El próximo domingo 1 de agosto seremos testigos del más absurdo de los despilfarros: 528 millones de pesos para realizar una consulta popular que por razones jurídicas y por participación ciudadana será un verdadero fracaso.

La delirante consulta no juzgará a ningún ex Presidente ni a cualquier otro actor político del pasado porque la propia pregunta no lo permite; los números que impone la ley para que sea vinculante, tampoco.

Como aquí lo dijimos hace un par de semanas, la consulta no tiene nada que ver con procedimientos ministeriales ni judiciales, porque los procesos de procuración de justicia no se consultan; se tiene que realizar lo que manda la ley con independencia de la opinión pública. La propaganda es una estafa.

El otro aspecto que el morenismo ha ocultado de manera deliberada es que la consulta popular no será vinculante, por la sencilla razón de que tendrían que votar al menos 37 millones de personas para que la autoridad –no sabemos cuál- emprenda un proceso de esclarecimiento sobre no sabemos qué decisiones políticas del pasado.

La Ley Federal de Consulta Popular señala: “El resultado de la consulta popular es vinculante para los poderes Ejecutivo y Legislativo federales, así como para las autoridades competentes, cuando la participación total corresponda, al menos, a 40 por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores”.

Estos son los datos duros. Si la lista nominal para el pasado proceso electoral fue de 93.5 millones de personas, entonces para que la consulta sea válida, deben participar al menos 37 millones 400 mil ciudadanos inscritos, de lo contrario, la respuesta de la gente no tendrá ninguna consecuencia jurídica. Son los votos que ni siquiera el propio López Obrador obtuvo en la elección presidencial de 2018.

Además, la consulta será como un medicamento genérico: lo mismo, pero más barato. Debido a que el INE sólo tiene la friolera de 528 millones de pesos, entonces no se podrá realizar en las mismas condiciones de una elección constitucional. De tal suerte que el próximo domingo sólo se instalarán 57 mil mesas de casilla, frente a las 162 mil 570 urnas de se utilizaron hace poco más de mes y medio.

La lógica matemática simple indica que, con casi la tercera parte de las casillas, se tendría un tercio de la votación. Si el 6 de junio se registró un total de 48.8 millones de votos -con una participación del 52.6%-, eso quiere decir que, con el mismo flujo de votación, la consulta rebasaría en el mejor de los escenarios los 15 millones de votantes, lo que significa apenas el 16% de la lista nominal.

Pero pensemos en el idílico escenario morenista en que la gente está tan ofendida que saldrá en tropel a la búsqueda de las casillas donde no votan tradicionalmente. Entonces tendremos que usar otros parámetros de participación: la elección del 6 de junio, la consulta popular sobre la cancelación del aeropuerto y otras ocurrencias.

En estas elecciones estuvieron en disputa más de 20 mil cargos públicos, entre ellos, 15 gubernaturas, 30 congresos locales, cientos de presidencias municipales y miles de cargos edilicios en prácticamente todos los estados del país. Para ello se requirieron de tres meses de campañas políticas para las gubernaturas y diputaciones federales, y al menos un mes para las presidencias municipales.

Fue la elección intermedia de más alta participación desde 1997 (52.6%). Éramos más de 100 mil candidatos en campaña y miles de horas en spots publicitarios y notas en todos los medios del país. El gobierno federal, los estatales y municipales, y hasta el narco, metidos hasta la médula.

Pero para la consulta sólo tendremos al INE y a un Presidente desde su púlpito. Con eso pretende alcanzar al menos 37.4 millones de votos. Suponiendo que volverán a salir los poco más de 20 millones de votantes que sufragaron a favor de Morena y sus aliados, eso significaría apenas el 21.5% de la lista nominal. ¿Nos llamarán a sus opositores para participar de esta simulación?

El otro ejemplo fue la Consulta Nacional sobre el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. A pesar de la denuncia de que se habría inflado la votación en casi todas las casillas, la participación oficial fue de 1.09 millón de votantes, equivalente al 1.2% de la lista nominal. Sin embargo, para el Presidente fue suficiente para cancelar el aeropuerto.

Hace una semana, en la ciudad de México –el antiguo bastión del morenismo- se realizó la Consulta de Presupuesto Participativo 2021 en 31 colonias, con una participación menor al 3% de la lista nominal. El Instituto Electoral local reportó una participación total de apenas 7 mil 30 personas.

Después de la consulta popular, iniciará la campaña por la revocación de mandato. Al Presidente no le interesa gobernar. Sólo le interesa estar en una boleta electoral.

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