El mundo se va a acabar, al menos eso dice la canción de Mono Blanco, uno de los mejores grupos de son jarocho tradicional que ha habido en Veracruz: https://www.youtube.com/watch?v=4rs2KGFx304 . Pero es que efectivamente este mundo se está terminando. Aunque quizá haya que preguntarse si no es que siempre nuestros mundos y las interpretaciones que hacemos de ellos, van acabando periódicamente, y nacen otros mundos y otras interpretaciones.

El mundo se va a acabar

El mundo se va a acabar

Si un día me has de querer

Te debes apresurar.

No-no-no-no-no no ves que el mar casi ya muerto

Di si no es cierto, que argumentar

Se va a acabar, se está acabando

Y tú pensando si me has de amar y digo yo.

El mundo se va a acabar

El mundo se va a acabar

Si un día me has de querer

Te debes apresurar.

Pon atención, no te das cuenta

Que el hombre inventa la destrucción

Por la erosión, el río agoniza

Y eso da prisa a mi pasión y digo yo:

El mundo se va a acabar

El mundo se va a acabar

Si un día me has de querer

Te debes apresurar.

Ni que dudar, mira la tierra

Con tanta guerra ¿dónde va a andar?

No hay que esperar que el mundo es loco

Y queda poco tiempo de amar.

El mundo se va a acabar

El mundo se va a acabar

Si un día me has de querer

Te debes apresurar. 

Pero mira como quieres que no diga lo que siento en mi corazón

(No te has fijado que el mundo se va acabar)

Mejor olvida ya las frases materiales, yo te ofrezco amor

(No te has fijado que el mundo se va acabar)

Mira las flores del amor, que se marchitan, ya no crecen más

(No te has fijado que el mundo se va acabar)

Se va acabar, acabar, acabar, acabar, acabando va

(No te has fijado que el mundo se va acabar)

Sí, terremotos, volcanes, ciclón, huracanes y bombas nucleares

(No te has fijado que el mundo se va acabar)

Es un mensaje que brindo en mi canto a la humanidad

(No te has fijado que el mundo se va acabar). 

El mundo se va acabar

El mundo se va acabar

Si un día me has de querer

Te debes apresurar.

Sin duda esta gran canción nos aplica, nos incumbe, nos llama. Este año 2020 que termina acaba con un mundo. El mundo que se va a acabar ya nunca regresará. Así como después de cada catástrofe, guerra o tragedia, ya sea social, internacional o personal, termina un mundo, así también comienza otro. Así ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad. Y esto sucede en el nivel colectivo y en el nivel individual. Y con esos nuevos mundos, surgen nuevas interpretaciones y oportunidades.

Los niños, niñas y adolescentes que hoy están dando un grito de desesperación por un encierro que se les vino encima y que les ha prohibido el contacto natural y necesario con sus pares, tienen, me atrevo a decir, el escenario más difícil. A pesar de contar con una hiperconexión virtual, y una interlocución y comunicación nunca antes vista por ninguna generación anterior, los niños y niñas, están sintiendo directamente los efectos de este mundo terminal, y habrá que ver cómo todo eso los está afectando.

Ante las crisis y los quiebres, los seres humanos tenemos la capacidad de la acción y del lenguaje, y entre ellos, las declaraciones y las conversaciones son actos muy poderosos para poder hacer nuevas interpretaciones y nuevas acciones.

Y no obstante ello, es muy difícil desapegarnos de lo conocido; es muy difícil decir adiós a nuestros mundos.

Así como después de la Segunda Guerra Mundial, Europa y Japón renacieron y llegaron a vivir décadas de progreso social y económico, entre otras cosas gracias a un mundo que se construyó a partir de la era del automóvil, del petróleo y la gasolina, nuestra generación tendrá que decidir y elegir hacia dónde llevará este nuevo mundo que nace.

Las circunstancias y certidumbres de los últimos ochenta años, hoy ya no existen, ese mundo terminó o se está acabando. Y estamos presenciando algunas de los aspectos de un nuevo mundo, un nuevo orden mundial donde Estados Unidos y el dólar ya no serán la superpotencia y donde China poco a poco surge como la nueva super potencia mundial. Un mundo dominado por la conexión instantánea y por nuevas formas de trabajar a distancia. Economías y consumidores que igualmente están haciendo uso del comercio virtual transformando las formas tradicionales y que ahora, incluso, hacen uso de monedas no nacionales (criptomonedas) para comprar y vender bienes y servicios. Un medio ambiente en cambio y crisis, que orilla a las industrias y las naciones a pensar y usar nuevas fuentes de energía. Una revolución de los materiales que afectará las formas de construcción y de vivir.

El mundo se va a acabar. Este mundo se va a acabar. Estamos ya en medio de la encrucijada de la construcción de un nuevo mundo. Y con ello, nuevas relaciones, nuevas formas de convivir, nuevas formas de vivir y nuevas formas de hacer política, de hacer sociedad, e incluso de hacer familia.

Y como dice la canción de Mono Blanco, el amor es el centro que permanece, aunque todo cambie. El amor es esencial en los seres humanos. El reto será construir relaciones, ciudades, comunidades y familias donde haya mejor formas o mejores condiciones para expresarnos ese amor, en medio de ese mundo nuevo.

El mundo se va a acabar

El mundo se va a acabar

Si un día me has de querer

Te debes apresurar.

Feliz Año y Mundo nuevos.