«Ahora que ya todo es fusión, ya no se sabe si es chilaquil con huevo o qué es (risas), y cuando le preguntas a los músicos qué es lo que están tocando, te dicen es tal cosa y a veces te suena a otra cosa, mejor le ponemos fusión, world music, o cualquier otra etiqueta», me dijo Yaury Hernández en esta segunda parte de la conversación, en la que habla de sus experiencias en Puerto Rico, su regreso a México y su inserción en la escena capitalina. Sobre el movimiento xalapeño me dijo: «El movimiento jazzístico de Xalapa viene desde los años setenta, el jazz en Xalapa no es JazzUV o la ‹academia›, Xalapa siempre ha sido una ciudad cultural y los xalapeños estamos orgullosos de eso».

Loco de contento con su cargamento…

En el año 2006, nos fuimos a Puerto Rico Tonatiuh Vázquez, Arturo Caraza, Samuel Martínez —de San Luis Potosí—, Andrea Alfonso —una arpista del puerto— y yo, esa fue la primera generación; al siguiente año se fueron Vladimir Coronel y Guillermo Barrón.
En el Conservatorio de Puerto Rico, la carrera es de cuatro años, pero como yo ya tenía conocimientos de armonía, de historia de la música, de muchas cosas, hice exámenes y cuando mandé mi audición, quedé en el segundo año de instrumento, entonces nada más hice tres años y acabé mis estudios. Estuve en el Conservatorio de Puerto Rico del 2006 al 2009 en la carrera de Jazz y Música Caribeña, fue una etapa padrísima porque me pude desenvolver en otro ambiente que no era Xalapa, con otras personas, con otras culturas, con otros humores, con otros sabores, y eso te abre mucho, te saca de tu esquema.
Yo ya tenía información de armonía de jazz, de ritmos, pero en el Conservatorio fue donde llevé un programa de jazz en forma. Estuve los tres años con un maestro cubano —porque no había otro— y tuve maestros de teoría. En el Conservatorio de Música de Puerto Rico hay un tronco común, pero pude sacar mucho de ese tronco común gracias a la formación que ya tenía. En esos años, el director del programa de jazz del Conservatorio era Marco Pignataro e invitaba de artistas en residencia a David Sánchez, a Eddie Gómez, a muchos buenos músicos puertorriqueños, era un programa serio. Ahí estudié arreglo, piano jazz, armonía de jazz, batería. Los ciclos se llamaban seminarios y en cada uno había recitales, había big band de jazz y afrolatin big bang, eran grupos grandes con repertorio de swing, como Quincy Jones, o de afro-latin, como Dizzy Gillespie. En Puerto Rico tuve muchas experiencias, me invitaban a tocar algunos maestros, fue una época padrísima.

Chilanga banda

Terminé mis estudios cuando tenía veintitrés años, hice mi recital de graduación, hubo una ceremonia, todo salió bien, me gradué con mención honorífica. Hice algunas audiciones para cursar una maestría en jazz y en algunas escuelas me aceptaron, pero era mucho dinero y tenía que conseguir becas. Me regresé a México porque se vencía mi visa de estudiante y porque necesitaba un break. Cumplí mi objetivo de graduarme de una escuela profesional, pude graduarme de la Universidad Veracruzana pero no lo hice porque, imagínate, ya había pasado por el CIMI, por la Facultad de Música, por el Conservatorio, ya era mucho estudio (risas), ya quería salir a la calle y sentir qué es ser músico profesional.
No me arrepiento de no haber hecho la maestría porque la maestría en música se encuentra tocando, siendo músico; es buena la academia y si tiene uno la posibilidad de hacerla, perfecto, pero la academia no lo es todo en la música, ¿de qué sirve que un músico tenga maestrías, doctorados, si cuando le dicen que toque Las Mañanitas no puede?, el oficio del músico es tocar, resolver, saber estilos, y yo quería saber eso, además, desenvolverme y sentirme músico profesional, ya no seguir de estudiante.
Cuando regresé, dije ¿qué voy a hacer?, ¿me regreso a Xalapa o intento tocar en el DF? Me fui al DF, me empecé a conectar con los músicos, ya conocía a algunos porque venían a Xalapa a los festivales de jazz. Llegué con un video de mi recital de graduación y se lo regalé a los músicos que admiraba en esos años, los sigo admirando pero ahora son ya mis cuates.
Iba a las escuelas de música a pedir trabajo. Empecé a tocar en el ambiente de jazz del DF y a dar clases, a grabar, a hacer todo lo que hace uno músico independiente, y así transcurrieron los años.

