¿Deben los niños mayores de doce años vacunarse contra el COVID-19?, se preguntan muchos padres actualmente en América Latina.
El Dr. Felix Drexler comparte lo que hasta el momento se sabe, y lo que no.
Siguiendo las estrategias de Estados Unidos, Israel y algunos países europeos, cada vez más países en América Latina están empezando a vacunar contra el SARS-CoV-2 a los menores de 18 años. A Chile, Uruguay o República Dominicana se suma ahora Argentina, que planea inocular a jóvenes de 13 a 17 años en agosto.
En EE.UU., los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan sin restricciones dicha vacunación para niños y adolescentes. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja la vacunación de los mayores de doce años, pero solo después de que otros grupos más vulnerables hayan sido inmunizados. En Alemania, en cambio, la Comisión Permanente de Vacunación (Stiko) recomienda la vacunación contra el COVID-19 para los menores de 12 a 17 años solo en condiciones muy específicas, como enfermedades graves.
¿Qué vacunas contra el COVID-19 están aprobadas para niños y adolescentes?
Hasta el momento, los niños y adolescentes a partir de 12 años en EE.UU., Europa o Israel están siendo vacunados solo con el preparado de Pfizer/Biontech. En el caso de Europa, las otras tres vacunas autorizadas para su uso en adultos -Astrazeneca, Moderna y Johnson & Johnson- aún están siendo sometidas a estudios para aclarar si también son adecuadas para los menores.
El virólogo alemán Felix Drexler, de la Clínica Universitaria Charité de Berlín, resalta que en especial las vacunas de ARN mensajero, Pfizer/BioNTech y Moderna, han demostrado alta seguridad y eficacia al ser aplicadas en los menores de edad, pero también hay esperanzas depositadas en nuevas vacunas: «La de Novavax, por ejemplo, que se basa en la generación de proteínas, podría ser de mucha ventaja para el uso en niños. Además, su mantenimiento será mucho más fácil, teniendo en cuenta el contexto latinoamericano, porque se puede transportar a temperaturas de nevera”.
¿Por qué todavía no se puede vacunar a los menores de doce años?
La investigación al respecto también está en curso. Mientras no haya resultados fiables sobre la eficacia y los efectos secundarios en dicho grupo etario, estos todavía no pueden ser vacunados. Por ahora, Pfizer/BioNTech y Moderna siguen realizando ensayos clínicos para ver cómo funcionan sus preparados en niños menores de 12 años. La farmacéutica Pfizer ha dicho que la vacuna para los niños más pequeños recién podría estar disponible a finales de año o a comienzos de 2022.
«Estamos teniendo mucho cuidado para proteger a los más pequeños, por eso estamos esperando más estudios. Lo mejor sería que gran parte de los adultos estén vacunados para no tener que vacunar a los menores de edad. Pero para esto necesitaríamos tasas por encima del 85% de la población adulta, que no es el caso en ningún lugar. La principal razón para vacunar a los niños, después de saber que el SARS-CoV-2 les afecta menos, es para evitar que transmitan el virus a los ancianos no vacunados. Con esto no quiero minimizar las consecuencias por infección en los niños”, explica el Dr. Drexler.
¿Qué riesgo existe con la vacuna contra el COVID-19 en los niños y adolescentes?
En Estados Unidos, actualmente, unos cuatro millones de niños y adolescentes ya han sido vacunados y no se han reportado mayores complicaciones. En Israel tampoco se habrían producido eventos adversos. Según el virólogo de la Charité, efectivamente, a corto plazo, todo parece bastante seguro, pero falta saber si hay efectos a largo plazo.
«Lo bueno es que los datos actuales, que son muy recientes, indican que no hay ningún problema en la vacunación de los niños. Esto es muy positivo. De modo que no tenemos que preocuparnos mucho. Sin embargo, tenemos que seguir evaluando los tipos de vacuna”, asegura el Dr. Drexler.
En EE.UU. se han observado casos de inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) tras la vacunación. ¿Qué tan grande es este peligro?
Hasta fines de junio, se habían producido 300 casos de inflamación del músculo cardíaco en hombres jóvenes y adolescentes varones en Estados Unidos. Para entonces, el número total de personas vacunadas en ese grupo de la población ya había alcanzado los 20 millones. En otras palabras, el problema se ha observado tres veces entre 200.000 personas vacunadas, es decir, en el 0,0015% de los inoculados. Si bien, por un lado, todavía no está claro desde un punto de vista científico cuál es la relación entre la miocarditis y la vacunación, por otro lado, esta observación muestra cuánta atención se está prestando a la supervisión médica de los vacunados.
En ese sentido, el experto alemán recuerda que, también en los adultos en general, este riesgo es muy bajo: «No hay que olvidar que el riesgo de una inflamación del músculo cardíaco también aparece por infección del propio virus. Además, siempre hay un costo-beneficio con una vacuna o cualquier medicamento”.
¿Cómo están manejando otros países la vacunación de niños y adolescentes?
En Estados Unidos, los mayores de doce años pueden recibir sin ninguna restricción la vacuna de Pfizer/BioNTech. Muchos países de la UE, como Francia e Italia, hacen lo mismo. En España, la campaña de vacunación para niños y adolescentes debe comenzar dos semanas antes del próximo curso escolar.
En Gran Bretaña, ya fuera de la UE, el gobierno quiere esperar los resultados de más estudios antes de recomendar masivamente el uso de Pfizer/Biontech en niños y adolescentes, a pesar que el preparado ya ha sido aprobado por la autoridad sanitaria del país para dicho grupo etario.
¿Cuáles son los riesgos para los niños si no se vacunan?
Aparentemente, el riesgo a que se enfermen de gravedad por COVID-19 es bajo. Esto se podría deber, reitera Drexler, a que por lo general, «el sistema inmunológico de un niño está más apto para enfrentar nuevas infecciones, porque para un menor muchas infecciones ocurren por primera vez. Pero, repito, la infección también puede traer graves consecuencias en algunos niños”.
Por otro lado, las interrogantes de los padres frente a las vacunas se deben también al hecho de que sus hijos puedan regresar a las escuelas después de un año y medio de pandemia. «Entiendo perfectamente las dudas de los padres. Por eso tenemos que enfatizar en que los padres y todos los adultos a su alrededor se vacunen para que las escuelas no vuelvan a cerrar”, insiste el Dr. Drexler, recalcando que, en las escuelas, millones de niños pobres en América Latina recibían la única comida buena del día.
DW