Desde el anuncio hecho por la SEP respecto al “inminente” regreso a clases presenciales el próximo 30 de agosto, la maestra Jacqueline, docente de un jardín de niños en la alcaldía de Tlalpan, no para de recibir correos electrónicos o mensajes de los papás de sus alumnos preguntándole cómo será el regreso a las aulas.
Si bien es cierto que el 95% de los padres de sus 22 alumnos han manifestado que no llevarán a sus hijos a la escuela presencial —rechazo que ella comparte por considerar que no existen las condiciones idóneas—, lamenta que las autoridades no tengan claridad de cuál será el procedimiento que seguir para que este pudiera ser compartido a los padres de familia a fin de que tuvieran otras herramientas para decidir llevar, o no, a sus hijos a la escuela presencial.
“Las autoridades están diciendo que hay comunicación con los maestros, que las cosas están claras, sin embargo, a nosotros como docentes no nos han dado el protocolo que vamos a llevar, ni siquiera opciones si mi grupo decide que no vamos a regresar… no sabemos cómo vamos a trabajar”, reprocha la docente con nueve años de experiencia.
“No hay información clara, nosotros como docentes somos los que debemos dar la cara con los papás que tienen muchas dudas, sin embargo, nosotros tenemos más dudas y no hay quién las puedan resolver porque las mismas supervisoras y directora no saben, entonces estamos a ciegas”.
En la misma situación está el profesor Carlos González, docente de la escuela primaria Tlacaélel, en el municipio de Ecatepec en el Estado de México.
En entrevista, el docente lamentó la decisión de la SEP de volver a clases presenciales en plena tercera ola de contagios sin contar con un plan claro de cómo será el paso a paso a seguir.
“Sabemos que debemos regresar en algún momento, pero no en plena tercera ola”, afirma el maestro con seis años de experiencia.
“Lo que ofrece o lo que dice la SEP en el discurso se oye muy padre, pero realmente los que tomamos las decisiones, quienes nos enfrentamos a todos esto somos los maestros que trabajamos en escuelas y no frente a un escritorio”.
Con la declaración hecha por el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre que la carta compromiso no es obligatoria para el retorno a clases, el docente subrayó la falta de coordinación y protocolo para volver con seguridad a las aulas pues confunde a los padres de familia y alimenta su desconfianza.
“Dicen una cosa, dicen otra y realmente nosotros ya no sabemos qué hacer”, dijo.
Ofrece su computadora
A menos de dos semanas del inicio del ciclo escolar 2021-2022, el maestro Carlos González dice estar preocupado. No quiere que ninguno de sus alumnos se vaya a atrasar.
Aunque la gente tenga la percepción de que en los últimos meses los profesores de educación pública del país no han hecho nada, Carlos afirma que es totalmente falso. Se han ideado actividades y nuevas formas de aprendizaje en la pantalla de las computadoras o celulares.
Tal es el caso, que hizo saber a su directora que él está dispuesto a llevar su computadora personal para dar clase a los alumnos que decidan presentarse a la escuela y al mismo tiempo no descuidar a sus alumnos que prefieran seguir tomando clases virtuales.
“Opciones no las hay, sin embargo estamos viendo qué hacer con nuestros propios recursos. Yo le dije a mi directora que yo puedo llevar mi equipo de cómputo sin problema, pero que me proporcionen mínimo el internet para que pueda dar servicio a mis alumnos que van a presencial y los que están en casa. Eso sería lo ideal pero no vamos a saber con exactitud hasta el 30 (de agosto) porque ahorita estamos en el vacío, en el limbo, porque hay mucha información y mucha desinformación”, afirma el profesor.
Sondean a padres
Ante la falta de información oficial, los docentes del jardín de niños en donde labora Jacqueline, quien pidió así ser identificada, tomaron la iniciativa de mandar a los padres de sus alumnos un pequeño cuestionario preguntándoles su opinión sobre el regreso a clases presencial para poder ellos diseñar algún tipo de alternativa.
