No ha sido una práctica generalizada respetar las medidas sanitarias para prevenir contagios por coronavirus, en Xalapa la autoridad municipal y la ciudadanía hemos perdido miedo a Dios y estamos a un pasito de que la capital de Veracruz regrese a color rojo en el semáforo epidemiológico, gracias a una miserable y penosa combinación de irresponsabilidad de algunas ciudadanas y ciudadanos, además de la falta de constancia y capacidad de acción del florecedor gobierno de Hipólito Rodríguez Herrero.
El municipio de Veracruz nos servirá de ejemplo, regresó a rojo, su capacidad hospitalaria está comprometida, pero las playas como en semana santa para festejar a los papis; los juegos del Águila de Veracruz con asistentes que no portan cubrebocas, lo vemos en las transmisiones de televisión; hay que vernos en ese espejo.
El seguimiento que, afortunadamente, médicos del servicio público comparten en sus redes sociales nos ha servido para monitorear y tener interpretaciones claras de la situación, no estamos como en el peor momento pero para allá regresaríamos si no establecemos una disciplina constante en medidas, sobre todo en el uso adecuado de cubrebocas hechos con materiales adecuados. Seguimos viendo en la calle, comercios y oficinas a valientes estúpidos que no creen en el virus, no ha bastado contar cientos de miles de muertos para que entiendan, y además se ofenden si uno se atreve a vulnerar su inmortal ánimo sugiriéndoles ponerse una mascarilla o tomar distancia; es la mera verdad y estoy seguro que a usted le habrá tocado atestiguarlo.
Del otro lado, complementando la tóxica mezcla de irresponsabilidad está nuestra “autoridad” local, que es la encargada de vigilar y regular al comercio xalapeño, el espacio público y las medidas que se disponen desde los otros niveles de gobierno. En algún momento, inocentemente, pensando que el Ayuntamiento está plagado de eminentes académicas y académicos habríamos tenido una visión de la pandemia distinta y objetiva desde el gobierno municipal, pero no.
En Xalapa la aceleración de los contagios, en las últimas semanas, se generó por varios factores; cada que una persona con síntomas llega al triage de un hospital debe contestar algunas preguntas de parte del personal de salud, con el fin de tener un rastro del origen del contagio; el primer factor es que la guardia bajó, a partir de la aplicación de vacunas en la capital la gente se confió y comenzó a interactuar entre círculos sociales de mayor manera, con la falsa idea de que ya vacunados no hay riesgo, cuestión que es falsa pues la vacuna protege del impacto de la infección pero no evita portar el virus y segregarlo.
Siguiente factor, la muchachada; gracias a los alegres números que pusieron al estado de Veracruz en color verde, el mensaje se interpretó como una vía libre para regresar a la normalidad, luego la autoridad local permitió reabrir antros y ahí vino el descontrol; hasta hace no más de un mes circularon en redes sociales videos de centros de entretenimiento nocturno hasta la madre de gente, cantando, gritando, bailando pegaditos; un reguero de covid, gracias a la displicencia del ayuntamiento. No importa que el gobierno municipal haya circulado escuetas notas en las que informaban sobre sanciones a bares y antros, el castigo y vigilancia no ha sido suficiente para que los dueños de las empresas de verdad tomen las precauciones debidas, simplemente se burlan de Hipólito y su equipo de salud, comercio y protección civil. ¿No me cree? Vaya a las llamadas cervecerías, vaya a los centros comerciales, dese una vuelta por el centro de Xalapa. A eso sumemos las aglomeraciones por los eventos de campañas políticas, las reuniones familiares, los eventos de día del maestro, todo de mal en peor. Triste panorama para quienes de verdad se han cuidado, tomado medidas, evitando el contacto social, personas que deben seguir aguantando por culpa de la inconciencia de otros, una foto completa de nuestra sociedad dividida.
Pero es bien fácil, desde el privilegio de ser alcalde, echar culpas; no han tenido el valor suficiente para poner alto a las arbitrariedades de los particulares y ciudadanía, han sido permisivos con el pretexto del impacto económico, algo que tampoco superaron, después de tantas sesiones de cabildo en que algún regidor pedía que se escuchara al sector empresarial, generarles incentivos, nada, no se hizo nada en concreto mas que acciones para sacar el boletín, sin seguimiento. Luego, la exitosa estrategia de reactivar (genios de las políticas públicas) la economía con el festival del pambazo, que como caso aparte es un evento que genera recursos y nos permite disfrutar extraordinarios sabores, pero el pasado fin de semana provocó aglomeraciones innecesarias, una incongruencia más, otra señal del Ayuntamiento de que no hay disciplina frente a la pandemia.
Muchos han muerto en la ignorancia, otros en el riesgo calculado, ninguna lección es suficiente y hoy estamos en naranja, a un pasito de regresar a rojo; de ser así, y si les llega un destello de lucidez, el gobierno municipal debería restringir actividades, algunas cancelarlas, limitar más los horarios en bares y restaurantes, pero no lo harán, está demostrado que no tienen voluntad ni para lo mucho ni para lo poco.