El miércoles pasado, la Magistrada Isabel Inés Romero Cruz, Presidenta del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de Veracruz, hizo entrega de la Ciudad Judicial en el municipio de Medellín, un espacio que concentrará la sede del juzgado digital, dos salas de juicios orales, un Centro de Convivencia Familiar (CECOFAM), un Centro Estatal de Justicia Alternativa de Veracruz (CEJAV), el Juzgado Municipal, el Juzgado Laboral, un centro de Conciliación, así como la Coordinación de Defensores Públicos, entre otros.

Ahí, acompañada de diputados federales, locales y autoridades municipales, exhortó a los servidores públicos del Poder Judicial de Veracruz para que se conduzcan con total y absoluta transparencia alejados de la corrupción, lastre que ha dañado profundamente a la sociedad veracruzana. “No tendré duda alguna en aplicar el peso de la ley a quienes se compruebe que actuaron fuera de ella, porque tenemos que mantener el Estado de Derecho”.

También pidió a las y los trabajadores que conforman este Poder a conducirse con humildad y responsabilidad para dar un buen desempeño y destacó que no permitiría incompetencia entre servidores públicos y mucho menos, tráfico de influencias.

Sin embargo, nos dice un lector de esa zona, ¿sabrá la Magistrada Isabel Inés Romero Cruz del modo en que se conduce la jueza Marlem González Pérez, quien se encuentra despachando en dicho órgano jurisdiccional desde hace más de un año, cargo al que llegó impulsada por la fallida presidenta Sofía Martínez Huerta?

La abogada Marlem González Pérez, nos comentan, habría hecho del tráfico de influencias su modus vivendi. Sólo basta con preguntar a muchos abogados litigantes de la región, qué es lo que se debe hacer para que sus asuntos salgan rápidamente.

González Pérez ha concursado en ocasiones anteriores para ser magistrada en el Poder Judicial de Veracruz; sin embargo, debido a su estrecha, personal y cercana relación con Sofía Martínez Huerta pudo colocarse como Juez en tal instancia.

En la Ciudad Judicial de Medellín comentan de la devoción que la jueza Marlem González le tiene a doña Chofi y cómo se la pasa elogiándola, para dejar en claro que fue ella quien la colocó en su actual puesto, ya que sus antecedentes en la materia jurisdiccional carecen de relevancia.

Por poner un ejemplo, en 2019, mientras Marlem González Pérez se desempeñaba como Jueza Cuarta de Primera Instancia en asuntos especializados de lo familiar, en la ciudad de Córdoba, el Colegio de Abogados denunció su particular incompetencia, ya que en seis meses que estuvo en ese cargo, no dictó ninguna sola sentencia.

De igual forma, aunque la guardia y custodia de los menores es un tema de suma importancia, y posiblemente el más prioritario en los juzgados familiares, ella nunca presidió las audiencias, aun cuando la reglamentación así lo exige.

Dicha acción la desempeña de igual forma ahora que se encuentra en el Juzgado Digital de Medellín, pues según testimonios que amablemente nos hicieron llegar diversos abogados de la zona, dichas audiencias son levantadas por los oficiales de las mesas o en su caso la proyectista; la jueza nunca se aparece, además de que se incorpora alrededor de las 12:00 pm, aun cuando la entrada y apertura del Juzgado es a las 8:30 am.

Se sabe, a decir de los abogados inconformes, que la única razón por la que ostenta el cargo, es por su relación con Sofía Huerta. En la Ciudad Judicial de Medellín, Marlem González Pérez no resuelve ningún trámite y sólo bastaría darse una vuelta por el juzgado para comprobar las filas de abogados molestos por las presuntas deficiencias en la impartición de justicia.

La magistrada Isabel Inés Romero Cruz debe de tomar nota de estas quejas, para hacer realidad las palabras pronunciadas en la inauguración de la Ciudad Judicial de Medellín, en el sentido de que no permitirá incompetencia entre servidores públicos y mucho menos, tráfico de influencias. @luisromero85