Con 30 puestas en escenas y el primer teatro para títeres de México, el grupo Merequetengue celebra 21 años como uno de los espacios culturales independientes más representativos de la capital veracruzana.

Lorenzo Portilla Arizmendi, uno de los fundadores del grupo Merequetengue, explica en entrevista para Avcnoticias, que el éxito y preferencia del público se debe a que las obras no están única y exclusivamente dirigidas a las infancias:

“Más bien están dirigidas a las infancias de las personas… Hacemos teatro para las infancias y no con esto significa que hacemos teatro infantil… nuestro teatro busca tocar las infancias de las personas, podemos hablar a un niño de 5 años como a una persona de 40 o 50 años, buscamos que recuerden y vivan ese momento de su vida”.

Yo creo que les gusta porque el teatro de títeres acaricia esa infancia, procura que por 50 o 60 minutos estés en el teatro, te olvides de la vida cotidiana y entres a la fantasía, a la poesía que el teatro de títeres permite. Por eso creo que tiene mucho gancho con el público, porque busca ser auténtico”, reflexiona Portilla sobre el cariño del público xalapeño por los títeres de Merequetengue.

Exploración del lenguaje de los títeres: origen de Merequetengue

El 30 de abril del 2000, David Aaron Estrada y Lorenzo Portilla, quienes en ese entonces eran estudiantes de la facultad de teatro de la Universidad Veracruzana, en el perfil de gestión cultural, fundaron Merequetengue.

Ambos estudiantes vieron este proyecto como “una exploración hacia el lenguaje de los títeres”, así como una posibilidad de abonar a su formación escolar y abrirse campo en el campo profesional, “sin saber que el grupo se convertiría en una asociación civil sólida con muchos proyectos más adelante”.

Sobre la asociación civil, Portilla comenta que en 2015, después de 15 años de una exploración constante en el teatro para niños, deciden ampliar formalmente todo el trabajo de gestión cultural y labor social que había realizado el grupo a lo largo de los años, y fundan la asociación civil.

Sin embargo, el artista escénico comenta que previamente tuvieron que consolidar el proyecto de repertorio a través de la experimentación constante, lo cual fue todo un desafío considerando que en el país “no existe una escuela de formación de titiriteros y titiriteras”.

Portilla reconoce que se vieron en la necesidad de generar su propia escuela y propiciar su propio desarrollo de formación:

“Entonces cada una de nuestras puestas en escena es un laboratorio de exploración en el lenguaje de los títeres,técnicas en las marionetas, el guiñol, el teatro de objetos, el teatro de papel, combinaciones de técnicas, la presencia de la danza, de la música, del actor, de la creación de texto, de la construcción plástica de cada uno de los elementos escénicos. Todo esto para nosotros ha sido un tema de la formación de 21 años”.

En la actualidad Merequetengue se conforma de la participación de diversos artistas, como: ilustradores, vestuaristas, músicos, artistas visuales, plásticos, actores y actrices, más el elenco estable compuesto por seis personas, entre quienes destacan dos pilares fundamentales: Aaron Estrada, cofundador del grupo, y Denise Valencia Romero.

¿A los niños les sigue gustando el teatro?: desafíos de la cultura veracruzana

“A los niños les interesa cualquier actividad que no insulte su inteligencia, lo que pasa es que sea dicho mucho que los niños de ahora son distintos y eso es obvio… pero cuando a un niño o niña se les enfrenta a un teatro participativo, auténtico, que es sincero, les convoca a participar, los escucha, tiene sensibilidad, entonces el público se atrapa”, dice Portilla.

Pero enseguida acota: “el problema somos los que estamos alrededor de los niños y las niñas… que creen que una pantalla o tablet es la única opción de entretenimiento”.

El titiritero señala la poca oferta dirigida a las infancias “son muy pocos los proyectos que buscan la participación de los niños y son escasos los espacios acondicionados para las infancias, cada vez son menos los museos, los conciertos, las exposiciones, las actividades destinadas a niños y niñas, porque pareciera que es un sector que siempre ha sido marginado”.

