“¿Y si se hace una consulta para enjuiciar a los hermanos de AMLO?” Yo

Para cualquier egresado de la Universidad Veracruzana, pero más para quienes han aportado su sabiduría y experiencia académica, de investigación o de difusión de la cultura, los momentos que vive esa importante casa de estudios son cruciales porque de ello depende que recupere los espacios que ha perdido en el contexto nacional y que se consolide como una de las más importantes del país.

Fundada el 11 de septiembre de 1944, nuestra casa de estudios ha tenido momentos de esplendor con facultades como la de Arquitectura, la de Derecho, Medicina, y Contabilidad, que en su momento fueron consideradas como las mejores formadoras de nuevos cuadros, en cada especialidad de las que mencionamos, tanto que al egresar los jóvenes eran requeridos por el hecho de haber sido formados en las aulas de nuestra Universidad Veracruzana.

Pero también ha tenido tiempos de oscurantismo como cuando con un aviso de ocasión, publicado en un importante medio, la pintaba de cuerpo entero. Esto sucedió durante el rectorado de don Héctor Salmerón Roiz. En el diario de mayor influencia nacional EXCÉLSIOR, en su sección de oportunidades, una empresa insertó una convocatoria solicitando cuatro ingenieros para cubrir el mismo número de plazas explicando las condiciones laborales y el salario y al final, en un par de líneas ponían una condición: que “no fueran egresados de la Universidad Veracruzana”. Esa bofetada nos permitió ver una realidad: la calidad académica andaba por los suelos.

Al mismo tiempo y como valiosa herencia del maestro Roberto Bravo Garzón, artífice de la descentralización, hacía brillar a la Universidad en el ámbito de la difusión de la cultura con una Orquesta Sinfónica de Xalapa bajo la dirección del maestro Luis Herrera de la Fuente, cumpliendo cincuenta años de actividad ininterrumpida; con un ballet folklórico dirigido por el maestro Miguel Vélez Arceo, al cual por su excelencia artística, el Presidente de México José López Portillo, lo designó como embajadores de México ante el mundo patrocinado una gira por todo el orbe; con una actividad teatral de primerísimo nivel en la que participaban Manuel Montoro, Ramón Alva de la Canal, Guillermo Barclay, Enrique Pineda, entre otros muchos más. Con la creación de la Orquesta Universitaria de Música Popular, el grupo de Jazz Orbis Tertius, y otros grupos que colocaron a nuestra Casa de Estudios como una de la más importantes promotoras del arte del país.

Por eso es que afirmamos que la elección de un nuevo rector pone en riesgo el prestigio de nuestra Máxima Casa de Estudios, conducida hasta el momento, antes y después de ser autónoma, por destacados académicos que han aplicado sus conocimientos, su experiencia dentro de la investigación científica, la academia y la difusión de la cultura, designar a un administrador, a una persona que no conoce nada de la Universidad sino de política partidista, o a alguien que presentó en su currículum un título de doctorado de una institución “patito”, llevaría al fracaso a la principal formadora de los nuevos cuadros de profesionistas del estado.

Los miembros de la Junta de Gobierno tienen que tomar en cuenta, cuando decidan quién será el sucesor de la maestra Sara Ladrón de Guevara, los aspectos antes mencionados, no sea que después aparezca, con un anuncio promocional, la Universidad de Angangueo ubicada en la colonia Progreso Macuiltépec de la ciudad de Xalapa, promoviéndose así: “En esta institución se preparan hasta rectores como el de la UV; aproveche la promoción, becas hasta del 50 por ciento”. Aguas,  no se puede sacrificar por un capricho, todo lo que se ha construido desde 1944, la comunidad universitaria en general está muy pendiente de esta decisión por el bien de Veracruz.

A quién culpamos por la tercera ola

Está comprobado que si no hacemos nada por nosotros mismos el Covid nos alcanzará tarde que temprano. Desde que la pandemia llegó a nuestro país, entrando como si estuviera en su casa porque la presidencia tuvo a bien minimizar los efectos, López Obrador se burló diciendo que estaba protegido con un “detente, un trébol de cuatro hojas y una estampita de la virgen de Guadalupe”; se burló del confinamiento invitando a la gente a salir y disfrutar en una fonda de chilatole de tripa, dijo públicamente que la pandemia le venía como anillo al dedo, despreció el cubrebocas porque no servía de nada, en fin un pitorreo que ha costado la vida de 235 mil paisanos, hasta ayer, después de eso ya sabemos de la irresponsabilidad de nuestras autoridades pero también hemos aprendido que hay medidas para impedir el contagio, en más de un 95 por ciento de posibilidades.

