Uno de los temas más controvertidos de los últimos días ha sido la posible instalación de parquímetros en algunas zonas de la ciudad de Xalapa. La ciudadanía se encuentra dividida: algunos apoyan la medida, otros se oponen, y el resto se ha mostrado indiferente. Toda política pública que obligue a los ciudadanos a modificar sus hábitos será cuestionada, sobretodo si no se tienen claros los beneficios de su implementación. Por tal motivo, lo primero que debemos hacer los xalapeños es preguntarnos, ¿para qué instalarlos?

Los parquímetros siempre han sido una medida impopular. A muchas personas les parece injusto tener que pagar por utilizar la vía pública. Otras, cuestionan el destino de los recursos que se generan, ya que en México, por ejemplo, la confianza en las instituciones públicas es demasiado baja. El resto, dice, prefiere pagar un estacionamiento particular. Vamos por partes, pero antes de tomar una postura, seria bueno explorar los argumentos detrás de esta medida, así como analizar la evidencia que existe sobre ella. Revisar los estudios que se han hecho alrededor de cualquier política pública es fundamental para determinar su viabilidad.

Dentro de los varios objetivos de los parquímetros, uno muy relevante, si no es el que más, es desincentivar el uso del vehículo; esto, entre otras cosas, para darle mayor espacio a los peatones, los ciclistas y el transporte público. De igual forma, una menor circulación de vehículos significa menos emisiones de CO2, con lo que se contribuye al cuidado medioambiental, algo de extrema relevancia en el presente. No olvidemos que Xalapa es una de las ciudades que cuenta con más vehículos por persona, además de la desmesurada cantidad de taxis y camiones, muchos de los cuales no tienen el tamaño adecuado para circular por ciertas calles, sobretodo las del centro histórico. Por ello, es imperativo encontrar medidas que contribuyan a disminuir la circulación de vehículos motorizados.

Un argumento muy recurrente para la instalación de parquímetros es que los ingresos que estos generan pueden invertirse para beneficiar a los ciudadanos. Según datos de la SEMOVI de la CDMX, hasta 30% de los ingresos generados por el uso de parquímetros se utiliza directamente en infraestructura vial. De inicio, no suena mal, ya que todos podemos atestiguar que incluso en pleno centro histórico de la ciudad los pasos peatonales, semáforos, señales y calles se encuentran en muy mal estado. Lo importante aquí es que exista transparencia y rendición de cuentas en cuanto a la gestión de los recursos generados y ejercidos. Las plataformas digitales podrían facilitar esto. Uno podría argumentar que el ayuntamiento ya cuenta con los recursos para invertir en vialidades, pero la realidad es que el último Índice de Competitividad Urbana coloca a Xalapa como una de las ciudades del país con menor capacidad para generar recursos propios, algo fundamental para que los municipios sean competitivos.

Otro tema es el transporte público. Desincentivar el uso del vehículo es una medida razonable en la medida que los ciudadanos contemos con alternativas para desplazarnos. Por tal motivo, otra parte de esos recursos generados por el uso de parquímetros debe invertirse en la mejora de dicho transporte. Debe hacerse un plan específico para este rubro, se instalen o no estos dispositivos. Según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad, es mucho más efectivo y rentable invertir en infraestructura para el transporte público que para la de vehículos particulares. Además, se puede beneficiar a mucha más gente por cada peso invertido. Contar con más espacios para caminar y andar en bici también sería de gran beneficio. Es bien sabido que uno de los grandes problemas de la actualidad es el sedentarismo y, vamos, a todos nos vendría bien vernos obligados a movernos un poco más. Nadie dice que la transición será cómoda, pero por algo debe empezarse.

Resolver los problemas viales de Xalapa requerirá de una visión integral de las cosas y de un plan que recurra a diversas estrategias. No será fácil y no hay soluciones sencillas. No obstante, en cuanto a la circulación y el acomodo de los coches se refiere, existen dos grandes problemas en la actualidad: el poco respeto que se tiene por el reglamento de tránsito y el corrupto negocio de las grúas. En las principales avenidas y calles de la ciudad se puede apreciar que los vehículos no solo se acomodan donde no corresponde, sino que en muchas ocasiones se hace en doble fila. Esto entorpece de manera significativa el flujo vial. La solución actual de Tránsito del Estado es recurrir al uso de grúas particulares, un negocio bastante lucrativo para determinados particulares, pero que no está arrojando ningún beneficio a los xalapeños ni al municipio.

