En ello coincidieron investigadores y académicos de la UNAM, la UAM, el CIDE y el Cinvestav.

05/05/2021, Xalapa, Ver.-Académicos e investigadores de diversas universidades públicas del país disertaron sobre la política de evaluación de la ciencia, tecnología e innovación (CTI), y de los mecanismos y criterios para garantizar una evaluación equilibrada, basada en la calidad académica en procesos de evaluación de proyectos, programas de posgrado, otorgamiento de becas y desempeño académico. 

Este encuentro se realizó el pasado 30 de abril, en el marco del Foro Interuniversitario “Jornadas de reflexión sobre el sistema de ciencia, tecnología e innovación que necesitamos para el futuro”, organizado por 10 instituciones de educación superior (IES) públicas y privadas, del 26 al 30 de abril. 

Previo a la clausura del foro y bajo la moderación de Javier Jasso, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), participaron los ponentes: Giovanna Valenti y Luis Mier y Terán, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM); Alejandro Canales, de la UNAM, y David Arellano, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). 

También vertieron sus comentarios: Leopoldo Santos Argumedo, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional; Ignacio Quepons Ramírez, de la Universidad Veracruzana (UV), y Judith Zubieta, de la UNAM. 

En la sesión transmitida por YouTube comentaron en torno a los siguientes puntos: ¿cuáles mecanismos y criterios permiten garantizar una evaluación equilibrada, basada en la calidad académica en procesos de evaluación, de proyectos, de programas de posgrado, otorgamiento de becas y desempeño académico?; ¿cuáles son las principales fallas desistema actual de evaluación? 

David Arellano dijo que CTI son actividades en red, heterogéneas, diversas y fundamentales para hablar de evaluación. Esta actividad puede conceptualizarse como una red, compuesta y desarrollada por una multiplicidad de organizaciones, agentes sociales, económicos y políticos. 

Es posible que cada uno de ellos tenga la disponibilidad de coordinarse y colaborar para lograr objetivos de mayor envergadura en beneficio de los participantes, incluso de la sociedad en general.” 

Señaló que los gobiernos juegan un papel muy importante en esta red, pero son sólo un actor entre varios, y en los tiempos contemporáneos es necesario una redefinición política y no solamente técnica de esta actividad. 

“Uno de los fines de una política pública de ciencia, tecnología e innovación es crear la posibilidad de que esta arena heterogénea pueda coordinarse para generar mejores resultados para todos los agentes involucrados, incluso para la población.” 

Los instrumentos de evaluación son demasiados imperfectos y cada uno de ellos tiene ventajas y desventajas, puntualizó. 

Por su parte, Giovanna Valenti, doctora en Ciencias Sociales, hizo una distinción sobre la evaluación de individuos, posgrados, proyectos y becas, que es diferente de aquella que forma parte del proceso de políticas públicas y gubernamentales. 

Una de ellas es la del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dirigida a evaluar los programas y proyectos directamente relacionados con el bienestar social. 

No está claro a qué están ligadas, forman parte del proceso de las decisionespero no es claro cómo se utilizan e incorporan los resultados de las evaluaciones a las decisiones y al desenvolvimiento de los programas y políticas impulsadas.” 

También opinó respecto a la evaluación implementada dentro de la política educativa superior y de ciencia y tecnología desde mediados de la década de los ochenta, dirigida a los individuos, posgrados, proyectos de investigación, y directamente vinculada a un premio o a una sanción. 

“Un problema que arrastra este modelo de evaluación es que para los que nos dedicamos a la producción académica nuestro salario se compone de sueldo base más incentivos, y cada año depende de lo que hicimos y de la evaluación de nuestras actividades.” 

Es un problema creado por el gobierno y que no se ha querido resolver, subrayó. 

Alejandro Canales, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, consideró que no es fortuito que las jornadas cierren con este tema, pues los aspectos relacionados con el financiamientoevaluación y calidad han tenido amplias y profundas repercusiones en la organización del sistema actual. 

Al enfatizar el inicio de la política de evaluación, hace 30 años, señaló que el financiamiento, la evaluación y la calidad eran los temas principales. En la actualidad, siguen y seguirán vigentes en la agenda. 

Subrayó que, si hay organizaciones y actividades acostumbradas a la evaluación, ésas son las de índole académico y científico, y desde siempre han formado parte de sus ejercicios, de su cultura y sus rutinas. 

El científico agregó que, a diferencia de hace tres décadas, actualmente la evaluación se asoció con el otorgamiento de recursos financieros. Es decir, el tipo de evaluación practicada a partir de los años noventa ha trastocado profundamente la dinámica del sistema científico, tecnológico y educativo. 

En su intervención, Luis Mier y Terán, investigador en el Departamento de Física de la UAM y ex rector de la misma institución, se enfocó en las ideas básicas de la evaluación y de su importancia. 

“Cuando se evalúa se trata de distinguir entre lo falso y lo verdadero, entre lo bien y mal hecho, entre lo que tiene calidad y lo que no, entre ciencia bien hecha y mal hecha, desenmascarar el fraude y la falsa ciencia. 

Por tanto, destacó que, así como cualquier experimento científico requiere un diseño previo, el diseño de las políticas públicas debe implementar una estrategia de aproximaciones sucesivas en las que están bien definidos los parámetros de cada aproximación. 

Se trata de medir sus resultados intermedios, a esos parámetros les llamamos indicadores y tienen que estar bien definidos, calibrados con insumos realizables.