De las primeras 12 respuestas que obtuvo, 11 fueron en rechazo de tomar clases de forma presencial y solo una se pronunció por volver a la escuela. “No tengo un empleo formal por el momento y en casa me cuesta mucho trabajo con mis 3 hijos. No es la misma manera de aprender”, fue la respuesta que proporcionó la madre de familia que se pronunció por volver al esquema presencial.
En tanto, quienes informaron que no llevarán a sus hijos a la escuela dieron estas respuestas: “No pienso exponer a que mi hija se enferme o se contagie”, “Porque no existen las medidas necesarias para que asistan a la escuela en esta situación de pandemia y por el alto índice de contagios que hay en niños en este momento de COVID-19”, “No estoy de acuerdo en enviar a mi hija a la escuela. Tampoco firmaré una responsiva ya que veo que la SEP y el gobierno quieren deslindarse de toda la responsabilidad que eso implica.”, “Qué más quisiera que él sí ingresara presencial ya que a nosotros no nos ayuda virtual, pero también quiero que esté bien de salud”.
Y aunque este ejercicio les ha resultado muy importante a Jacqueline y a otras de las maestras, subraya que al momento desconoce si estos resultados serán tomados en cuenta por parte de las autoridades de su plantel o de las supervisoras.
“La escuela no cuenta con suficiente internet, no tenemos una laptop o una tableta que podamos utilizar para dar la clase simultáneamente por eso estamos a la espera de información de si se atiende a lo mejor en algunos días a los que quieran presencial y otros días los que quieran en línea…”, explica la maestra.
Al inicio de la pandemia, recuerda, dar clases en línea a niños de primer año de preescolar fue muy difícil. Todo un reto.
Incluso, cuenta, los papás tenían que perseguir a sus hijos por toda la casa —con la cámara encendida— hasta que accedían a sentarse y escuchar a la maestra.
“Yo tenía un grupo de primer año de preescolar, apenas van ingresando a la escuela, obviamente ellos no podían estar tanto tiempo frente a una computadora, incluso había papás que tenían que andar correteándolos con la cámara para que los niños cedieran porque los niños no querían, pero con el paso del tiempo, con estrategias, con juegos elaborados por mí de manera virtual, ya pudieron estar más tiempo frente a la computadora, ya solitos aprendieron a prender y apagar el micrófono, asistían cada vez más a las clases, se notaron mucho los aprendizajes que lograron a pesar de estar a la distancia”, celebra la docente.
El año pasado solo uno de sus alumnos se dio de baja. Todos los demás concluyeron satisfactoriamente el curso y, de acuerdo con la maestra, con muy buenos resultados.
Nosotros también tenemos miedo
“Hay muchísimo temor. Trabajando hoy con mis compañeras coincidimos en que las emociones que tenemos ahorita son temor e incertidumbre porque no sabemos lo que vaya a pasar”, dice Jacqueline.
“Temor, en mi caso, porque para llegar al trabajo tengo que tomar el transporte público y sabemos que ahí no hay sana distancia, además la zona donde está el jardín de niños es bien sabido que no han tomado medidas de precaución”.
Además, considera que la dinámica que se ha creado con sus alumnos se perderá en la modalidad presencial porque más que contenidos académicos habrá que priorizar los hábitos de higiene y salud como el estar pendiente de que no toquen el cubrebocas, que se laven las manos continuamente y que no se acerquen ni compartan nada con sus compañeritos.
Elena Soto, por ejemplo, es maestra de una primaria en la Alcaldía de Álvaro Obregón. Desde hace 10 años se ha dedicado al servicio docente y desde el inicio de la pandemia extremó medidas a fin de evitar contagiarse, sin embargo, la posibilidad de volver a las clases presenciales le ha generado momentos de angustia.
“Desde muy joven me diagnosticaron con diabetes entonces cuando llegó esto del COVID me dio mucho miedo, dicen que a nosotros nos pega más fuerte, por eso me he cuidado bastante (…) y aunque ya tengo la vacuna me da mucha angustia pensar que debo agarrar el Metro y un camión para llegar a mi trabajo porque ahí es donde uno se contagia”, explica.
Para la profesora el continuar en las clases en línea debería ser la opción en tanto los contagios disminuyen y se termina de vacunar a la población, incluidos los menores de edad.
Animal Político/Dalila Sarabia
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