¿La política necesita de la poesía? Yo creo que sí. Por lo menos la poesía ha estado presente, ya sea como impronta o como compañera, como canción o como elegía, en las crisis políticas y sociales de las naciones, de los pueblos y sus luchas.

Así lo demuestra la historia y la literatura, y sobre todo, los más grandes poetas. Un escritor, una novela, una poesía, nos habla desde un contexto social y político, aun siendo la poesía más íntima o personal que sea.

Esta semana que terminó -como un regaderazo de agua fría sobre nuestros cuerpos, que nos despierta de este ensimismamiento en el que hemos caído a través de nuestra interconectividad mundial- escuché la voy, la imagen, las manos que bailaban junto a las palabras, de Amanda Gorman.

https://www.youtube.com/watch?v=v6j2T1KMvcc&feature=youtu.be

Uno podría pensar que una poesía leída durante la toma de posesión de un Presidente, en este caso de Joe Biden como 46avo Presidente de Estados Unidos, sería calificada de propaganda, espectáculo kitsche o de banal oportunismo. Pero la poesía, si algo tiene, es que se vuelve precisa cuando es hecha o pronunciada en el momento exacto o necesario, como un kairós.

S. Lewis, escritor inglés, transmitió a través de la radio de BBB, durante la Segunda Guerra Mundial, una serie de lecturas que tuvieron la intención de levantar el ánimo y dar nuevos significados a la lucha contra los nazis a los soldados que se encontraban en el frente de batalla, durante los momentos más difícil para la resistencia británica. En esas lecturas C. S. Lewis no pretendía hacer una arenga ni consolar a los muchachos casi a punto de morir. Lewis quiso darle un significado a la lucha desde una postura moral, filosófica e histórica.

Escuchando Amanda Gorman, recordé las palabras de C. S. Lewis, no precisamente por la belleza del lenguaje en sí mismo, ni por el ritmo o la cadencia armónica que desde luego la poesía de Amanda los tiene, sino por el sentido político en su más amplio significado. Sobre todo, cuando habla de forjar una unión con propósito.

La política no es meramente la lucha por el poder, no es solamente la búsqueda de formas de gobernar, ni es un sistema político electoral o un régimen político, o un diseño constitucional o institucional. La política no es evitar la guerra ni si quiera la búsqueda de la paz. Tampoco es la construcción de un tipo de democracia o de la oposición a la tiranía.

La política es todo lo que Amanda dice precisamente en su poema. La política es perseguir una vida, la vida humana desde luego, con un propósito, más alto y más noble que el individuo, que la persona, que, incluso, la nación o lo colectivo. Si la política no tiene un sentido ético, si no tiene la persecución de algo mejor, más noble, más alto, que nos haga mejores personas o mejores seres humanos, no es política.

Dejo aquí este poema que invito a leer desde nuestro presente, como una invitación no a un pueblo o ciudadano en específico, sino a cualquier ciudadano o persona del mundo.

Y cuando llega el día nos preguntamos
¿Dónde hallaremos luz en esta sombra interminable?
La pérdida que cargamos,
un océano que tenemos que vadear.

Hemos desafiado el vientre de la bestia
Hemos aprendido que el silencio no es siempre sinónimo de paz,
y que las normas y nociones
de lo justo no son siempre justas
Y sin embargo, el amanecer nos pertenece
aún antes de que eso lo supiéramos
De alguna manera lo hemos hecho
De alguna manera hemos capeado y presenciado
una nación que no está rota
sino sencillamente inacabada

Nosotros, los sucesores de un país y de una época
en los que una chica negra y flaca
descendiente de esclavos y criada por una madre sin marido
puede soñar con ser la presidente
sólo para encontrarse declamando para uno.

Sí, no somos muy pulidos
y lejos de ser prístinos
pero saberlo no denota que estemos
batallando por formar una unión que sea perfecta.

Nos esforzamos por forjar una unión con un propósito
para constituir un país comprometido con todas las culturas,
colores y condiciones de los hombres.

Y por eso no miramos lo que se interpone entre nosotros
sino lo que está delante de nosotros
y cerramos la brecha porque sabemos que, para anteponer nuestro futuro,
debemos ante todo apartar las diferencias y dejamos las armas
para poder abrazarnos con brazos extendidos
los unos a los otros.

Buscamos que no haya daño para nadie y la armonía de todos,
que el mundo diga, por lo menos, que esto es cierto:
que incluso cuando estuvimos afligidos, crecimos
que incluso cuando era doloroso, tuvimos esperanza
que cuando nos cansamos, seguimos esforzándonos
que por siempre estaremos unidos, victoriosos
no porque nunca más conoceremos la derrota
sino porque nunca más sembraremos divisiones.

