Si durante casi año y medio que ha durado la pesadilla de la pandemia, ni el gobierno federal, ni el gobierno del estado, han garantizado satisfactoriamente las condiciones de seguridad sanitaria y protección del personal médico y tampoco hay una infraestructura suficiente del sistema hospitalario, ¿porqué ahora sí habrían de cumplir los protocolos para que millones de niños regresen a las aulas?
Durante la gira de tres días que realiza por Veracruz, el sábado pasado, el Presidente López Obrador aseguró muy orondo que “llueva, truene o relampaguee”, los niños veracruzanos regresarán a las clases presenciales el próximo 30 de agosto. Hizo el anuncio justo cuando el estado regresó a semáforo naranja y se encuentra a un paso del riesgo máximo.
La expresión del Presidente explica que esta vez, no será voluntario; quien no asista tendrá consecuencias. Los padres de familia que no quieran que sus hijos vuelvan a las aulas el próximo 30 de agosto deberán entregar un escrito a la institución educativa, informó la SEP este fin de semana.
En caso de que deseen que sus hijos se incorporen posteriormente a las clases presenciales, los alumnos tendrán que someterse a un examen de conocimientos para evaluar su aprendizaje y de acuerdo con esto sean colocados en el grado correspondiente. Es decir, primero se les ordenó a los maestros que ningún niño fuera reprobado y ahora endosarán a los padres familia el rezado en su aprendizaje en caso de que se nieguen a enviarlos a la escuela.
El problema no es regresar a las aulas; en realidad todos queremos que eso suceda. El conflicto pasa porque ni las autoridades educativas ni las de salud podrán garantizar condiciones de seguridad plena a los niños y adolescentes, la única población que hasta ahora no ha recibido la vacuna. Enviarlos a las escuelas sin los protocolos mínimos de protección, es mandarlos literalmente al matadero.
A unas semanas de concluir el ciclo escolar pasado, cumplidas las cuatro semanas en semáforo verde, el gobierno de Veracruz intentó el regreso a clases, lo cual resultó un verdadero fracaso.
Las escuelas no contaban con condiciones sanitarias después de un año de abandono, la SEV nunca envió los famosos “kits” de limpieza que consistían prácticamente en una cubeta de agua con detergente y desinfectante, y dejaron la responsabilidad del mantenimiento a los padres de familia y maestros. Los contagios se empezaron a multiplicar y el regreso se clases se canceló.
Nuevamente, el gobierno parece pasar por alto que no es la escuela lo que se puede convertir en el principal foco de contagio, sino reanudar la actividad escolar. Millones de niños y jóvenes tiene que utilizar el transporte público para llegar a las escuelas o convivir con decenas de personas en sus entornos. La escuela sería, en todo caso, el riesgo menor.
López Obrador confirmó el sábado que el gobierno federal ya alista el regreso a clases presenciales en todo el país. “Nada sustituye a las clases presenciales, es bueno el sistema de educación a distancia, pero no es lo mismo, el cual es el segundo hogar y es donde se socializa el conocimiento y donde se aprende con la participación de maestros, maestros, madres y padres de familia y estudiantes”.
En Veracruz, por la pandemia de coronavirus, las clases presenciales desde educación básica hasta educación superior fueron suspendidas la tercera semana de marzo del 2020, es decir, hace un año cuatro meses.
El Presidente hizo el anuncio frente a un gobernador que una y otra vez, dijo que las clases presenciales no se reanudarían a menos que se cumplieran 4 semanas consecutivas en semáforo verde. El mismo gobernador que un par de horas antes de la llegada del Presidente a Veracruz, informó que debido al incremento en la ocupación hospitalaria por casos de Covid19, este lunes emitirá un nuevo decreto para establecer restricciones en la movilidad de las personas y algunas actividades económicas no esenciales. Esta vez, sumiso y obediente, el gobernador asintió el anuncio presidencial.
Respecto al regreso a clases, el Presidente ha planteado al menos tres argumentos irrefutables: México es, junto con Bangladesh, el país que más tiempo lleva con las escuelas cerradas en todo el mundo; la escuela es un segundo hogar donde se socializa el conocimiento y no sólo el aprendizaje; y el hecho de que los niños dedican demasiado tiempo al uso de aparataos electrónicos –tabletas, celulares o videojuegos-, o simplemente tienen demasiado tiempo de ocio.
Tiene razón. El problema es que las escuelas no están listas. No lo estarán en un mes. De hecho, hacia finales de agosto se prevé el pico de la tercera ola de contagios, principalmente en la población que no ha sido vacunada, es decir, niños y adolescentes. La realidad dará otra bofetada al Presidente.
Las del estribo…
1. Que los militares regresen a los cuarteles, pide el Presidente de Morena López Obrador (diciembre 2016). Es “un absurdo” que los soldados y marinos no pudieran desempeñar estas tareas (de seguridad pública), “porque el principal problema en materia de seguridad tiene que ver con garantizar la protección a los mexicanos”, dijo el Presidente López Obrador (julio 25 2021).
2. Todos deseamos el mayor de los éxitos a la delegación mexicana que participa en Tokio. Sin embargo, los resultados podrían destapar la caja de pandora de lo que ha sido la gestión de Ana Gabriela Guevara, marcada por la corrupción y el escándalo.