prontitud a sus redacciones o en las redes sociales, porque cuando han publicado información, en algunas ocasiones reciben llamadas de números desconocidos a sus teléfonos celulares para decirles: “Quita la publicación”, “De ese levantón no se va a manejar nada”, “De la balacera no te enteraste”.

Este jueves antes de las 11:00 horas, a los teléfonos de los reporteros llegaron mensajes sobre el asesinato de un hombre en el bulevar Reforma del municipio de Ixtaczoquitlán; cuando se enteraron que era su compañero Jacinto Romero Flores, el miedo los invadió, se paralizaron al recordar que también hace 11 meses acabaron con la vida del periodista Julio Valdivia en el municipio de Tezonapa.

“Nos reportaron de una persona fallecida, yo me dirigí al punto, pero cuando iba en el camino empezaron a decir que trataba del compañero. No creí al principio, luego me puse nervioso, porque en la región se han registrado muchos hechos de violencia y principalmente en Ixtac hay violencia” explicó un reportero.

Otro reportero explicó que en la mañana cuando llegó al bulevar Reforma a cubrir la información del asesinato de Jacinto Romero sintió tanto miedo que temblaba de las manos, del cuerpo, sentía que se le doblaban las piernas.

“Nos hablamos entre todos para acompañarnos, y aunque algunos dijeron que si iban a ir a la mera hora no quisieron ir por miedo; nos daba miedo llegar. Apenas vivimos lo de la balacera la semana pasada, cuando encontraron la casa de seguridad de los malos, y que encontraron muertos a los dos chavos, sentimos mucho miedo”, refirieron.

Cabe mencionar que el 6 agosto en el municipio de Ixhuatlán del Café, dos jóvenes hermanos Abel y Paloma de apellido Bernabé fueron levantados por sujetos desconocidos y los privaron de su libertad. El día 11 del mismo mes fueron localizados sin vida en una casa de seguridad de delincuentes en Ixtaczoquitlan, luego de un enfrentamiento entre delincuentes, policía ministerial y Seguridad Pública estatal.

Otro reportero que durante la mañana y hasta en la tarde cubrió el asesinato de Jacinto, explicó que a 6 horas de lo ocurrido no sabe si lo hizo bien o mal, porque trataba de concentrarse en redactar las notas, en hacer transmisiones en vivo, en tomar y enviar fotografía con su teléfono celular, pero al mismo tiempo trataba de aceptar que era su compañero de trabajo el que asesinaron.

“Se siente feo, feo, feo. Estábamos temblando, con miedo a que regresaran los que mataron a Jacinto y se fueran contra nosotros, ora si que no sabes ni de dónde viene la agresión, si es la policía, si son los malandros, si es un político que le traía ganas a Jacinto, no sabes. Estábamos platicando entre nosotros que no sabemos ni que dijimos en la transmisión en vivo, no sé si lo hice bien o mal, no sé, no puedo dejar de pensar” señaló otro reportero.

Mencionaron que en Ixtaczoquitlán, municipio dónde mataron a Jacinto, se ubica la localidad de Campo Grande, y ahí en medio de sembradíos de cafetales, de caminos sinuosos, el colectivo de Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba que encabeza Araceli Salcedo en coordinación con la Fiscalía General del Estado (FGE) realizan trabajos de exhumación de 32 cadáveres en fosas clandestinas.

Para la realización de esta nota, los reporteros y reporteras solicitaron el anonimato; estuvieron dispuestos a compartir las vivencias cómo periodistas, pero el miedo a ser víctimas de un ataque violento les impide dar a conocer sus nombres.

AVC/Verónica Huerta

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