El apagón que vivió buena parte del país durante la tarde el lunes 28 de diciembre fue una seria advertencia sobre la crisis del sector energético del país y la falta de respuesta del gobierno federal.

Una semana después, la CFE no ha sido capaz de dar una respuesta técnica satisfactoria del origen del fallo que no sea culpar a un incendio de pastizales –lo que fue desmentido por las autoridades de Tamaulipas-, una falla humana al no calcular la demanda de electricidad y hasta el “enojo de los conservadores” que están molestos por la estatización del mercado de la energía eléctrica. Cualquier sabotaje medianamente organizado dejaría a la mitad del país en la oscuridad.

En este contexto, el gobierno federal ocultó también la información sobre un grave incidente al interior de la planta nuclear de Laguna Verde, mismo que fue dado a conocer por el diario español El País, algo que molestó al Presidente y reaccionó acusando al medio de vínculos con la empresa Iberdrola. El accidente en la nucleoeléctrica habría sido el tercero en los últimos tres meses.

En su edición del miércoles pasado, el diario ibérico publicó que el 3 de septiembre, dos minutos después de las cinco de la tarde, el recambio de uranio enriquecido que alimenta la única central nuclear de generación eléctrica de México, una operación delicada pero rutinaria, derivó en una situación de riesgo naranja, un paso antes del rojo, que significa la máxima alerta para la seguridad de la planta.

El País cita como fuente un reporte de 13 páginas elaborado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), donde se identifican deficiencias respecto del “desempeño humano”, de “una sana cultura de seguridad nuclear” y de “aspectos programáticos u organizacionales” en la planta. De acuerdo con empleados de la planta, este no ha sido el único episodio similar vivido recientemente en la Central Nucleoeléctrica; en octubre y a principios de diciembre hubo otros dos incidentes que elevaron el riesgo a naranja, lo que sumaría tres situaciones de emergencia en menos de tres meses.

A mediados de agosto, la central de Laguna Verde inició la recarga de combustible, un procedimiento que se lleva a cabo cada 18 meses, que suele demorar un mes y que consiste, a grandes rasgos, en el reemplazo de varillas de uranio que alimentan la estación y el traslado de las que ya perdieron energía a la alberca de combustible gastado, que almacena los tubos hasta que pierden radiactividad, reseña el diario.

Parte de las labores de esta operación es el cambio de los mecanismos impulsores de las barras de control: unas varillas ubicadas debajo del núcleo que tienen como función ralentizar la fisión nuclear, con el fin de evitar que la generadora acelere su potencia más allá de 100% y esté expuesta a un estallido. Antes de iniciar esta tarea, el riesgo en la planta era verde: todos los sistemas se desempeñaban de manera correcta.

Seis días antes, el 28 de agosto, según el reporte de condición 102649 examinado por EL PAÍS, personal de la planta colocó compuertas de protección entre la alberca de combustible gastado (donde se depositan las barras de uranio enriquecido ya usadas), y el llamado “pozo seco”: la cavidad entre el reactor y la contención de concreto del mismo. Con las compuertas de protección instaladas, una empresa contratista cambió cuatro de los 15 mecanismos impulsores de las barras de control.

El 3 de septiembre, fuera de la programación de mantenimiento y mientras un sistema de seguridad estaba deshabilitado, el contratista decidió continuar con el cambio de ocho mecanismos, lo que puso a la central en riesgo naranja durante 13 horas. Recién cuando volvieron a colocar las compuertas y concluyeron el recambio de los ocho mecanismos, el sistema pasó a color amarillo, que representa una disminución moderada de la seguridad.

En diciembre de 2019, la revista Proceso publicó: “La planta nuclear de Laguna Verde, en Veracruz, es una tragedia en ciernes para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Calificada como una de las peores del mundo, informes internos y de agencias internacionales –obtenidos por Proceso– revelan que la central opera con “fugas radiactivas, problemas técnicos, manejo inadecuado de residuos y riesgo de saturación de desechos”. Se trata de problemas que la opaca Comisión Federal de Electricidad no puede corregir porque, reconoce, se carece del recurso para hacerlo.” Es el engaño que anuncia la tragedia ha denunciado Greenpeace.

Aún así, el 17 de julio la Secretaría de Energía que encabeza Rocío Nahle autorizó por 30 años más la renovación de la licencia de operación a la Unidad 1 de la Central de Laguna Verde (CNLV-U1). La vida útil de la mayoría de las centrales nucleares oscila entre 20 y 40 años; Laguna Verde inició sus operaciones el 29 de julio de 1990 –ya cumplió 30 años-, por lo que con 30 años más de funcionamiento se convertirá en la planta de energía nuclear más longeva del mundo.

Laguna Verde genera casi 3% de la electricidad del país. La renovación de la licencia por parte del gobierno de López Obrador confirma que el Presidente tiene confianza en la planta. Sin embargo, el riesgo que representa va mucho más allá de un incendio de pastizales o la mala fe de los conservadores.

La del estribo…

1. Lo que para muchos fueron días de asueto, para los partidos políticos fueron días de intensas negociaciones para definir a sus candidatos. Xalapa está que arde: David Velasco estaría por retirar su aspiración en caso de que el PAN decida una elección interna, mientras que Elizabeth Morales y sus huestes se han metido a la cocina de Morena. Américo ya tendría amarrada una diputación. Así los últimos alcaldes priistas de la capital.

2. Mientras las autoridades decidieron el cierre de espacios naturales como el parque Natura en Xalapa o el Cofre de Perote con motivo de la pandemia, las plazas comerciales de las ciudades siguen a reventar mientras en municipios como Alvarado hasta cierran las calles para realizar fiestas populares. Y luego autoridades y ciudadanos no se explican por qué el Covid19 no cede.