Por ejemplo, como destaca Portilla, el Rincón de los Títeres, primer teatro para títeres del país y máximo emblema del trabajo de Merequetengue, es el “único centro cultural veracruzano que ofrece de manera permanente, constante y con gran variedad todos los fines de semanas”.

El cofundador de Merequetengue considera que el reto más grande de este espacio independiente es “la sana resistencia hacia la indiferencia de los proyectos dirigidos a niñas y niños, siguen creyendo que el teatro para niños sólo entretiene, sólo hace bulla, es una golosina que se da a los niños para entretenerlos” y no se ve como lo que es, un teatro que invita “a la sensibilización y a la convivencia comunitaria”.

En ese sentido, el grupo Merequetengue se ha ampliado a otros sectores para cubrir la gran demanda cultural que hay en el estado de Veracruz. “Merequetengue no sólo está en el tema de la creación en el escenario, sino también la formación de nuevos creadores, trabajamos mucho con docentes, promotores de lectura, centros culturales”

Por si esto fuera poco, el grupo teatral también realiza desde hace 8 años acopio de bufandas para donarlas a zonas apartadas, así como diferentes obras con causa para ayudar a grupos vulnerables.

“En fin, procuramos que nuestras áreas estén muy amplias en el sector cultural y social”, explica Portilla, quien agrega que el grupo Merequetengue también cuenta con “La galería peatonal Juegos, trazos y Colores”, proyecto anexo al Rincón de los Títeres, fundado en 2015 y recientemente inauguraron el “árbol de la palabra”, un foro al aire libre que se construyó para la promoción y difusión de la lectura en voz alta.

La cultura xalapeña es segura: la pandemia y la nueva normalidad en el teatro

Sobre la pandemia, el cofundador de Merequetengue comenta que fue muy doloroso detenerse, después de 21 años de trayectoria artística sin parar. Si bien recuerda que tuvieron una experiencia en 2009 con la contingencia por el H1N1, sólo pararon un mes, situación que evidentemente no los preparó para el confinamiento que se experimentó a nivel mundial por meses.

Sobre todo, el tema en que fueron más golpeados fue en cuanto al financiamiento, pues “al ser un grupo independiente, el cual subsiste gracias a las donaciones que hace el público en las taquillas, de las giras y conferencias cursos que hacemos en todo el país, el detenernos así tan estrepitosamente para nosotros fue complicado”.

Sin embargo, el colectivo teatral encontró rápidamente la manera de subsanar el tema que más les interesaba: el contacto con el público, por lo que crearon el programa “La Covacha en casa”, el cual realiza transmisiones diarias desde marzo del 2020 hasta la fecha para acompañar a los niños, niñas y sus familias durante el confinamiento con títeres, cuentos e interacciones en vivo.

Asimismo, abrieron sus salas virtuales, desde el Rincón de los Títeres, en las cuales ofrecen funciones, conferencias y talleres. Pero, tampoco olvidaron a la población vulnerable:

“También buscamos la forma de integrar a públicos que no tienen acceso a las nuevas tecnologías, buscamos cómo trasladarnos, movernos a comunidades, a rancherías, a municipios apartados porque pareciera que este público nunca es tomado en cuenta”.

Sobre la recepción y adaptación de ambos proyectos, comenta Portilla que fue más difícil para los adultos y miembros de Merequetengue para los niños, ellos “son muy resilientes y han aprendido rapidísimo a adaptarse”, en cambio por su puesto que los titiriteros extrañaron la interacción con el público, las miradas, sorpresas de los niños, “pero después aprendimos que es una forma distinta de hacer teatro”.

Finalmente, Portilla asegura que “la cultura en Xalapa es segura, los recintos culturales culturales independientes de la ciudad por nuestra formación humanista estamos siendo muy responsables para un retorno seguro y colectivo” y recordó que el Rincón de los Títeres tiene nuevamente abiertas sus puertas para todas las infancias que requieran distraerse un poco, asimismo concluye que la “mejor forma de apoyar a los recintos culturales de Xalapa es asistiendo”.

AVC

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