Y en la sobriedad de esta noche, donde los pájaros han dormido su canto, he despertado a la nostalgia de la duda. Aun si miro mis ojos en el espejo, los siento no míos y me miran, y me demandan que los abra para no tropezar de nuevo. Me he desconocido desde hace tiempo, desde que miré fallecer a la Nochebuena y nacer en lo que era ella a un árbol distinto. He estado en extravío disolviendo de mi memoria mi cara, pero hoy que los pájaros durmieron su canto, que me miré y te he mirado, he venido para encontrarme, si es que queda un vestigio de mí.

 

 

 

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