“Entre las grandes lozas despedazadas, los muros
hechos añicos, los pilares, los hierros,
de pronto vi intacta, ilesa
la materia más frágil de este mundo:
una tela de araña.”
José Emilio Pacheco.
En Coatepec es donde lo sobrenatural cobra vida y perturba nuestra dimensión. Esa es su magia congénita.
Sólo te vi un instante…Ibas como los pájaros: sin detener el vuelo, sin mirar hacia abajo…Cuando quise apresarte en la red de mis manos, sólo llevaba el viento un perfume de nardo, y ya lejos, dos alas, borrábanse en ocaso… Poema “A una Sombra” de María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra, poetisa mexicana del siglo XIX. Oriunda de Coatepec. Contemporánea de la generación de poetas de fin de siglo como José Martí, Julián del Casal, Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y Rubén Darío.
La tela de araña de la que habla José Emilio Pacheco se desliza por la magia de Coatepec. Ahí donde lo sobrenatural es lo cotidiano, cubre como testigo presencial a las brujas, los nahuales, esas bolas de fuego, que no son otra cosa que visiones recurrentes para los habitantes de Coatepec habitando los campos y los cerros.
En Coatepec lo sobrenatural provoca amplitud de miras. Se asume que existe un mundo donde habitan seres y espacios que se tienen por verdaderos, es el caso de la Llorona y la mujer de blanco acompañada de ese pícaro divino o trickster, figura presente en diversas mitologías en el carnaval eclesiástico de la Europa medieval y en Coatepec.
La araña tiene su red también en el puente del Diablo situado entre las localidades de El Grande y El Chico.
Después, se dirige hacia los guajolotes que se encuentran en las ramas de los árboles y que dicen se trata de una bruja, otros simplemente un nahual. También cubre con su tela de araña a “ los colgados” muy conocidos en la región por ser los espíritus de las personas que asesinaron precisamente los revolucionarios.
Coatepec me llena de orgullo con sus túneles pasadizos, como el de Teocelo, por la iglesia. En el Palacio Municipal el túnel sale a la Anaya y se va hasta la frontera, saliendo pasa una fantasmagórica montura de caballo con todo y jinete.
Cerca de Coatepec, corre el río Huehueyapan sobre el cual se alza el puente de La Mascota, antes de que existiera, los pobladores cruzaban sobre un frágil puente al cual las tormentas y turbulencias derribaban.
Don Francisco, un hombre que vivía en las orillas del río, decidió construir un puente, pero como era el más rico hacendado de esa comunidad, quiso que se reflejara su poderío. Ofreció un banquete para inaugurar la obra y pronunció un discurso en donde retaba al Naucampantépetl y a Dios, diciéndoles que ni ellos podrían con su gran don destruirlo. El día había estado soleado, pero después de sus palabras unas nubes oscuras comenzaron a poblar el cielo, desatándose inmediatamente torrenciales aguaceros: la gente corrió a guarecerse y desde sus refugios vieron cómo el río se llevaba la construcción.
Cuando la calma retornó buscaron a don Francisco, pero jamás lo encontraron. Ahora en los días de tormenta afirman que vaga su sombra por el puente, y que en sus manos siempre lleva un trozo de madera. Algunos dicen que es el pedazo al que antes de morir se aferró .
Coatepec ha sido testigo de la vida de personajes como don Leonardo Pasquel que aún habiendo nacido en Xalapa se avecina en Coatepec, hombre muy culto, personaje nacional. Fundó el Instituto de Mexicología y la Biblioteca de Xalapa. Colaboró en periódicos y revistas como El Dictamen y El Universal, de Veracruz, “México en la Cultura”, “Ilustración, Continente” “Veracruz y Revista Jarocha” la cual también editó.
La participación de los Pasquel en la implementación del tren de tracción animal de Coatepec a Xalapa fue determinante, Coatepec perfectamente empedrado transportaba sus productos a través de la arriería. El jefe de la familia José María Pasquel y Balboa fue socio del tren. Los hacendados coatepecanos querían transportar con mayor fluidez sus productos. Las haciendas La Orduña y Zimpizahua era de la familia Pasquel
La historia reciente liga a la cantante Natalia Lafourcade con esta región. Nace en la ciudad de México en el año de 1984, pero casi toda su infancia la vivió en esta ciudad de Coatepec a lado de sus padres: Gastón L. Valdenegro y Carmen Silva, ambos profesionales de la música. Su padre profesor en la UNAM y su madre pianista.
La araña cruza las líneas de tiempo y llega hasta aquí.
La magia de Coatepec no han podido silenciarla los robos de los gobiernos prianistas, lo material se lo han llevado, pero no pueden con sus duendes, nahuales, mucho menos con esas serpientes que surgen entre los cerros. en la preparación de tradicionales platos de boda como la sopa de pan y el estofado de gallina, también es evidente en las «acamayas» (langostinos de río) en salsa de chipotle o salsa verde, una amplia variedad de licores y helados preparados con frutas naturales.
Y si de comida de abolengo se trata, ahí está Casa Bonilla, uno de los pilares fuertes de la gastronomía veracruzana, una tradición en la región que se ha distinguido por la cocina a base de platillos de mariscos, con especialidad en langostinos, aunque con el tiempo han ampliado la carta a las carnes, conservando la buena sazón con salsas elaboradas con acuyo, pimienta y chile jalapeño.
Con más 80 años de servir a Coatepec, Casa Bonilla ha atendido a los matrimonios, luego a los hijos, después a los nietos que degustan las gambas, camarones o langostinos al mojo de ajo, enchipotlados, en salsa verde, los pescados empapelados en hojas de acuyo, las empanadas de cazón que llaman surtidos, pulpos encebollados, los ostiones en escabeche, el salpicón de jaiba, en esa esquina que es singular de ese Coatepec en el cual persisten en su arquitectura tradicional las aisladas y soberbias casonas con elegantes portones, en esas calles que muestran una regularidad en su arquitectura caracterizada por altísimos techos de teja, amplios aleros, hermosa balconería forjada y jardines centrales al estilo arábigo.
La Ciudad del Café lo es además de las orquídeas, no solo por la cantidad de viveros existentes en la ciudad, las orquídeas están en huertas particulares y son muestra permanente en el jardín del «Parque Hidalgo» y la Alameda Central.
Su historia no la plasman los políticos saqueadores, si no su magia, su historia, sus asentamientos como Ixtlahuaca, Acuitlapilco, Meyuca, Cochisquila, Chiltepec,.Paraje. Así como los barrios que conforman la cabecera: Tlacpac, actualmente Santa Ana, Azintla hoy San Miguel, Anualco que conserva su nombre, Sacanco, actualmente Zacanguillo.
Por todo esto, porque sobrevive a los inescrupulosos saqueos de gobernantes inescrupulosos, por su mágica historia, por su dignidad Coatepec me llena de orgullo.
“Entre las grandes lozas despedazadas, los muros hechos añicos, los pilares, los hierros, de pronto vi intacta, ilesa la materia más frágil de este mundo: una tela de araña.” José Emilio Pacheco.
Arely Bonilla