En esta última parte de la conversación, Luis Barragán habla de sus experiencias en Cuba y diversos proyectos jazzísticos de Xalapa.
Cuba, qué linda es Cuba
En 2017 tuve la oportunidad de irme de intercambio a Cuba y estuve allá desde septiembre de 2017 hasta junio de 2018. Allá estuve en el coro de cámara del ISA —Instituto Superior de las Artes—, es la escuela más importante de música, y de artes en general, que hay en Cuba, está en La Habana. Eso también fue muy importante porque estuvimos en el Festival de Coros Santiago de Cuba, es internacional y van muchos coros.
El nivel que tienen, en general, los ensambles vocales y los coros en Cuba es diferente porque tienen una cultura que es más grande, que lleva más años, allá incluso hay una licenciatura en canto coral, entonces hay un tremendo nivel de ensambles vocales que me dejó muy sorprendido, y aunque ya los conocía, formar parte del trabajo fue diferente.
Estar en el coro, que me dirigiera una directora cubana con ese rigor que tienen y trabajar con todos los compañeros que traen ese mismo chip y buscan que el resultado sea lo mejor que se pueda, también fue muy importante para mí.
También estuve tomando clases de flauta, la flauta siempre ha estado a la par, eso nunca ha fallado porque es mi especialidad en la carrera y de eso me titulé, y aunque quizá el canto ha sido ligeramente más importante en mi vida y me ha dado un poco más de herramientas y es a lo que más me gusta dedicarme, la flauta tiene un lugar muy importante que no va a perder en ningún momento.
Nawi
Hace como un año y medio, Vox Populi tomó un descanso y coincidió que, en ese momento, Nawi Vocal —otro ensamble súper bueno de aquí de Xalapa— necesitaba una voz porque una integrante, Ana Pau, se había ido a trabajar a un crucero y necesitaban un suplente para hacer el concierto del Festival JazzUV del 2019. Me invitaron y yo me sentí soñado porque conocía el trabajo de Nawi —imposible no conocer los ensambles que existen aquí en Xalapa y conocer su trabajo—, los cuatro son excelentes cantantes y me emocioné muchísimo. Cuando me hablaron, dije por supuesto que sí y me dijeron pero el concierto es en dos semanas y necesitamos un suplente que saque todo rápido. Hicimos muchos ensayos, nos volvimos locos ensayando pero el concierto salió tan bien que me pidieron que me quedara, y yo lo propuse también porque me encantó el proyecto, fue algo mutuo, yo no quería irme y ellos no querían que me fuera, Cuando Ana Pau regresó del crucero, simplemente lo acomodamos todo y pasó de cuarteto a quinteto.
Esos chavos también me han enseñado muchísimo, el nivel nivel que tienen es muy alto, la exigencia en los ensayos es muy grande, son muy detallistas en el montaje del repertorio, en interpretación, en cada aspecto; son muy buenos y técnicamente, como cantantes, los cuatro son increíbles. Eso también ha sido muy importante para mí.
Lirio
El año pasado participé con Sergio Ábrego en un proyecto de música latinoamericana, hizo unos arreglos para cierto conjunto instrumental y me invitó, hice alguno que otro coro pero lo principal que estuve haciendo ahí fue tocar la flauta. El proyecto se llamó Lirio, un poco antes de diciembre grabamos un video en el foro de la Galería de Arte Contemporáneo y quedó muy bueno.
Voice and Soul
En Colima estuve en un grupo que se llama Rubato, estaba un saxofonista, un pianista, un baterista y yo, éramos un combo pequeño de jazz, tocábamos unos cuantos standards y algunas cosas de rhythm and blues, pero en realidad, más allá de la auditiva y de imitación y de estudiar la historia y esas cosas, yo no había tenido una formación de jazz hasta que llegue aquí, en la Facultad de Música pude tomar materias optativas que estaban enfocadas mucho al jazz, también clases de historia del jazz y, sobre todo, lo que más me marcó cuando llegué fue conocer al pianista Édgar Dorantes, se apiadó de mí o no sé qué pasó pero congeniamos muy bien, yo le tengo mucho aprecio, le tengo mucha estima y es un grandísimo músico.
Por algún azar del destino, en una clase me acompañó una canción, si me acuerdo bien, fue Body and Soul, creo que eso fue lo primero que tocamos juntos y yo quedé muy maravillado de la manera en que me acompañó y de cómo salió toda esa canción. Después fui con él y como él estaba en ese mismo canal, empezamos a trabajar en canciones, a montar repertorio y tuvimos unos cuantos gigs en La Culpa, aquí en Xalapa, y en la Pizzería Roma, en Coatepec. La verdad es que tocar con él fue un gran aprendizaje para mí, después fue el maestro que me dio casi todas las materias de jazz en la Facultad, me pasó mucho conocimiento, me incitó mucho a estudiar, a prepararme como músico de jazz. Esa fue la manera en que aprendí a tocar jazz y empecé a relacionarme.
También, casi el setenta por ciento de los integrantes de Vox Populi eran gente de JazzUV y eran mis amigos porque no pasaba mucho tiempo en la Facultad. Empecé a ir a las jam de JazzUV, empecé a conocer cada vez más y más gente de JazzUV y como me gusta muchísimo el jazz —es de lo que más me gusta hacer y escuchar—, siempre estuve relacionándome y he tenido la oportunidad de interactuar con varios estudiantes y maestros.
El semestre pasado tuve la fortuna de ser invitado a formar parte de JazzUV y desde septiembre del año pasado estoy dando clases de ensamble vocal y una colectiva de instrumento, es una clase complementaria a la clase de instrumento en la que vemos cosas de improvisación, cosas de musicalidad, cualquier cosa que pueda ayudar a los estudiantes con su instrumento.
Estando en JazzUV, formé un cuarteto con tres maestros: Tavo Bureau [batería], Luis Rodríguez [piano] y Jorge Gamboa [contrabajo]; hicimos un concierto para el Seminario Virtual JazzUV que se hizo en diciembre, eso también estuvo muy bueno y ha sido importante en mi carrera en el jazz.
PRIMERA PARTE: Decoro, aliento y encanto
SEGUNDA PARTE: De buenas en la Atenas
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