La corriente electoral de Andrés Manuel López Obrador, que arrastró al triunfo a
gobernadores, alcaldes, diputados locales y federales así como Senadores, creó un
sentimiento entre quienes ganaron y sus equipo de llegar con facilidad al cargo;
sentimiento que permanece en el imaginario de los morenistas que están seguros que
la que viene, la que sigue y todas las elecciones, las ganarán por la sencilla razón de
que mientras su gobierno reparta dinero entre los holgazanes, los adictos, los
desempleados y los que no tienen de qué vivir, van a seguirla pasando “a todas
margartitas” y por eso votarán por ellos para que los sigan manteniendo. Estos
votantes no cuentan con que si quien reparte la lana para los jodidos se la queda ya
pelaron; si su gobierno pierde mayoría en el congreso, como parece que va a suceder,
también van a valer queso; que si su mecenas decide cortar los programas de
asistencia social para quedarse él y sus hijos con ese dinero, también pelaron. En fin,
que no entienden que eso de recibir dinero gratis es una ilusión, así como viene se
termina. Y como somos más los que producimos y votamos, en la próxima elección del
seis de junio la pesadilla de Morena terminará para siempre: ¡Basta de engaños, basta
de querernos ver la cara de pendejos!.