La semana pasada, en su informe sobre la ‘Medición multidimensional de la pobreza en México’ correspondiente al año 2020, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) confirmó -aunque de manera muy mesurada-, lo que todos sabíamos: el número de personas en situación de pobreza creció a 55.7 millones, mostrando un aumento de 3.8 millones en contraste con 2018.

¡Y entonces ardió Palacio Nacional! Cómo es que la Cuarta Transformación, la que siempre ha dicho que primero los pobres, resulta que tiene más depauperado al país después de dos años de gobierno. Sugerir siquiera que durante la administración de López Obrador hay más pobres de los que había con Peña Nieto es un pecado capital.

En julio de 2019, tras una serie de críticas por las medidas de austeridad que impactaron al Coneval, el Presidente decidió remover del cargo al entonces titular Gonzalo Hernández Licona. En su despedida, el funcionario dejó claros los motivos de su despido: durante su gestión recibió presiones para no mostrar la realidad de la pobreza en el país y se quejó de que los recortes presupuestales dejaron al organismo sin herramientas para su labor en el futuro.

En su lugar, el Presidente nombró a José Nabor Cruz, un investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, simpatizante del morenismo, quien modificó los criterios para evaluar la pobreza, lo que tendría un impacto favorable en la medición respecto de las administraciones anteriores. Pero ni así.

En su conferencia de prensa del viernes, López Obrador dijo que no aceptará los resultados que dio a conocer el Coneval en torno a la medición de pobreza en México durante 2018 y 2020.

“Fue por la pandemia. El Coneval tiene formas de medir de otra manera, otros indicadores. Yo respeto, pero es indudable que la gente está recibiendo apoyo (…). No acepto el resultado de esa encuesta, tengo otros datos”, sostuvo iracundo en su conferencia de prensa. No entiende que entregar dinero de manera directa no saca de la pobreza a las personas.

Apenas en febrero pasado, el organismo estimó un aumento de entre 8.9 y 9.8 millones de mexicanos con un ingreso inferior a la Línea de Pobreza por Ingresos por la crisis de Covid-19; esto significa que uno de cada cuatro mexicanos padecerían ahora una pobreza extrema por ingresos. Ante el descontento presidencial, el Coneval tuvo que ajustar sus parámetros y reducir esta cifra a menos de la mitad. Pero resulta que al Presidente no le gustó el maquillaje.

“No acepto el resultado de esa encuesta, tengo otros datos, y creo que la gente está recibiendo más apoyo, y aun con la pandemia la gente tiene para su consumo básico, y algo muy importante, no ha perdido la fe, y estamos saliendo adelante”, sostuvo el mandatario.

Para medir la pobreza, el Coneval utiliza como criterios el ingreso corriente per cápita, el rezago educativo promedio en el hogar, el acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, la calidad y espacios de la vivienda, el acceso a los servicios básicos en la vivienda y a la alimentación, así como el grado de cohesión social. Hasta ahora la fe no es un parámetro.

Si quiere reducir la pobreza, el Presidente tendrá que cambiar de maquillista.

Decreto de Cuitláhuac y el lavatorio de Pilatos

Este lunes, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez emitió un “decreto urgente” ante el crecimiento exponencial de casos de Covid19 que tienen al sistema de salud al límite del colapso. Pero contrario a lo que exige la crisis sanitaria, el decreto resultó ser el moderno lavatorio de Pilatos ante un estado pintado de rojo.

Según el decreto, las medidas preventivas que se deberán acatar durante esta semana son permitir el acceso parcial y limitado hacia zonas céntricas para evitar aglomeraciones, regulando el acceso al transporte privado y autorizando la circulación al transporte público que cumpla con las medidas sanitarias.

Regular los aforos y el control sanitario (uso de gel, cubrebocas, sana distancia, etcétera), con la finalidad de que continúen las actividades comerciales y económicas, conforme al Plan de Reactivación Económica. ¡¡Es decir mantendrán abiertos los antros pero cerrarán el centro de las ciudades!!

La mayor parte de los hospitales están saturados. Las hospitalizaciones por COVID-19 en Veracruz ahora registran una mayor incidencia entre la población de entre 24 a 44 años de edad, ya sea por trabajo o por salir a divertirse se mantienen en riesgo y el resultado se traduce en la hospitalización. No hay autoridad que meta orden.

Como Pilatos, el Gobernador se lava las manos un decreto que nada resuelve, ni siquiera expiarlo de su responsabilidad.

Las del estribo…

1. Tras año y medio de pandemia, este lunes la Universidad Veracruzana inició su ciclo escolar de manera virtual, lo que evidenció el rezago para atender a la comunidad estudiantil. El doctor Darío Fabián Hernández, aspirante a la Rectoría, criticó nulo avance en modelo digital y que no hay plataforma para todos los académicos ni se garantizan computadoras e Internet. La UV necesita cambios profundos.

2. Nadie muere en la víspera, reza el refrán. Lamentablemente, el alcalde electo de Isla, Abelino Barrientos Castro, fue la excepción. Tras varios días de luchar contra el Covid19 falleció este lunes. Superó una elección pero no a la pandemia.