Ayer, durante su conferencia mañanera, López Obrador dio argumentos irrefutables sobre el regreso a clases. Como pocas veces, se hizo acompañar de cifras y de la opinión de especialistas para defender su postura de regresar a clases en dos semanas más. ¿Cuáles son los argumentos de López Obrador?

Cifras realmente contundentes. A través de Alejandro Encinas, Subsecretario de Gobernación, presentó un informe que demuestra todo lo que niñas, niños y adolescentes están sufriendo al estar encerrados; en principio dijo que según el INEGI, por la pandemia y por la falta de recursos, 5.2 millones de alumnos ya no se inscribieron de nueva cuenta en el ciclo escolar pasado, aumentando drásticamente la deserción. Un nuevo ciclo escolar en aislamiento haría que algunos estudiantes nunca regresen a las aulas.

Dijo también que durante el primer semestre del año, la violencia familiar aumentó en 24%, lo que dio lugar al menos a 129 carpetas de investigación. Además, ha habido mayor número de niñas embarazadas, suicidios, trata de personas, violencia infantil y en su mayoría los autores tienen que ver con familiares directos. “Muchos casos no son denunciados por la vergüenza de que se sepa”, justificó.

Simplemente en 2020, se registraron 373 mil nacimientos de madres adolescentes. “Desde el ámbito de los derechos humanos y la protección del interés de los niños consideramos urgente abrir los espacios educativos que permitan que las niñas y los niños comiencen a resarcir las afectaciones por el confinamiento.”

Por su parte, el representante de la UNICEF en México, Fernando Carrera Castro, aplaudió la decisión del Ejecutivo de regresar a las clases y dijo que esto es un paso que se está dando mundialmente por el bien de los niños. En apoyo al Presidente, aseguró que este organismo ayudará a la SEP en cuatro frentes: apoyarla en los protocolos del regreso; el manejo efectivo de los focos de contagio –“es un hecho que los habrá” reconoció-, con la comunicación para saber qué hacer y sobre todo para recuperar aprendizajes y la salud mental de los niños.

Y la titular de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, expuso el resultado de diversas encuestas realizadas el año pasado y el actual, y en todas las y los niños y adolescentes mostraron que 7 de cada 10 quieren regresar a la escuela y su mayor preocupación es que no se utilice el cubrebocas.

La Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, dejó en claro que solamente que la Secretaría de Salud pidiera que se le hicieran pruebas a los estudiantes para detectar covid-19, se aplicarían de manera aleatoria, no obstante, dijo que para los infantes sería muy molesto. Solicitó a los medios de comunicación ayudar a difundir la importancia del regreso a clases y dejó en claro que no es necesaria la carta responsiva.

Ante esta realidad, ¿quién en su sano juicio se opondría al regreso a clases? El problema es que ante el abandono de las escuelas, la falta de protocolos sanitarios y la saturación de los servicios de salud en todo el país, el remedio resultará –literalmente-, peor que la enfermedad. ¿Qué parte no ha entendido el Presidente?

Esto fue lo que no se dijo ayer en Palacio Nacional. Los profesores no han sido notificados formalmente del regreso a clases, por tanto, tampoco han sido capacitados para operar protocolos sanitarios en las escuelas. Los protocolos no existen; nadie sabe qué hacer. Basta preguntarlo a cualquier profesor.

Los estudiantes no están vacunados. La variante Delta del Covid19 ha disparado los contagios y los decesos de menores de edad en todo el mundo, no sólo en México. Quienes van a correr riesgos son los estudiantes, no el Presidente

En la tercera ola de contagios de COVID-19, el número de casos en niños y adolescentes en la Ciudad de México ha tenido un incremento semanal acelerado, al grado de que el crecimiento de la transmisión aumentó 401% entre junio y agosto: de 62 contagios confirmados en la semana del 13 al 20 de junio, la cifra escaló a 311 en la semana del 1 al 8 de agosto. Todos ellos sin haber regresado a clases.

Según un estudio de la Universidad de Granada, un salón de clases de 20 niños podría tener contacto con 800 personas en dos días. El gobierno no tiene como evitar esta cadena de contagio.

En Veracruz, el secretario de Educación Zenyazen Escobar reconoció que la dependencia sólo podrá rehabilitar 64 de 142 escuelas robadas y vandalizadas durante la pandemia. La mayoría de ellas carecen de agua y energía eléctrica. El gobierno destinará sólo 3 millones de pesos para la rehabilitación de estos palnteles, así que de medidas sanitarias mejor ni hablamos.

El gobierno tiene una estrategia muy clara. Si los niños se rezagan o desertan, será responsabilidad de los padres. Si van a la escuela y se contagian, será culpa de los propios padres y los maestros. Si los maestros deciden no regresar, serán enviados al purgatorio de los conservadores. La polarización sigue siendo la solución.

¿Por qué el Presidente no pone el ejemplo y manda a su hijo menor al colegio?

Las del estribo…

1. La actual Legislatura concluyó ayer con la capitulación de cualquier oposición a la Cuenta Pública. En lo que fue la sesión más breve en tres años, bastaron unos minutos para aprobar un informe hecho conforme a las instrucciones del Ejecutivo. Ni siquiera el PAN hizo el intento de expresar su rechazo. La 4T puede hacer lo que le venga en gana y el Poder Judicial es el mejor ejemplo.

2. Hay algunas luces de esperanza. Ayer el TEPJF tomó dos decisiones emblemáticas: determinó el recuento total de votos en Campeche –lo que podría darle al MC su tercera gubernatura- y decidió que el diputado federal Toledo Gutiérrez no puede reelegirse, toda vez que fue desaforado por enfrentar un proceso penal. Hoy los magistrados serán acusados de corruptos y conservadores.