Ni el propio Presidente sabía que miles de vacunas Pfizer fueron desviadas para aplicarse a familiares (y amigos) de integrantes de la 4T. Aún no llegaba el primer cargamento al Aeropuerto pero ya existía, semanas antes, un listado de personas a inmunizar, “por conveniencia política o amistad con el Ejecutivo”.

Y así fue: procedieron a cumplir con los compromisos apenas llegaron las vacunas. La molestia surgió porque varios Secretarios y personajes cercanos a López Obrador, nunca supieron del “madruguete con las Pfizer”, de otra forma, no habrían buscado compartir los datos con los medios de comunicación.

El coraje fue tanto que más de 10 personajes poderosos de la 4T, (desde integrantes del gabinete hasta mandamases de Morena en las cámaras), se reunieron en Palacio Nacional para interceptar al Presidente antes de que terminara su agenda del día. La sorpresa fue grande: ni el tabasqueño conocía el tema.

El asunto no podía tomarse a la ligera: habían “apartado” un buen número de vacunas para ser aplicadas por recomendación o sugerencia. Además, fue ahí cuando AMLO supo que una de las estrategas del plan nacional de inmunización había renunciado a su cargo. “No sé de qué me hablan”, dijo el Presidente, y acto seguido, pidió hablar con Hugo López-Gatell.

Cuentan quienes estuvieron ahí que nunca habían escuchado que AMLO regañara fuerte al Subsecretario. De alguna manera, acordaron “mover” vacunas sin que el Presidente supiera, quitándole la opción de inmunizarse a decenas de médicos de hospitales COVID. “Eso es corrupción”, dijo uno de los Secretarios presentes.

Buena parte del motín se generó porque los asistentes también querían vacunas para ellos y sus familiares, pero no habían sido tomados en cuenta. De hecho, hay funcionarios de alto rango que no tuvieron noticia tanto de esta “revuelta”, como de la repartición de “las Pfizer” a diestra y siniestra.

Me hacen saber que el auténtico coraje del Presidente radicó en no haber sido consultado sobre el “vacuna-gate”, pues si hay algo que molesta sobremanera al tabasqueño es no tener el control de todo. AMLO vivió una tarde-noche de furia. Aquella ocasión algo se rompió en la “relación perfecta” del Ejecutivo con López-Gatell.