El proceso de vacunación en México ha sido tan caótico e ineficiente como el manejo de la pandemia. Y a pesar de ello, el gobierno de la 4T ha construido sobre una criminal opacidad, una narrativa de éxito que sólo busca administrar la crisis humanitaria que estamos viviendo.
El gobierno federal ha mentido en todo: en el dinero de los fideicomisos destinado a la compra de vacunas, en el número de dosis adquiridas, en sus fechas de entrega, en su costo, en su origen, en el calendario y grupos de población, en su autorización a estados y empresas para adquirirla, y hasta en la decisión “humanista” de renunciar a las vacunas adquiridas para ayudar a países pobres, como si en México no hubiera 60 millones de personas en pobreza, más de 10 millones en el último año a causa de la pandemia. Todo es mentira.
Frente a lo que ha dicho el Presidente de la República y las autoridades de Salud, el país tiene otros datos. De no intervenir de manera eficiente, estableciendo un verdadero plan nacional de vacunación donde todos intervengan –gobierno, iniciativa privada, universidades, asociaciones civiles, voluntarios- sólo prolongaremos la agonía de una estrategia que ya costó más de 155 mil muertos, la tercera cifra más alta en el mundo, sólo detrás de Estados Unidos y Brasil.
Debemos aceptar que el plan de vacunación no es más que una carta de buenos deseos, pero que no será alcanzable; no hay ningún estudio matemático que lo sostenga, sin contar los muchos factores que no están bajo nuestro control. Por ejemplo, la expansión de la planta de Pfizer en Bélgica nos ha dejado sin vacunas, mientras que la promesa rusa de la SputnikV es sólo eso, una arriesgada promesa.
Hasta ahora, nadie tiene la certeza de que el gobierno haya comprado los millones de vacunas que ha dicho, sencillamente porque decidió reservar por cinco años la información de los contratos, lo que hoy exige a estados y empresas para que puedan comprar y distribuir la vacuna.
Tampoco nadie sabe donde están los 32 mil millones de pesos que se aprobaron para comprar vacunas suficientes para inmunizar a todos los habitantes del país; no lo sabe ni Morena, quien ha ofrecido falsamente entregar la mitad de sus prerrogativas para la compra de vacunas. Ese es el verdadero plan nacional de vacunación.
Pero no son razones políticas sino análisis matemáticos los que han puesto en evidencia el fracaso de la vacunación en México.
Se ha dicho que las vacunas que se apliquen antes de febrero de 2021 son exclusivamente para el personal de salud y de primera línea –lo que equivale a menos del 1 % de la población- y que a partir de febrero se aplicarán a ciudadanos en general, utilizando un criterio basado en la edad de las personas y dando prioridad a los adultos mayores.
El plan no es más que otra irresponsable utopía, pues se piensa concluir el proceso de vacunación para marzo de 2022, lo que quiere decir que en un lapso de 424 días entre el 1 de febrero de 2021 y el 31 de marzo de 2022 se espera cubrir a toda la población
México tendrá una población de 131.5 millones de personas para 2022 y, desafortunadamente, muchas de las vacunas que se tienen contempladas —aunque no todas, como la vacuna de CanSino— requieren dos dosis. El gobierno plantea aplicar unas 263 millones de vacunas, es decir, un promedio diario de 621 000 vacunas entre febrero de 2021 y marzo de 2022, como lo explica Rafael Prieto Curial (Nexos, Enero 2021).
La vacunación comenzó el 24 de diciembre de 2020 y desde entonces, hasta la tarde del 28 de enero de 2021, 657 mil 842 personas ya fueron vacunadas. Es decir, en poco más de un mes se han aplicado casi las mismas vacunas que se requieren diariamente para cumplir la meta.
La etapa de vacunación para adultos mayores es el mejor ejemplo. Si se desea cumplir el calendario propuesto en el ‘plan de vacunación’ que se presentó en diciembre, es necesario vacunar dos millones de personas por semana -286 mil diarias-, para cubrir los poco más de 40 millones de mexicanos mayores de 40 años al 31 de mayo.
México no tiene más vacunas en este momento. No sabemos cuándo llegarán, quien las proveerá, ni si habrá recursos suficientes para adquirirlas.
Todo ha sido una gran mentira. El miércoles pasado, el Inegi dio a conocer el subregistro de muertes a causa del Covid. El número de defunciones por coronavirus durante los primeros siete meses del año fue 44.9% superior a las 75 mil 017 muertes reportadas una vez revisadas las cifras dadas inicialmente por las autoridades el 30 de agosto de 2020.
En los próximos meses podremos observar la punta del iceberg de la tragedia.
Las del estribo…
- Ayer se venció el plazo para el registro de coaliciones; luego de una tortuosa negociación, PAN/PRI/PRD presentaron su carta de intención para competir juntos en 73 municipios y 17 distritos, es decir menos de la mitad del territorio. De ir separados en casos como Xalapa y Córdoba, la derrota está cantada. El camino al 6 de junio todavía está sembrado de espinas.
- El padre Solalinde y Hugo López Gatell salieron ayer a dar buenas noticias sobre la salud del Presidente. “No lo vi, pero sé que está bien”, dijo el clérigo; “prácticamente asintomático y sumamente activo”, dijo el doctor en medio de otra tormenta de versiones en redes sociales sobre el deterioro de la salud del Presidente. Es su silencio más prolongado en años.