Los ataques de tiburones a personas no son extraños en algunas partes del mundo. De hecho, se calcula que se producen anualmente más de 60 incidentes de este tipo, algunos con resultado mortal. Un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Oxford ha encontrado a la primera víctima de un tiburón: un hombre atacado en el mar interior de Seto (Japón) hace 3.000 años.
La investigación, que se acaba de publicar en la revista ‘ Journal of Archeological Science: Reports’, muestra que este cuerpo es la prueba directa más temprana de un ataque de tiburón a un humano y un equipo de investigación internacional ha recreado cuidadosamente lo que sucedió, utilizando una combinación de ciencia arqueológica y técnicas forenses.
El sombrío descubrimiento fue realizado por los investigadores J. Alyssa White y Rick Schulting mientras investigaban pruebas de un trauma violento en los restos esqueléticos de cazadores-recolectores prehistóricos que se hallaban en la colección de la Universidad de Kioto. La víctima, un hombre adulto, había sido encontrado en el yacimiento de Tsukumo, un lugar de enterramientos prehistóricos. «Inicialmente estábamos desconcertados por lo que podría haber causado al menos 790 heridas profundas y serrados en el cuerpo de este hombre», afirman los investigadores. «Porque fue enterrado en el cementerio de la zona». Según pudieron comprobar, las lesiones sobre todo se presentaban en brazos, piernas, pecho y abdomen. «Mediante un proceso de eliminación, descartamos el conflicto humano y los depredadores o carroñeros animales más comúnmente reportados».
Dado que los casos arqueológicos de pruebas de ataques de tiburones son extremadamente raros, recurrieron a casos de agresiones de tiburones actuales en busca de pistas. Así es como el equipo pudo reconstruir los hechos, averiguando que el individuo murió hace más de 3.000 años, entre 1370 y 1010 a. C. La distribución de las heridas sugiere que la víctima estaba viva en el momento del ataque y que perdió la mano izquierda probablemente al intentar defenderse.
El cuerpo del individuo fue recuperado poco después del ataque y enterrado con sus coetáneos en el cementerio. Los registros de excavación mostraron que también le faltaba la pierna derecha y su pierna izquierda estaba colocada en la parte superior de su cuerpo, en una posición invertida. Es decir, el tiburón se la amputó, pero sus compañeros recuperaron sus restos y los enterraron con él. «Dadas las heridas, claramente fue víctima de un ataque de tiburón. El hombre bien pudo haber estado pescando con compañeros en ese momento, ya que el cuerpo se recuperó rápidamente. Y, según el carácter y la distribución de las marcas de dentelladas, lo más probable es que se tratara de un tiburón tigre o un tiburón blanco», indican los investigadores.
Mark Hudson, investigador del Instituto Max Planck, y coautor del estudio, concluye: «El pueblo neolítico del periodo Jomon explotó una gran variedad de recursos marinos. No está claro si este hombre estaba apuntando deliberadamente a los tiburones o si el tiburón fue atraído por sangre o cebo de otros peces. De cualquier manera, este hallazgo no solo proporciona una nueva perspectiva sobre el antiguo Japón, sino que también es un raro ejemplo de arqueólogos capaces de reconstruir un episodio dramático en la vida de una comunidad prehistórica».
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