Entonces si sabemos cómo madres evadir el contagio porqué demonios hay muchos que siguen con la necedad de que nos valga madre y hacen todo lo contrario como si quisieran que el criminal vicho los alcanzara. No usan el cubrebocas, no guardan la sana distancia, no se lavan las manos con frecuencia, acuden a mítines y festejos de fin de cursos donde la gente se arremolina, grita, contagia a placer y, quienes sí nos cuidamos aquí estamos padeciendo los embates de la tercera ola con un virus fortalecido y más contagioso, como víctimas de las consecuencias de una sociedad irresponsable. Ignorancia, necedad, complejo de superioridad, todo se les junta.

Tres meses de cubrebocas y acabamos con la pandemia

Vean lo que nos dice el doctor Francisco Moreno, infectólogo mexicano de gran prestigio internacional, respecto al uso del cubrebocas. Resulta igualmente complicado entender que una sencilla medida por parte del ser humano del siglo XXI no pudo realizarse en la forma correcta.

“Si el homo sapiens sapiens hubiera optado por ponerse un cubrebocas y al menos el 70% de los miembros de su especie lo hubieran portado por 3 semanas consecutivas la pandemia por el SARS-COV2 hubiera desaparecido. Después de la muerte de Darwin en 1882, el hombre aprendió a volar, logró superar la velocidad del sonido, viajó y pisó la luna, fabricó armas de destrucción masiva, pero no pudo usar una medida tan sencilla como resultaba el cubrirse la nariz y la boca”.

“El Covid-19 es un virus respiratorio, se transmite en esas gotitas de secreción respiratoria que salen de la nariz al estornudar o de la boca al hablar, gritar, toser, cantar. Una persona que mantiene una conversación por espacio de 30 minutos a menos de medio metro de otro individuo recibirá en su cara la suficiente cantidad de gotitas que alguien que recibe un escupitajo de otra persona en un segundo. Lo primero resulta tolerable, lo segundo totalmente inaceptable. Las consecuencias sin embargo son las mismas en ambos casos”.

“Después de 18 meses de pandemia, el uso de cubrebocas sigue siendo rechazado por muchos, cuestionado por otros y satanizado por algunos. La falta de su uso ha dejado al descubierto no solamente las áreas por las cuales el virus se ha diseminado. Su rechazo por líderes políticos enseñó que el narcisismo era vulnerado por algo que cubría su rostro; prefirieron desalentar su utilidad a costo de la muerte de cientos de miles de sus gobernados. Su «gran incomodidad» solo puede ser explicada por el profundo egoísmo de nuestra generación. La gente se emociona al ver estadios deportivos repletos de personas sin cubrebocas, como si al cubrirse la vía respiratoria se impidiera seguir viendo el espectáculo. El rechazo de un gran sector de la población es solo el recordatorio de que esto no ha terminado. ¿Por qué tapar la mirada a lo que sí sucede y no cubrir la parte de la cara que lo sigue provocando? Es más fácil dejar de ver una realidad que quisiéramos negar”.

“La pandemia no ha terminado, las variantes del coronavirus son cada vez más contagiosas, pueden también llegar a afectar la eficacia de las vacunas que se desarrollaron como una muestra de lo que la tecnología es capaz de hacer en estos tiempos. Me resultó emocionante ver el aplauso que recibían los investigadores que desarrollaron la vacuna de Oxford de este virus en la cancha central de Wimbledon; me resultó frustrante ver a todos rindiendo homenaje sin cubrebocas. Esta misma semana veía con impotencia a una persona pisar 3 veces un tapete sanitizante con el cubrebocas en el cuello. Entraba a un hospital donde hay enfermos muriéndose por Covid. Cuando lo cuestioné, su respuesta fue «yo, ya estoy vacunado». Una respuesta que expresa el egoísmo de nuestra especie”.

Reflexión

Lo publica EL UNIVERSAL en su edición de ayer: Mujeres noruegas se quejan de la vacuna Pfizer pues les aumentó el tamaño del pecho del lado del brazo donde se las aplicaron. Piden que las emparejen, es decir, que les apliquen otra del lado contrario.

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