A Ernesto Trujillo le disgusta que le tomen fotografías, pero le encanta “hacer foto, tomar el momento y mostrar lo que otros no ven en la cotidianidad de la vida”, incluso confiesa que se siente “bastante bien” cuando las imágenes captadas por él arrancan una sonrisa y el cliente queda satisfecho, feliz y con ganas de volver a pagar siete pesos por otra foto.

En marzo del 2020 comenzó la pandemia, y en Xalapa de un sopetón cerraron las puertas de bares, restaurantes, salones de fiesta y banquetes a causa del coronavirus, eso hizo que Ernesto se le acabara el trabajo de hacer videograbaciones para publicidad.

Se quedó sin dinero, y aunque le recomendaron buscar la chamba de chofer de taxi, de pintar casas, o de lo que sea, él le hizo caso a su corazón y se aferró a su cámara, e inició el oficio de la fotografía.

El camarógrafo y editor de video saltó a las redes sociales cuando una usuaria subió su fotografía en la que se veía él con una camiseta del equipo de fútbol Chivas Rayadas del Guadalajara; se le ve abrazando con fuerza su cámara fotográfica, lámparas que dan luz para hacer las fotos y un cartel que reza “Fotos bonitas $7 pesos”.

Pero la imagen del fotógrafo Ernesto se hizo aún más famosa en redes sociales el sábado 20 de febrero del 2021, cuando el equipo de fútbol Chivas a través de su cuenta oficial de Twitter escribió “Hoy en el día del fotógrafo en 🇲🇽, queríamos sorprender a nuestro Chiva Hermano de Xalapa, pero no hemos podido localizarlo.

Para él si fue una sorpresa que el Equipo de Fútbol lo buscara, le agradó la idea, y esperará a ver la sorpresa que le tienen preparada, sin embargo esto no borra su preocupación de obtener un empleo, un contrato para hacer videograbaciones, lo que le asegure un ingreso para pagar renta, alimentos, luz, agua, internet y la compra de material fotográfico.

En abril y mayo del 2020, no hubo empleo, ni ingresos económicos para Ernesto, así que elaboró un cartel, tomó su cámara, y salió al centro de la ciudad para ofrecer “fotos bonitas por 5 pesos”, y aunque sabía que eso significaba “malbaratar” el trabajo, no le quedó de otra, pues su “hambre” era mayor.

“En Mayo estaba yo delgado, solo comía una o dos veces por día, no tenía para más. Ahorita ya subí de peso. Me aventé seis meses vendiendo fotos de 5 pesos, pero le criticaban y la subí a 7 pesos” expuso.

Hay días “duros” en qué Ernesto alcanza a reunir entre 20 y 30 pesos por la venta de sus fotos, y la situación se pone peor cuando llegan los inspectores del Departamento de Inspección y Atención Comercial (DIAC) y lo retiran del centro para enviarlo a alguna parte del Paseo de Los Lagos.

Sin embargo, comenta, que su necesidad de estar en el centro es porque ahí va y viene la gente, hay policías todo el tiempo y difícilmente podría ser víctima de robo o asalto, en cambio si se aleja del primer cuadro de la ciudad, crece el riesgo de que los delincuentes lo ataquen.

“El rollo es que soy atracarle, no me puedo ir lejos del centro porque ando cargando mi cámara, es visible, llama la atención, es de valor” afirmó el camarógrafo con nueve años de experiencia.

A sus 34 años, Ernesto recomienda a los adolescentes estudiar una carrera profesional, porque en su caso sabe “hacer muchas cosas” en fotografía, videograbaciones y editar, pero cuando ha necesitado escalar a algún trabajo, le exigen un título de universidad.

A Ernesto no le gusta decir que ofrece al público a cambio de $7 pesos, porque hay otras personas que comenzaron a imitar su idea, sin embargo no han actuado con responsabilidad.

“Le huyo a la gente que se cree lista. Porque han dicho que por siete pesos les harán una sesión de fotos, y no, mi idea original es hacer una fotografía para las personas que van caminando con sus bolsas, es una idea original porque yo a la gente la veo y sé en qué momento tomarle la fotografía” explicó.

Con estudios de secundaria terminada, Ernesto se define como un hombre “tenaz, disciplinado y responsable”, lo que le ha llevado a tener empleos y le contraten sus servicios.

Asegura que aunque otros fotógrafos han tratado de imitar si trabajo de “Fotos bonitas $7 pesos”, lo único que han hecho es quedar mal con el cliente.

En los primeros días de febrero del 2021, el hombre soltero y sin hijos, se cayó en el centro de la ciudad, se lastimó el pie, así que fue apoyado por otros ciudadanos que lo llevaron a un hospital para que le curaran, y ahí los médicos lo mandaron a quedarse quieto en casa.

“Yo he grabado, he tomado fotos, y siempre he estado del otro lado de la cámara, por eso cuando me toman la fotografía y la suben a redes y me veo, me siento raro, yo mejor me centro en el trabajo. Pero esta vez me dio estrés verme en fotos y yo solito me caí, y vas para abajo. No me gusta que me tomen fotos” expresó.

Finalmente Ernesto Trujillo reconoce que no podría separarse de su cámara, y aunque tenga que salir a las calles con frío, sol y lluvia a tomar fotos digitales de $7 pesos, prefiere hacerlo a tener que iniciar la práctica de un oficio diferente.

“Tengo muchos años con el oficio de camarógrafo, no quise desprenderme de mi cara, así que dije vámonos a la calle. Sé que la calle es lo último que nos puede pasar, y sé que después de la calle ya no hay nada. Soy un fotógrafo de calle, tal vez informal pero legal, porque lo hago con esfuerzo, tenacidad y disciplina para quedar bien con el cliente” finalizó.

AVC/Verónica Huerta

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