La Escritura nos dice: vislumbrar
que cada uno se sentará bajo su propia vid o higuera
y nadie lo podrá atemorizar
si hemos de vivir a la altura de estos tiempos
entonces la victoria no estará en la hoja de la espada
sino en todos los puentes que hemos hecho,
porque esa es la promesa de la luz
si de verdad nos atrevemos
es porque ser americano es más que un orgullo que heredamos,
es el pasado que pisamos y cómo repararlo.

Hemos visto una fuerza que destrozaría nuestra nación
antes que compartirla
destruiría nuestro país si eso significara retrasar la democracia
y este esfuerzo por poco alcanza el éxito.

Pero aunque la democracia puede periódicamente retrasarse
nunca puede ser derrotada de forma permanente
en esta verdad,en esta fe, confiamos
porque mientras tenemos los ojos puestos al futuro
la historia tiene sus ojos puestos en nosotros.

Esta es la era de la justa redención
temimos en su inicio
no nos sentimos preparados para ser los herederos
de una hora tan llena de terror
pero en ella encontramos el poder
para escribir un inédito capítulo
para ofrecernos, a nosotros, la esperanza y la risa.

Así que mientras una vez nos preguntamos
¿cómo podríamos prevalecer sobre catástrofe?

Ahora preguntamos
¿Cómo podría catástrofe prevalecer sobre nosotros?
No volveremos ya a lo que fue
sino a lo que será
un país malherido pero entero,
benévolo pero audaz,
feroz y libre.

No daremos marcha atrás, a lo que fue
ni habrá una interrupción por ser intimidados
porque sabemos que nuestra inacción y nuestra inercia
serían la herencia de las generaciones venideras.

Nuestros errores se convierten en sus cargas
pero una cosa es cierta:
Si fusionamos la misericordia con la fuerza
y la fuerza con el derecho y al derecho,
entonces el amor será convertido en el legado
y cambiará el patrimonio inalienable
que adquieran nuestros hijos al nacer.

Así que dejemos tras nosotros un país
mejor que el que nos dejan
con cada aliento de mi pecho de bronce que palpita,
levantaremos este mundo herido hacia un mundo fascinante
nos elevaremos desde las colinas de oro del oeste
nos elevaremos desde el noreste barrido por el viento
donde nuestros ancestros por primera vez
entendieron lo que era rebelarse.

Nos levantaremos de las ciudades bordeadas por los lagos
en los estados del medio oeste americano,
nos alzaremos desde el sur bañado por el sol.

Reconstruir, reconciliar, recuperar
y en cada recoveco conocido del país
y de cada rincón de nuestra patria
emergerá nuestra gente, diversa y hermosa,
maltrecha y hermosa.

Cuando llegue el día saldremos de la sombra
ardientes y sin miedo
el nuevo amanecer florecerá
en la medida que le damos libertad
porque siempre habrá luz
si sólo somos lo suficientemente valientes para verla
si sólo somos lo suficientemente valientes y encarnarla.

Ciertamente la política nos puede dar un sentido colectivo, y se trata de una actividad propia y esencial de los seres humanos, pero la literatura –y en este caso la poesía específicamente, nos llena, nos completa, como personas, como individuos, desde un emocionalidad mucho más primigenia y mucho más íntima de lo humano.

La poesía, ya sea que la hagamos o la leamos, nos puede realizar y elevar en nuestra condición como seres sentipensantes. La política desde un sentido social y colectivos, cuando realmente se hace desde ese trasfondo de cumplimiento ético puede llegar a tener esa trascendencia.

Dejo aquí la transcripción en el idioma inglés original:

Ciertamente la política nos puede dar un sentido colectivo, y se trata de una actividad propia y esencial de los seres humanos, pero la literatura –y en este caso la poesía específicamente, nos llena, nos completa, como personas, como individuos, desde un emocionalidad mucho más primigenia y mucho más íntima de lo humano.

La poesía, ya sea que la hagamos o la leamos, nos puede realizar y elevar en nuestra condición como seres sentipensantes. La política desde un sentido social y colectivos, cuando realmente se hace desde ese trasfondo de cumplimiento ético puede llegar a tener esa trascendencia.

Dejo aquí la transcripción en el idioma inglés original:

https://thehill.com/homenews/news/535052-read-transcript-of-amanda-gormans-inaugural-poem#.YAiA8eiJbEw.twitter