En algunos textos previos he referenciado la existencia de un “pacto de caballeros” entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, firmado en Palacio Nacional durante julio del 2018; lo cerraron con un fuerte apretón de manos. AMLO era candidato ganador; EPN necesitaba un “borrón y cuenta nueva”.

De manera general, tal como lo he revelado y detallado en distintos momentos, después de una larga y tranquila charla, se acordó que Enrique Peña y varios de sus más cercanos colaboradores, no tendrían mayor problema ante cualquier eventualidad durante el tiempo que gobernara López Obrador.

Establecí comunicación con amigos de EPN en España que dicen conocer, de propia voz del mexiquense, algunas particularidades de dicho acuerdo, más allá de la parte “macro” que ya he compartido en El UNIVERSAL. La tranquilidad del expresidente radica, realmente, en las “letras pequeñas” de lo charlado aquel julio del 2018.

AMLO se comprometió a no ir por Enrique Peña, y en su lugar, entregar o perseguir un par de cabezas grandes, sin importar el número de “mandos medios” que pudieran recalar en la cárcel. Luis Videgaray no entraba en el pacto, por petición especial de López Obrador, a pesar de los múltiples esfuerzos de EPN para incluirlo.

Peña nunca pidió por Emilio Lozoya, de hecho, ni lo mencionó, pero sí se refirió a Rosario Robles, a quien señaló como “su gran amiga” en aquella charla en Palacio Nacional. López Obrador lo “paró en seco”: el tema de su ex compañera de partido no estaba a discusión, “era capaz, incluso, de olvidarse de Videgaray, pero nunca de Robles”.

AMLO ofreció referirse con respeto a él en cualquier intervención pública o ante medios de comunicación. “Además, acordaron mantener comunicación constante por teléfono, o en su caso, a través de terceros. Y así es, no pasan más de 6 meses sin que tengan algún intercambio”, comentan fuentes en España.

Sin embargo, existen las clásicas “letras pequeñas”, mismas que sin haberse mencionado durante esa charla del 2018, quedaron claras para ambos: si en algún momento cualquiera de los dos irrespetaba el pacto, tanto uno como el otro filtrarían lo necesario para exhibirse o destruirse. “EPN tiene mucho para desquiciar a AMLO, como el Presidente cuenta con varios argumentos que acabarían con la sonrisa de EPN”, me dicen.

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