A muchos alientistas les da por cantar, acaso se deba a que esos instrumentos —los de aliento y la voz humana—, como los pájaros, se valen de la garganta para decirle sus verdades a cuanto ser vivo se cruce en su camino. Chet Baker, Dizzy Gillespie y, por supuesto, Louis Armstrong son apenas tres ejemplos de grandes instrumentistas de aliento que cantaron maravillosamente, en Guatemala hay una mujer muy joven que se desenvuelve con la misma soltura en el saxofón y en el canto, Rosse Aguilar, voz melódica del cuarteto Imox Jazz desde hace catorce años.

Con Rosse me sucede lo mismo que con el entrañabilísimo Chet, la oigo tocar y no quiero que suelte el saxofón, la oigo cantar y no quiero que tome el saxofón, oigo su scat y no quiero que vuelva la palabra ni las voces del alto o del tenor. Con Imox Jazz, Rosse ha desarrollado un sonido muy contemporáneo que, siendo universal, no se desentiende de la raíz popular guatemalteca. La contingencia que azota a todo el mundo desde hace más de un año la llevó a ensimismarse y explorar su voz personal, así nació Que todo el mundo sepa, el tema inaugural de su faceta solista. Enterémonos —ustedes, yo y el resto del mundo— de los pormenores en la voz de la jazzista guatemalteca.

Imox Jazz

Empecé a anunciarme a mí misma en aquellos años en los que no había redes sociales ni nada, poco a poco empecé a decirle a la gente hola, soy Rosse, toco saxofón y canto, llámame a tocar, no me importa que no me pagues. Casi todos los músicos pasamos una etapa así, yo pasé todos esos años buscando con quién tocar para hacerme un nombre como músico y me topé con el trío Imox Jazz y me integré en el año 2007, los únicos que permanecemos en el cuarteto hasta el día de hoy somos el pianista, Víctor Arriaza, y mi persona. El grupo ha cambiado de integrantes desde entonces, hasta que llegamos a la configuración actual, junto a Luis Pedro González en el bajo y David Batz en la batería.

El movimiento del jazz en Guatemala existía de una forma pequeña, pero ya contábamos con grandes jazzistas como el guitarrista Germán Giordano —uno de los pocos guatemaltecos graduados de Berklee College of Music—, y Fernando Pérez Latin Band. Imox Jazz vino a aportar a esta industria creciente y nuestro aporte no solo fue con los standards de jazz, sino también con música original y arreglos.

Se podría decir que somos el grupo pionero de nuestra generación, luego siguieron surgiendo grupos de la generación siguiente. Ahora Guatemala cuenta con varios grupos de jazz.

Cuando ingresé a Imox, sabía muy poco de jazz porque no tenía ese entrenamiento académico, pero haber entrado al grupo me cambió mucho la vida porque, como no había educación del jazz formal aquí en Guatemala, nos poníamos a estudiar juntos el pianista, el bajista y yo, éramos grandes amigos y éramos colegas de estudio. A veces nos juntábamos para ensayar pero en lugar de ensayar nos poníamos a estudiar armonía, nos poníamos a ver libros de composición.

Nueva perspectiva

Yo nunca llevé un curso de formal de composición, pero mi proceso con el cuarteto fue esa fuerza que necesitaba para sacar mi lado de compositora; dije yo también quiero componer, y mientras seguía estudiando armonía me iba dando cuenta de los movimientos que hacían los compositores de jazz, hacia qué grado iba la melodía, etcétera, y como también iba estudiando scat, comprendí cómo se hacen los movimientos melódicos. Empezaron a surgir las composiciones desde el año 2010, cuando hice mi primera composición, el tema New Perspective, ahí fue el arranque. Y fue una bola de nieve que nunca de detuvo, a la fecha sigo trabajando composición.

Me gusta mucho meterme a concursos de composición y algunas de mis canciones ya han participado en el John Lennon, en el Internacional Songwriting, en un concurso nacional de acá que se llama AEI Guatemala, en un concurso nacional de composición de jazz de Guatemala. Siempre que meto alguna canción a un concurso, sale entre los primeros tres lugares. El año pasado hubo una convocatoria abierta a nivel mundial para escribirle una canción a Israel, el país, entonces dije bueno, ¿por qué no?, y lo hice. Era montón de canciones de muchos países y mi canción quedó entre las doce mejores del mundo, y luego quedó en séptimo lugar, ¡imaginate!

Footprints

Con Imox Jazz tenemos cuatro discos, el primero se llama Caffeine Effect, lo grabamos en el año 2011 y me da risa porque yo escucho ese disco ahora y no me reconozco, digo creo que he cambiado un montón (risas), ya no canto así, ya no toco así. Es un disco de standards de jazz y dos composiciones originales del pianista.

El siguiente disco fue un EP que se titula Cuatro Piezas Guatemaltecas, hicimos arreglos jazz a cuatro temas guatemaltecos que fueron muy populares en nuestra cultura, yo escogí un son quiché que se llama El Mishito y fue de muchísimo agrado del público.

Luego hicimos el disco Caminando, primero salió el Lado A —ese fue el tercero—, luego hicimos Caminando Lado B —jugamos un poco a lo vintage: Lado A, Lado B—. Esos discos ya tienen un setenta por ciento de composiciones mías.

Que todo el mundo sepa

Ahora estoy por lanzar mi primer sencillo como líder, no lo estoy haciendo con el cuarteto porque a veces se me ocurren ideas musicales que se salen un poco de la línea del grupo, esta canción, por ejemplo, tiene mucha tendencia al bolero tradicional pero con sus toques de scat de jazz.

El proceso de composición en Imox es algo así: yo escribo la música la letra y ya luego la presentó al grupo. La pieza que voy a presentar ahora, la hice y luego se presenté al pianista, Víctor Arriaza, y juntos fuimos produciendo, llamamos a otros músicos a colaborar, así es cómo surgen las ideas.

Mis canciones generalmente son experiencias que he vivido, esta canción que estoy presentando ahora representa muchas cosas muy bonitas; durante la cuarentena que vivimos el año pasado, definitivamente se acabaron los conciertos, se acabaron los «toques» —como decimos acá—, se acabaron las giras, se acabaron los viajes. Adiós a la música en vivo pero para mí fue una época muy buena porque me di el tiempo para hacer todos aquellos pendientes musicales que tenía, y presentar un tema como solista era una inquietud que tenía hace muchísimos años pero tenía tanto que hacer que me aturdí y nunca lo he hice, y durante el encierro me di el tiempo para hacerlo. Esa es una de las razones por las que es muy especial esta canción, la otra es porque durante la cuarentena mi relación con mi pareja se fue al cielo, fue muy buena y la letra de esta canción precisamente es una dedicatoria.

El encierro fue bueno para mí en muchísimas áreas, tanto para darme un tiempo a mí misma, como para explorar otros géneros musicales; aquí, en Guatemala, la gente me tiene muy etiquetada en el jazz y yo quiero que todos escuchen que también puedo ser versátil, que también puedo hacer música en otros géneros, por eso es que hice esta pieza en un género como bolero latino. Voy a sacar este sencillo el viernes nueve de abril a través de tales plataformas, estén pendientes. Apple Music, Amazon Music, YouTube, Deezer.

 

LADO A: Days of jazz and Rosse

 

 




 

 

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