Y si quisieras alas, de cada hebra de este cabello mío saldría una pluma que cosería en tu espalda, pero el sol quema, ¿no lo sabes? Y tanto que amas al fuego y yo tanto que quisiera serlo para que me amaras.

Si vuelas, a tu vuelo no detengo, mas quisiera volar contigo o quedarnos en la Tierra los dos, sembrados en tierra fértil y sordos del mundo, inhumanos entre la eternidad del beso, prófugos de la mortandad, amantes de los cielos de terciopelo plata, azul y gris.

Yo entre tus brazos hallo paz; refugio constante, y ahora ¿cómo sin tus brazos puedo dormir? No necesitas de azotes para emanar crueldad, la tuya es tan tibia y sutil como la música de tus ojos, aquella llamada veneno siendo yo quien bebe de la poción.

 

 

 

 

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