Hace poco más de un año, durante una gira por Veracruz, el Presidente López Obrador dijo que los mexicanos migrantes en Estados Unidos son “héroes anónimos” o “héroes vivientes” que envían cada año 40 mil millones de dólares –unos 800 mil millones de pesos- a sus familiares, lo que coloca a las remesas como la principal fuente de divisas que tiene nuestro país.
Ayer miércoles dijo lo mismo. Como si fuera un mérito de su gobierno, agradeció a los migrantes, quienes “actuaron como héroes” y reconoció que gracias a ellos no se cayó el consumo en México. En efecto, a pesar de la pandemia y el confinamiento en Estados Unidos, nuestros paisanos no dejaron de enviar dinero a más de 10 millones de familias; tan sólo en el mes de diciembre se recibieron 40 mil 574 millones de pesos, lo que significaría un aumento del 11.3% respecto a 2019.
“Los paisanos migrantes actuaron como héroes, heroínas. (Son) el equivalente a los médicos y a las enfermeras que están salvando vidas. Esto en el terreno económico, porque estamos ya en una cifra récord de acuerdo con los datos hasta noviembre. Pero la estimación para diciembre (es que) vamos a recibir los 40 mil millones de dólares de remesas”, dijo en otro mensaje impregnado de hipocresía y demagogia.
¿Qué ha hecho el Presidente a cambio? Cancelar todos los programas sociales dirigidos a los mexicanos migrantes en el exterior y a sus familias en México. Ha dejado de destinar recursos para el apoyo social de nuestros connacionales –principalmente los programas 3×1 y el Fondo de Atención al Migrante-, para entregarlos sólo a tareas de seguridad en la frontera, repatriación y el programa paisano.
El programa 3×1 lograba beneficiar a las comunidades de origen de los migrantes con la ejecución de proyectos de infraestructura, en los que nuestros paisanos aportaban recursos muy importantes para la construcción de estas obras. A su vez, el Fondo permitía apoyar a nuestros paisanos en el retorno a sus lugares de origen para encontrar una ocupación dentro del mercado formal e incrementar sus opciones de autoempleo. Para el presupuesto 2021, ambos programas desaparecieron por completo.
Ni siquiera en este momento de crisis, los mexicanos migrantes han sido una población objetivo de la política social del gobierno federal. La desaparición de estos programas significó un quebranto para millones de personas que por distintas razones decidían regresar al país y emprender alguna actividad productiva en su lugar de origen. Hoy prefieren no regresar a pesar de la pandemia.
Los migrantes no son extranjeros con raíces mexicanas, son mexicanos que viven en el extranjero. Entender esta diferencia ayudará a que el gobierno federal deje de darles un trato desigual y discriminatorio y de asumir que se trata de mexicanos de segunda. Es hora de que el Presidente deje mirar a los mexicanos migrantes como simples patrocinadores del desarrollo en sus lugares de origen.
Podría empezar, por ejemplo, por reconocerles derechos políticos. Algunos de ellos tienen que ver con su representación en las Cámaras, en los Congresos y en los Ayuntamientos, el pleno goce de su derecho a votar y ser votados, así como la libertad de realizar proselitismo electoral. Sin embargo, en la visión presidencial, nuestras comunidades en los Estados Unidos sólo cumplen un papel que generadores de divisas y envío de remesas a sus familias.
Sin las remesas, el país habría colapsado hace mucho tiempo. Esa fue la razón por la que los gobiernos anteriores –y en muchas entidades federativas- se establecieron programas dirigidos específicamente a los migrantes radicados en Estados Unidos. Tal vez en la lógica presidencial indica que ellos no requieren de apoyos, tanto que pueden enviar miles de millones de dólares al país.
Veracruz vive una situación similar. Nuestro estado recibe cada año casi mil 500 millones de dólares en remesas –unos 30 mil millones de pesos-, el equivalente a la cuarta parte del presupuesto estatal. Así, mientras las finanzas del gobierno están en crisis, los ingresos de miles de veracruzanos han venido en aumento.
Incluso, contrario a la idea de que son las zonas rurales las más beneficiadas, según datos del Banco de México, las ciudades de Xalapa, Orizaba y Veracruz son las mayores receptoras de remesas. La capital recibe casi 90 millones de dólares al año, mientras que Orizaba alcanza unos 80 millones y el puerto de Veracruz poco más de 70. Esa es la razón de que la economía sigue en movimiento a pesar del cierre de empresas, comercios y la baja en el consumo a causa de la crisis.
Pero hoy lo migrantes no existen para el gobierno federal y de Veracruz. No hay programas que fomenten su participación en la actividad económica, no hay modelos productivos para la repatriación de divisas y tampoco tienen el reconocimiento social y político a su aportación. Sólo sirven para enviar dinero.
Basta revisar los presupuestos y los programas sociales para desnudar la hipocresía presidencial.
La del estribo…
1. Ahora resulta que no fue el incendio de pastizales sino la sobreproducción de energía por parte de las fuentes eólicas y celdas solares que forman parte del modelo de energías limpias, y que por tanto, hay que eliminarlas. Además, México tiene la tasa de letalidad más alta entre los países con más casos de Covid19 y la segunda en todo el planeta. Sin embargo, a los ojos del Presidente, Bartlett y López-Gatell son el modelo a seguir de un funcionario público. Eso lo explica todo.
. La visita a Veracruz del presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, sirvió para hacer los últimos amarres de cara a la inminente selección de candidatos del PRI y la parte que le toca a la alianza Va por México. Las aguas en el PAN vuelven a su nivel y sólo en Morena, con una dirigencia estatal contraria a la corriente del gobernador, podrían revivir el canibalismo en contra de quienes ya se asumen amarrados. ¿Ahued alcalde?