Una y otra vez, el Presidente López Obrador ha dicho que su gobierno no utilizará el plan de vacunación con propósitos electorales y que no se debe politizar la pandemia. Al mismo tiempo, entrega la responsabilidad logística de la aplicación de la vacuna a su mejor estratega electoral, Gabriel García Hernández, coordinador de los Programas para el Desarrollo y no al verdadero responsable: la Secretaría de Salud.

Así que si usted no está inscrito en alguno de los programas sociales del gobierno federal, no será población objetivo para recibir la vacuna contra el Covid-19. Y si no se permite que hospitales la comercialicen, millones de personas esperarán meses para ser considerados. La razón es muy simple: la prioridad son quienes están en el padrón de beneficiarios de la 4T. Vacunas a cambio de votos.

García Hernández es un hombre incondicional al Presidente. Con el manejo de los programas sociales y la coordinación de los súper delegados estatales, goza de mayor poder e influencia que cualquiera de los miembros del gabinete, incluso que su jefe, el tabasqueño Javier May Rodríguez.

En el pasado, García Hernández fue el encargado de organizar las asambleas y el largo proceso de afiliación de militantes para obtener su registro como partido político. Los comités y las redes de Morena que sirvieron para promover el voto en 2012, 2015 y 2018 lo tuvieron a él como líder operativo. En reconocimiento a esta tarea, se convirtió en Secretario de Organización del partido –la segunda posición más relevante después del dirigente nacional-, con la misma responsabilidad de operar el padrón de militantes. Es quien mejor conoce la estructura morenista.

Con esa información en sus manos y por encargo del entonces candidato a la Presidencia, en las elecciones de 2018 fue el principal operador para procesar las candidaturas de Morena. Ya en el gobierno federal, Gabriel García transformó esas redes en una estructura de funcionarios públicos que hoy se conoce como Los Siervos de la Nación. Esa es la razón por la que muchos dirigentes estatales del partido pasaron a ser los súper delegados bajo su coordinación, como sucedió en Veracruz y en muchas otras entidades del país.

Ya como parte del Gabinete, García Hernández fue nombrado cabeza de los representantes del gobierno federal en los estados. Es decir, el súper coordinador de los súper delegados, varios de los cuales serán candidatos a gobernador de Morena en las próximas elecciones del 6 de junio. Apenas esta semana recibió una nueva encomienda: liderar a los Siervos de la Nación para que organicen la logística para la aplicación de las vacunas contra el Covid-19.

Pero, ¿quiénes son los siervos de la nación hoy encargados de las tareas de vacunación? Son más de 20 mil operadores distribuidos en todo el territorio nacional, encargados de elaborar el padrón de beneficiarios de los programas sociales de la Cuarta Transformación, es decir, la estructura electoral del gobierno.

Aunque son operadores sin conocimientos en la prestación de servicios médicos y brigadas de vacunación –la brigada incluye a 2 elementos del personal médico-, su función consiste en llevar el registro de cuántas personas han sido vacunadas y apoyarán al resto del personal en la vacunación.

Mientras el secretario de salud en el estado, Roberto Ramos Alor, supervisa la vacunación de su personal médico, es el súper delegado Manuel Huerta quien hace lo propio y no los responsables de las delegaciones del IMSS y el ISSSTE en la entidad. La relación de beneficiarios vacunados en los archivos de las instituciones de salud no tiene ningún valor frente al “oro molido” que representan para la Secretaría del Bienestar y el principal estratega electoral del Presidente.

Ayer, para distraer al auditorio sobre la inmoral estrategia electoral de la vacuna, el Presidente se dio tiempo para hacer enlaces en tiempo real con hospitales de todo el país para supervisar personalmente el avance de la vacunación masiva. En el caso de Veracruz, el enlace fue con personal del hospital Rafael Lucio, tal vez para no hacerlo pasar un trago amargo por el escándalo suscitado en el CAE Xalapa a causa del influyentismo en la aplicación de la pústula.

Aún con estos antecedentes, todos los días el Presidente niega que haya un propósito electoral detrás del plan de vacunación. La Secretaría de Salud, la encargada por ley de garantizar la vacunación universal, se ha convertido en un apéndice de la Secretaría del Bienestar.

Sin embargo, queda una incógnita sin resolver. ¿Qué pasará con la población abierta, millones de personas de clase media que no forman parte del padrón de beneficiarios de la 4T? ¿Cómo y cuándo recibirán la vacuna? Hasta ahora, sólo se han aplicado 234 mil 888 dosis a personal médico, lo que representa el 0.18% de la población del país.

La del estribo…

1. Tal y como se esperaba, enero ha resultado un infierno. Ayer el país registró
16 mil 468 nuevos contagios del coronavirus en las últimas 24 horas, la cifra más alta durante la pandemia, para un total de un millón 588 mil 369 casos confirmados. El récord anterior se había roto apenas el 9 de enero cuando se reportaron 16 mil 105 nuevos contagios. Además, se contabilizaron 999 nuevas muertes, con lo que la cifra de víctimas mortales llegó a 137 mil 916.

2. Nadie puede negar que por fin ha llegado el desarrollo al sureste del país, particularmente a Chiapas. En Palenque, el gobierno federal invertirá millones de pesos para construir vialidades, parques, una ciclovía, centros comunitarios y hasta una estación del Tren Maya. Sí, justo a unos metros del rancho del presidente Andrés Manuel López Obrador.