Ópera prima

Siempre tuve la espinita de hacer mi propio proyecto y a los cinco años de estar en el DF, hice mi disco. Invité a buenos músicos que también son mis amigos: Alex Mercado [pianista], Diego Franco [saxofonista], Marc Osterer [trompetista], Celio González Jr. [percusionista] y Emiliano Coronel [bajista]. El disco está titulado M.F.M. —son las iniciales del nombre de mi mamá— y está bajo mi nombre, Yaury Hernández. Tiene diez canciones, seis composiciones propias y cuatro temas que no son míos pero arreglados por mí, el sello discográfico fue Fonarte, estuvo a la venta en MixUp, en las Librerías El Sótano, en varios lugares; está en las plataformas digitales: Spotify, Apple Music, YouTube, en todas.

M.F.M.

Antes de la grabación, conseguí varias presentaciones, a veces no podía el pianista, invitaba a otro; a veces no podía el bajista o el trompetista, invitaba a otros, pero siempre traté de tocar con ellos. Cuando se grabó el disco, hubo una presentación y no hubo una gira enorme, pero sí tocamos en los lugares en los que se toca jazz en México.
Me apoyó mucho Germán Palomares, que en ese entonces era director del Imer —el Instituto Mexicano de la Radio—, iba ahí a que pusieran mi disco, tienen un estudio y ahí íbamos a tocar. Se le hizo difusión hasta que se acabó la llama y me quedé con este recuerdo.
No hice ese disco por dinero, lo hice por tener mi archivo musical. Creo que hacer un disco es como hacer una maestría. El que escribe, hace libros; el cineasta, hace películas; el músico hace música, pero cuando solamente toca en vivo, su trabajo se queda perdido en el aire, por eso es bueno dejar registro. Me gustaría ser más prolífico, en lugar de tener solo un disco, me gustaría tener tres en este momento, pero para que los proyectos salgan, no solamente hay que meterles corazón sino meterles dinero, puedes decirle a los músicos hazme el favor de grabar mi música, pero lo correcto es pagarles aunque sean tus amigos, esa es una relación profesional. Yo quedé muy contento con ese disco.
Me tocó la colita del disco físico, en el 2021 quiero hacer otro disco, hacer un buen video y distribuirlo en plataformas digitales porque creo que ya nadie tiene CD player, quiero hacer todo en redes porque creo que esa es la manera actual de hacerlo.

Experiencia en la docencia

Estuve dando clases en el Instituto LaFaro del maestro Agustín Bernal, después ya no pude continuar porque me invitaron a dar clases en JazzUV, en donde estuve en 2012-2013. Aquí está mi familia, entonces, cuando venía a dar clases me iba a mi casa. Di clases de lectoescritura, de batería, no me acuerdo si me tocó dar clases de ensamble. Traté de que mi horario quedara comprimido a tres días, lunes, martes y miércoles, y los jueves me iba para intentar tocar en la Ciudad de México, a veces había tocadas, a veces no. Después de dos semestres me di cuenta de que no era el momento mío para dedicarme a la docencia, quería dedicarme a tocar y dije ahí tengo un sueldo, es una buena escuela, pero yo siento que debo hacer otras cosas.
El movimiento jazzístico de Xalapa viene desde los años setenta, el jazz en Xalapa no es JazzUV o la «academia», Xalapa siempre ha sido una ciudad cultural y los xalapeños estamos orgullosos de eso.

 

 

(CONTINÚA)

 

 

PRIMERA PARTE: CIMIentos y jazzimientos
TERCERA PARTE: All The Things I Am

 

 


 

 

CONTACTO EN FACEBOOK        CONTACTO EN INSTAGRAM        CONTACTO EN TWITTER