El más popular servicio de streaming, que ofrece una gran variedad de películas, series y documentales premiados en casi cualquier pantalla conectada a internet, estrenó el pasado 30 de junio una miniserie ficcional mexicana llamada “Somos.”, creada por James Schamus y co-escrita junto con Monika Revilla y la escritora veracruzana Fernanda Melchor, la cual está basada en el artículo de Ginger Thompson, titulado “Anatomía de una masacre”, que trata sobre la muerte y desaparición de decenas de pobladores de Allende, Coahuila, quienes debido a una operación fallida de la DEA fueron masacrados en 2011 por el cártel de Los Zetas.

Aunque estos sangrientos hechos ocurrieron hace una década, no se supo nada de ellos durante años. Ningún periódico se atrevió a publicar algo en su momento. El primero en abordarlo hasta 2014, tres años después, fue el articulista de Milenio Diario, Diego Osorno. Luego, en 2017, Thompson publicó un texto en el que se basa la serie y donde se revela por primera vez la responsabilidad de la DEA en tales hechos.

“Somos.” es la primera narrativa televisiva que aborda la guerra contra el narco desde la perspectiva de las víctimas, destacan sus creadores.

La masacre fue tan brutal que ni siquiera hay claridad sobre el número exacto de víctimas. Una versión muy extendida, apunta el estudio “En el desamparo”, es que en Allende, Coahuila, desaparecieron 300 personas y “es posible que así sea”, aunque el expediente de la Fiscalía sólo tiene información sobre 42 desaparecidos entre enero de 2011 y agosto de 2012.

La investigación se centra en la desaparición de 26 personas entre las 19:00 horas del viernes 18 de marzo y las 8 de la noche del domingo 20.

La ciudad de Piedras Negras, en la frontera con Texas, se había convertido en un enclave esencial para el narcotráfico y desde allí Los Zetas controlaban lo que ocurría en Allende, situado 60 kilómetros al sur.

Los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, Z-40 y Z-42, respectivamente, ex líderes de Los Zetas actualmente detenidos, pensaban que en Allende había tres traidores a su organización que estaban colaborando con las autoridades de la agencia antidrogas de Estados Unidos y que se habían llevado hasta 10 millones de dólares en ganancias por la venta de los estupefacientes traficados por su cártel.

Hace cuatro años, en marzo de 2017, en un evento de apoyo a Guillermo Anaya, candidato del PAN  a la gubernatura de Coahuila, el ex presidente Felipe Calderón declaró que durante su administración, el priista Humberto Moreira, entonces gobernador de Coahuila, le reclamó por mandar a los elementos de la Marina a esa entidad. El ex mandatario de Acción Nacional dijo que luego de dar la orden de enviar a los marinos, Moreira le llamó para pedirle que los retirara, argumentando que su estado “no tenía mar”.

Calderón declaró a los reporteros que en esa época vivían en esa entidad los principales cabecillas de ese sanguinario cártel. “Por supuesto que no lo hicimos y los marinos junto con el Ejército Mexicano capturaron a prácticamente todos los líderes de Los Zetas que hicieron tanto daño en Coahuila y todo el país”, dijo el expresidente, quien destacó que “todos los cabecillas”, como “El Z-40, el Cos, El Z-42, todos vivían en Coahuila y vivían muy a gusto”.

¿Qué tanto sabrá al respecto Hugo Gutiérrez Maldonado, actual titular de la SSP de Veracruz, quien, por cierto, no incluye en la página oficial de dicha dependencia estatal su “experiencia laboral” como secretario de Seguridad Pública de Saltillo, la capital de Coahuila, cargo al que renunció en 2012 tras ser vinculado a casos de secuestro, cobro de piso y violación a derechos humanos?