El conclave que reúne al cuerpo colegiado de pontífices académicos para la auscultación en la Universidad Veracruzana a fin de elegir al nuevo rector o rectora, que tendrá a su cuidado el cauce deteriorado de una Universidad anquilosada, necesitada de evolucionar hacia la urgente aportación de conocimiento y vinculación exterior con mayores incentivos, así como la construcción de puentes entre conocimientos y necesidades sociales, para enlazarse con la realidad, y con otras latitudes y sociedades, que aporten beneficio y fortaleza a ambas partes.

Los integrantes del consistorio han tenido la atingencia y el propósito de que éste conclave no sea del todo cum clavis (bajo llave), para ello han tomado la decisión de salir en peregrinación los próximos días por los diversos campus para hacer extensiva esta oportunidad de participación a la comunidad universitaria; escuchándoles o emitiendo sus comentarios a través del sistema informático, lo que permite una mejor o aparente mejor credibilidad en la elección, con la construcción de un dictamen calibrado y puntual para quién pudiera estar ya definido. Consulta itinerante, de acuerdo como se anuncia en la convocatoria emitida; quizá, como en la Antigua Roma se hubiera deseado; una elección democrática ampliada, para elegir a quien tendrá la oportunidad y responsabilidad de encabezar y dirigir a una de las entidades de estudios más importantes que una sociedad puede tener: su Universidad. En la apertura de reflexiones a la comunidad, la universidad  rompe con ello el orden de incarceramiento y el establishment del proceso de la elección del rector (a), y demás funcionarios en que la UV se encuentra entrampada en sí misma, a la que se le ha sometido en los últimos tiempos por decisiones y administraciones errantes, producto de intereses de quienes han estado a cargo del destino de la casa de estudios, y como consecuencia de ello de los designios de la población.

Dentro de las exposiciones que hemos leído en sustanciosas entrevistas periodísticas, se habla de academicismos bien intencionados pero, se encuentran ausentes las propuestas político-sociales, objetivo esencial de una Universidad para el bien común. Y, es obligado revisar, auscultar el ámbito interno de las obligaciones y las normas de la Responsabilidad Social.

Los que se van tienen que rendir cuentas, ineludiblemente habrá aspectos que reconocer, pero, también, habrá otros que denunciar, y, en su caso, sancionar. La impunidad y la complicidad no deben de ser característica de la Universidad, y como bien se ha mencionado, la Universidad debe de aspirar a mejorarse y ser competitiva con las Universidades que están rankeadas por arriba de ella, evitando subjetividades; no conformarse que se va mejor que otras con menos oportunidades de desarrollo, aunque no dejar de reconocerles es conveniente a éstos esfuerzos y permanencia, porque también tienen sus logros; la vinculación de la Universidad Veracruzana con aspiración ascendente, reconociendo los avances de quienes se encuentran por debajo de ella e interactuando con las de arriba, simultáneamente con ambas condiciones; horizontalidad, verticalidad y transversalidad, como gustan decir los académicos.

Los funcionarios que entrarán deben de evaluar para reconocer lo bien hecho o, para condenar y sancionar lo mal hecho, que puede ser hasta delictivo.

Son $6,600 millones de pesos de presupuesto anual, aportados por el Estado y la Federación, más pagos por inscripciones y exámenes, entre otros ingresos, de los que nunca se rinden cuentas públicas, que deben de mostrarse y comprobarse; así mismo, informar a la población en un acto de constricción permanente, cuáles han sido los ingresos que percibieron quienes se desempeñan o desempeñaron como funcionarios en los últimos años, si son proporcionales a sus funciones, o con los  bienes personales adquiridos y con las  cuentas bancarias de cada uno de ellos, de acuerdo a ingresos salariales permitidos.

Si un ciudadano actualmente intenta solicitar la rendición de cuentas y acceder a la plataforma de información al que está obligado por Ley el personal universitario, debiendo de inscribir en esta plataforma de la Universidad, la rendición de cuentas;  quien lo realice, verá que después de varios escabrosos intentos, le envían a una ventana con lenguaje para especialistas, confundiendo al solicitante, terminando por cansarlo, encontrando datos en un tabulador que sólo contiene información escueta, sin aclarar sueldos, prestaciones, bonos, apoyos, becas y otros, que debieran exponerse a la rendición de cuentas.

La exclusión de la transparencia en la plataforma de la UV, de quienes hayan colocado ahí los datos no claros, en su manejo y participación de probable ocultamiento, son presuntos responsables por no publicar debidamente, porque, han ignorado con ello las leyes anticorrupción. Así que, la apertura hacia la comunidad universitaria para evaluar la selección de quienes estarán al frente o formarán parte del cuerpo de gobierno universitario, conlleva precisamente la obligación y la responsabilidad de la rendición de cuentas; para ello hay que visualizar también el sentido racional, capacidad, aptitud, actitud, e incluso estado psicológico-emocional de los aspirantes.

Todavía se está a tiempo de evaluarles en ese sentido.

En este proceso de selección y elección rectoral, queda bien, el título de la obra bélica de Ernest Hemingway, basado en el poema de John Donne: en la rectoría, “Por quién doblan las campanas”.

Sintácticas

En una charla en el café Flor Catorce, entre Friedrich Krause y Jevs:

Oye, los aspirantes a la rectoría de la UV, tienen un sin número de grados académicos; Sí pero, hay que preguntarse y medirles, cómo  se encuentran en su estado psicológico, su estado emocional, social y su currículum de vida.  Que si no se encuentra alguno en ello del todo bien, puede dar al traste con lo otro, un hipolitazo.

Pero, ese requisito, no se encuentra en la convocatoria emitida por la Junta de Gobierno de la Universidad. No, en efecto, por eso hay que preguntarse cómo se encuentran en ese estado los miembros de esa junta.

¿Por qué, estos académicos acumulan tantos títulos, Jevs? Por ego, estos documentos nobiliarios, en ese ámbito, les estimula, buscan reconocimiento, confirmación de que son lo que son, pero esto, no garantiza inteligencia, sentido común o instinto para demostrar capacidades científicas, es lo contrario, pero sí cuentan con recursos técnicos cognitivos, egocentrismo puro estimado Krause, equiparable al trastorno de acumulación compulsiva, que les angustia permanentemente si no alcanzan esos títulos; otros lo hacen para escapar del tedioso contexto laboral, que les provoca el síndrome de burnout, como está demostrado estadísticamente, que en esos entornos es en donde más lo padecen;  por ello es trascendente atender el estado psicológico-emocional.

El estado emocional, de un individuo, es importante para ocupar un cargo; para desempeñar las funciones, hay que desempañar y desentrañar esa parte, para ello debe de ser obligatorio una valoración del estado psicológico-social del aspirante, para ver cualidades y cómo se encuentran sus estados cognitivos emocionales de vida. ¿Quiénes consideras realizarían esa evaluación? Un Consejo Ciudadano, querido Krause, formado por otros siete o nueve miembros, que evalúen en un principio a los de la junta de gobierno y, en su momento a los aspirantes a rector y a los que fungirán en diversos cargos, esto podría ser a través de las Facultades de Psicología, Sociología… incluso de la de Matemáticas.

¡A ver si no salen igual!

Bach. Concerto in A minor BWV 1065. Netherlands Bach Society: