Cuando eran oposición las llamaron “benditas”, hoy que son el centro de la crítica exigen regulación en las redes sociales; antes se burlaban de otros actores políticos y encontraban en Twitter y Facebook un espacio para difundir información, para que su masa cautiva desahogara todo el resentimiento y coordinarse, asegurando el camino que los llevó donde están hoy. Tenía razón Ricky Rikin al decir “el problema Andrés Manuel es que no entiendes el Mundo”. Aunque si reconocemos que en México, y gran parte del mundo, las leyes enfocadas al mundo sociodigital no existen o están fuera del contexto real y actual.

Como sabemos, recientemente el Senador de MORENA Ricardo Monreal puso a consideración de “expertos” una iniciativa que tiene como objeto regular las redes sociales, con el gancho discursivo de ofrecer justicia ante actos de censura y proteger datos personales; en su documento se plantea incluir en el esquema a cualquier empresa que ofrezca servicio en ese giro y que cuente con el mínimo de un mínimo de un millón de usuarios. Sin señalar directamente lo que todos conocemos, Monreal se refiere a Twitter, Facebook, Instagram, Telegram, WhatsApp, TikTok entre algunas otras.

El documento contiene puntos que pueden analizarse desde varias perspectivas, aunque resulta ocioso, pues fundamentalmente es contradictorio; por ejemplo, Monreal dice que habrá que echar mano del Instituto Federal de Telecomunicaciones, ese que es parte de los organismos autónomos que su jefe Andrés Manuel quiere desaparecer, a menos que sea una trampa y ese control de las redes se herede a una secretaría de Estado cuando el IFT desaparezca por instrucciones del señor licenciado el presidente.

Además, el moderno Senador, quiere que las empresas de redes sociales pongan a consideración de la autoridad regulatoria los términos y condiciones de servicio, para luego aprobarlos o desaprobarlos; una tontería mas. ¿Se imaginan a la gente de Facebook y Twitter adaptando sus términos y condiciones por capricho del senador? Es de risa simplemente pensar, como mero ejercicio lúdico, que Mark Zuckerberg se entregue a los caprichos y dogma de la 4T, el mismo que enfrentó al Senado de Estados Unidos con la frase «todos los días, alrededor de cien mil millones de veces al día, la gente acude a nuestros servicios para usarlos de alguna manera, ya sea para publicar una foto, enviar un mensaje, etcétera, porque saben que tienen el control de sus datos»

Mas, menos, la iniciativa implicaría obligar a las empresas a invertir en personal para atención al cliente de manera física y daría la atribución al IFT de imponer sanciones económicas ante cualquier queja procedente. De fondo el asunto no va por ahí. Incluso hay asuntos graves en ese ámbito que no son considerados y realmente afectan de manera directa a grupos vulnerables de la sociedad, la pornografía infantil, la trata, y el acoso cibernético que se convierte en delitos contr mujeres, niñas y jóvenes; pero eso no les importa, lo que quieren es el control del discurso colectivo.

Durante el tiempo de campaña de López Obrador, según una evaluación hecha en conjunto por Forbes México y Brandwatch, el tabasqueño tomó en sus manos 40% del total de la conversación que se generó en las redes sociales, manteniéndose muy por encima de sus adversarios, quienes rondaron menos de 20%. “Se nota totalmente la fortaleza que tiene AMLO en las redes sociales. Su gente no sólo lo sigue, sino que es su primera línea de defensa. Si lo comparas con lo que le pasa a Peña Nieto, es todo lo contrario: un presidente carente de cualquier tipo de apoyo en este universo”, explicó en aquuel momento Frank Estrada, un reconocido analista de redes sociales.

En la publicación que citamos de Forbes ya se planteaba que el gran poder de las redes sociales ameritaba cautela de parte del presidente, porque, dado lo vertiginoso que es el movimiento en las redes sociales, el panorama podría cambiar para él antes de lo esperado. Para el fundador de Victory Lab, Carlos Merlo, los mexicanos que están activos en las redes sociales ya no se creen todo lo que ahí se dice, como sucedía antes: “A mí me parece que, poco a poco, la gente ha ido despertando en redes sociales, y eso está reduciendo el margen que anteriormente se tenía para tratar de engañarlos”.

Hoy, con un reciente estudio de la consultora Integralia, vemos que la realidad es como se planteó anteriormente; no hubo cautela y los dinosaurios de la 4T creen que seguimos siendo los mismos mexicanos que todo nos creemos. las opiniones sobre el presidente Andrés Manuel López Obrador en Twitter son mayoritariamente negativas. Esto ocurre en el contexto de los ataques que el mandatario ha lanzado contra esta red social.

En una gráfica con una serie histórica que realiza desde octubre de 2019, Integralia Consultores encontró que en enero de 2021 las opiniones negativas entre los usuarios de Twitter sobre el presidente son 56 por ciento, mientras que positivas son 40 por ciento.

Esto ocurre después de que López Obrador ha denunciado “censura” por la cancelación de la cuenta de Donald Trump tras el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, de sus pretensiones de regular esa red social y de sus denuncias contra Hugo Rodríguez, encargado de Twitter México, por su presunta panismo.

Sin embargo, las opiniones negativas están lejos de su punto más alto, que Integralia Consultores ubica en octubre de 2020, en la coyuntura de la aprobación del Congreso de la desaparición de fideicomisos, cuando rondó el 80 por ciento. Por el contrario, sólo en una ocasión las opiniones positivas sobre López Obrador fueron mayoritarias: en julio de 2020, en el marco de su visita a Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos, con cerca de 50 por ciento, mientras que las negativas rondaron el 40 por ciento. Con esa excepción, la serie muestra que desde octubre de 2019 en Twitter han predominado las opiniones negativas sobre López Obrador.

De proceder el documento de Ricardo Monreal y convertirse en una iniciativa formal presentada ante el parlamento, conocerán en carne propia algo como jalarle la cola al tigre, y sería mayor, como pellizcarle los tenates. Además perderían uno de sus campos de ación, pues desde ahí es donde ejecutan campañas de desprestigio y acoso digital hacia los medios de comunicación y sus colaboradores, como ha sido el caso de un servidor.