En mayo del 2020, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentó el plan estratégico para reducir el déficit de médicos especialistas en el país. Fue así que aumentaron a 18,929 las plazas para estudiar alguna especialidad, un aumento del 100% con respecto a 2019.

Meses después y ante tal crecimiento de plazas, el Gobierno federal aseguró que ya había procesos de negociación avanzados con Canadá, Estados Unidos, Argentina, Australia y Cuba, para que aceptaran hasta 1,600 médicos. No obstante, el día que se publicó la convocatoria del programa coordinado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se dio a conocer que sólo se concretó dicho convenio con Cuba.

De ese modo, únicamente 1,000 aspirantes de las especialidades de anatomía patológica, epidemiología, geriatría, rehabilitación, urgencias y psiquiatría podrían estudiarlas en ese país. Esta situación ha orillado a los jóvenes médicos a tomar una decisión pronta: postular para la beca en Cuba antes del 12 de febrero o perder su plaza y volver a presentar el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) este año, pues como el primer mandatario admitió en su “mañanera” del 26 de mayo del 2020, “México no tiene el cupo para atender a todos los médicos”.

“Para irse a Cuba hay que legalizar documentos en los que te llevas alrededor de 15,000 pesos; el segundo paso es comprar el vuelo, ya van como 27,000 pesos; además, la beca del Conacyt la vas a recibir a partir de seis meses, mientras, tienes que buscar en dónde rentar, es otro país, es otra economía, te expones a muchísimas cosas y la verdad yo no cuento con todos esos recursos, entonces estamos en el limbo”, declaró Jesús Sánchez, uno de los aspirantes a la especialidad de medicina de Rehabilitación, en entrevista con Infobae México.

Para la especialidad en Rehabilitación fueron aceptados 449 médicos, 149 de las plazas en territorio mexicano y las 300 restantes en Cuba, aunque en la convocatoria del Conacyt no se especifica en qué hospitales se podrán cursar.

Asimismo, los médicos cuestionan los planes de estudios de Cuba, pues temen que el país no cuente con la tecnología necesaria para el desarrollo académico ni la capacidad universitaria para que “en la isla formen, por ejemplo, a 300 mexicanos en rehabilitación además de su propio personal”. Además, aseguran que no existe compatibilidad de programas académicos entre ambos países, ni siquiera en la duración de los programas.

Por si fuera poco, señalan que la convocatoria a Cuba en ningún momento es clara en cuanto a los planes de estudios, sedes, años y proceso de selección, por lo que se han tratado de comunicar con Conacyt, pero no han recibido una respuesta que aclare sus dudas.

“Lo que realmente nosotros exigimos es que se respeten nuestro lugar en México y que nos den una solución que no sea irnos a Cuba, porque tengo la constancia de que tengo un lugar ¿por qué? porque aprobé ese examen. Si desde un principio hubiesen dicho, ‘pasan el examen, pero nada más queda Cuba’, bueno, yo creo que ahorita ya no diríamos nada, pero el problema es ese, que no nos han hablado claro y nadie sale a darnos la cara”, expuso el joven médico originario de Zitácuaro, Michoacán.

“Soy la que más quiere ir a Cuba, pero parece una misión imposible”

Por otro lado, están los médicos y médicas residentes que sí quieren ir al único país con el que México firmó el convenio; sin embargo, se han topado con una serie de obstáculos para realizar los trámites correspondientes y obtener su beca.

Alejandra Delgado, médica aspirante a la especialidad de geriatría y originaria de Puerto Vallarta, Jalisco, relató a Infobae México el “viacrucis” que ha tenido que recorrer para poder presentar toda la documentación requerida ante el Conacyt, la Secretaría de Gobernación (Segob), la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Embajada de Cuba, dependencias que por la contingencia sanitaria no laboran normalmente.

“Desde el día uno ha habido muchísimas trabas y todas dependiendo de la entidad del médico o de la universidad en la que esté. Son varios papelitos que nos están pidiendo y con todo lo de COVID, tramitarlos se ha convertido en una misión imposible. Si yo no los entrego a más tardar el 12 de febrero, pierdo el derecho a mi residencia médica y se invalida mi examen (ENARM)”, alertó la joven sobre la primera etapa de documentación en la cual ya gastó alrededor de 15,000 pesos.

Una vez que se aprueben esos documentos, queda ir con la Segob para legalizar cada uno, paso en el que la mayoría de aspirantes están detenidos, pues la joven comentó que a nivel nacional sólo hay una licenciada que está llevando el proceso de más de 300 médicos que también quieren realizar su especialidad en el país caribeño.

“Es una sola licenciada legalizando documentos desde que inició el mes. Trabaja de lunes a domingo y todos mis compañeros estamos informados de que tenemos que recibir llamadas incluso a las 2:00 de la mañana porque a esa hora puede ponerse en contacto con nosotros”, detalló.

La aspirante confirmó a pregunta expresa que aún ante la falta de información por parte de las autoridades de México y Cuba, la falta de claridad en la convocatoria y el lento proceso de legalización “soy la que más quiere ir a Cuba, pero estamos avanzando ciegamente”.

“Lo que pedimos es que nos den tiempo, que no haya un límite así cuando saben que las instituciones están cerradas por COVID. Hemos estado solicitando día con día que por favor nos den prórroga pero dicen que no porque ya va a caducar la legalidad de nuestro ENARM. Voy a perder mis especialidad médica sólo por burocracia”, lamentó.

Aunado a ello, esta semana Cuba anunció que debido al rebrote de COVID-19, reducirá temporalmente los vuelos procedentes de varios países, entre ellos México, situación que complica aún más el lento y poco claro proceso para los jóvenes residentes, que temen que de obtener la beca no puedan ingresar al país caribeño, pues cabe recordar que la última vez que las autoridades cubanas tomaron esa decisión, las fronteras permanecieron cerradas alrededor de ocho meses.

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