Como alguien que vive cerca del centro de la ciudad y camina constantemente por esa zona, he sido testigo de cómo las grúas operan ya en determinadas zonas, donde prácticamente saben que está el negocio. Se dedican a levantar vehículos que en realidad no estorban y, al hacerlo, de forma paradójica entorpecen el flujo vial, aunque sea por un breve momento. Por tal motivo, los únicos beneficiados son los dueños de las grúas, ya que los ciudadanos se ven obligados no solo a desembolsar una fuerte cantidad de dinero, sino que también deben invertir alrededor de 2 horas de su tiempo para ir a recoger su multa, efectuar su pago y desplazarse hasta el «corralón» correspondiente para recuperar su vehículo.

Ahí es donde entran los parquímetros. Su instalación sería un pilar fundamental para comenzar a respetar un poco más el reglamento de tránsito. Las zonas donde se coloquen estos dispositivos contarán con cajones específicos para estacionar los vehículos. Esto contribuirá al orden y dará más espacio a peatones y ciclistas. La gente que trabaje en el sistema de parquímetros «patrullará» las manzanas correspondientes para asegurarse de que se respeten los espacios y tiempos. Será de vital importancia que ellos no cometan abusos y se mantengan cercanos a los ciudadanos, para informarlos y resolver sus dudas. En caso de que algún vehículo deba inmovilizarse por infracción del reglamento, se colocaría la famosa «araña», agilizando así todo el proceso, desde el castigo hasta el pago de la multa. El dispositivo es fácil de colocar en cualquiera de las llantas del vehículo y no entorpece la circulación. El ciudadano que recibe la infracción puede pagar a través de medios electrónicos o en cualquier tienda Oxxo, minimizando considerablemente el tiempo invertido en esta transacción. Es una solución mucho más efectiva en cuanto a tiempo y dinero se refiere. Es importante mencionar también que se daría empleo a muchas más personas, ya que el sistema de parquímetros requiere de un importante número de colaboradores.

Algunos de los que se oponen a los parquímetros argumentan que en su lugar es mejor construir más estacionamientos. Hay varios problemas con esta medida. Las tendencias mundiales apuntan hacia la construcción de cada vez MENOS cajones de estacionamiento, optando en su lugar por parquímetros y por la ampliación de la cobertura de servicios de transporte público. Construir más cajones de estacionamiento hace que los vehículos circulen más, generando así más CO2. Por último, los estacionamientos generarían recursos para particulares, no así para el ayuntamiento. El mismo IMCO, en su reporte «El Peso de los Estacionamientos», argumenta que la construcción de más espacios para vehículos no es una estrategia adecuada. En dicho reporte se detallan cifras, datos y tendencias a favor de este argumento.

Hemos visto, de forma muy general, los posibles beneficios de la instalación de parquímetros. El lanzamiento de una prueba piloto permitiría a las autoridades encontrar áreas de oportunidad, detectar barreras e inconvenientes y ganarse la confianza de la gente. Los costos de operación de esta prueba serían bajos y se evitaría así afectar a una parte considerable de la población. Los resultados de dicha prueba deberán comunicarse de forma clara y concisa, a través de diversos medios de comunicación.

Una gran lección de todo esto es que las autoridades deben estar mucho más cercanas a la población, sobretodo cuando de políticas públicas municipales se trata. Hubiera sido de gran beneficio que se implementara una campaña masiva de comunicación para concientizar a las personas sobre los beneficios de los parquímetros y sobre cómo funcionaría el sistema. Se debió haber tenido un acercamiento con diversos actores de la sociedad, como empresarios, jefes de manzana, organizaciones de la sociedad civil, líderes de opinión, etc., ya que son asuntos que conciernen a toda la sociedad en su conjunto. Restaurar la lastimada relación entre instituciones y ciudadanos requiere cercanía. Más que votar en encuestas populares y ser informada, la gente quiere ser escuchada y tomada en cuenta. Existen los espacios y los medios para hacerlo. El diálogo disipa dudas y genera propuestas que nos benefician a todos. Debemos retomarlo.