Otra vez, un hermano del Presidente López Obrador fue grabado in fraganti recibiendo dinero en efectivo del harto conocido personaje llamado, David León, quien se confirma como uno de los mecenas más influyentes del morenismo –en esa época personero del ex gobernador Manuel Velasco- en su camino a la Presidencia de la República.

¿Qué habría pasado si Carlos Salinas se hubiera sometido al polígrafo para aclarar el origen de la fortuna y el dinero que su hermano llevó a guardar en Suiza? ¿Si hubiera pasado lo mismo con Vicente Fox respecto a las empresas de su familia política, particularmente los hijos de su esposa? ¿O que Peña Nieto hubiera testificado bajo este método respecto de la Casa Blanca construida por su esposa?

La prueba de polígrafo popularmente conocida como “el detector de mentiras”, se trata de un procedimiento mediante el cual se busca verificar la honestidad de una persona, empleando un instrumento de gran precisión estimulado psicológicamente.

Eso hubiera sentado un precedente para que ningún Presidente acusara persecución política y se sometieran a la verdad. Hoy otro de los hermanos del Presidente López Obrador es exhibido recibiendo dinero del mismo personaje que avitualló a su hermano Pío, mientras sus hijos se muestran como muy prósperos empresarios sin ningún antecedente previo.

Todos los casos son los mismos: fortunas construidas con dinero ilegal –público o privado-; la familia de primera línea involucrada –esposa, hijos, hermanos-; y una impunidad absoluta en todos los casos, todos ellos libres de cualquier investigación. Peña Nieto puso a un subordinado a investigarlo, mientras López Obrador ni eso.

Contrario a lo que dice el Presidente, todos los casos fueron revelados por investigaciones de los medios de comunicación, no de la autoridad. La única diferencia es que el actual Presidente controla a su favor una parte de la opinión pública.

¿Es posible someterlos a polígrafo? No. de hecho, esta herramienta no se permite siquiera para procesados comunes ya que se trata de una violación a sus derechos humanos. De hecho, en el sector público y de procuración de justicia sólo se utiliza en las evaluaciones de control de confianza de mandos se seguridad y justicia: policías, jueces, procuradores, secretarios de seguridad pública, entre otros.

En el caso de los Presidentes se utilizaría sólo en casos probados de corrupción, como los antes mencionados. No se les podría realizar ninguna pregunta que esté fuera del caso en cuestión. En todo caso, no se violentaría ningún derecho porque ellos mismos habrían protestado cumplir y hacer cumplir la Constitución al momento de asumir el cargo.

Rota la protesta –en México la Constitución no prevé juramento-, podrían someterse al polígrafo. Así nos hubiéramos evitado muchísimos casos de corrupción, sobre todo aplicándolo a un Presidente en funciones. Fuera del cargo, tendrían las mismas prerrogativas judiciales que un ciudadano común.

Siempre ha sido una interrogante los medios de los que se valió el actual Presidente para que él y su familia pudieran vivir holgadamente a pesar de que no tenían ingresos fijos –así lo declararon en su momento a las autoridades hacendarias-, y recorrían el país una y otra vez antes de cada elección presidencial.

La explicación la ha dado el propio López Obrador: vivía de las aportaciones de la gente. Lo que nunca ha dicho es a qué gente se refiere, cuáles eran las cantidades y cuál era el compromiso que se adquiría. Nadie, ningún particular invierte en política, sin esperar algo a cambio.

Tal vez eso explique que más del 80 por ciento de los contratos del gobierno se realizan sin ningún proceso de licitación, sino que son por asignación directa, en la mayoría de los casos, por instrucción presidencial. Años después de aportar dinero a la causa –algo que está prohibido en las leyes electorales-, los mecenas ya obtuvieron su recompensa.

En su conferencia de prensa de este viernes, el Presidente dijo lo de siempre: se trata de un ataque de sus adversarios y se deslindó “aclarando” que se trataba de un asunto personal que se quiere convertir en un asunto político, a pesar de que en el video, su propio hermano confirma que el dinero que “le prestaron” irá a parar a los bolsillos de Andrés Manuel.

Martín López Obrador correrá la misma suerte que su hermano: autoridades y fanáticos de la 4T no dirán ni Pío.

La del estribo

1. La revelación de la crisis económica que vive el Tribunal Superior de Justicia también tiene un trasfondo político. Un bloque de magistrados morenistas ya se prepara para tomar por asalto el Poder Judicial una vez que su presidenta se retire en abril del próximo año, cuando cumpla 70 años.

2. Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, reprochó que se intentara atacar al Presidente por una «donación de 150 mil pesos», cuando, acusó, «ellos recibieron millones». Confirmó dos cosas: que sí era dinero para López Obrador y que el delito no está en el hecho, sino en la cantidad.