Ya es común, lamentablemente, encontrar reportes ciudadanos en redes sociales en los que se exhiben bares, cervecerías y antros de la ciudad de Xalapa en los que la sana distancia no existe. Una combinación de irresponsabilidad entre clientela y empresarios, unos desesperados por regresar a las noches de fiesta y algunos dueños de locales, escudados en la reactivación económica, que no tienen idea de cuáles son los protocolos mínimos para poder operar en las circunstancias que hoy vivimos.
Hace no mucho, la autoridad municipal permitió a los bares que pudieran funcionar como restaurante abrir en horarios restringidos y con un aforo menor al total que podrían atender; de inmediato las cervecerías (que no son mas que expendios de chelas) volvieron a tener clientela, y que bueno por sus empleados y por sus dueños, porque fueron los primeros afectados durante la jornada de confinamiento a la mexicana que vivimos hace meses. Pero señores, hay que cuidar el changarro, como algunos buenos ejemplos que sí existen en Xalapa, pocos pero sí.
Un servidor atestiguó, en un restaurante de la avenida Murillo Vidal que se especializa en mariscos, como un empleado de concina recibía a los comensales en la entrada, les daba paso hasta su mesa y regresaba a sus labores dentro de la cocina sin pasar por un tapete sanitizante, y lo pero es que cocinaba con el cubrebocas al cuello, gritando a los meseros con los platillos por delante.
Otro caso que pudimos ver fue en otro local especializado en mariscos de Plaza El Tejar, en ese restaurante el encargado de preparar bebidas en la barra, muy platicador y gritón, hacía gala de sus dotes en mixología sin cubrirse boca y nariz con el cubrebocas. Debo compartirles que en ambos momentos opté por retirarme de ambos negocios y no ingresar a consumir, con muchas ganas de denunciar ante las instancias municipales.
Es evidente la ignorancia de muchos empresarios acerca del asunto, espanta que no dimensionen la importancia de mantener protocolos disciplinados de sanidad y también llama la atención la gran cantidad de xalapeñas y xalapeños que les vale madre la situación y hacen su vida de manera normal con un egoísmo enorme y una falta de civismo, lo que confirma la tan gasta frase “por eso estamos como estamos”.
Si la pandemia de coronavirus en Xalapa no parece frenar, es por lo anterior y por la omisión del gobierno municipal. Así como impunemente operan bandas de la delincuencia en la capital de Veracruz, igualmente operan esos antros disfrazados de restaurantes en los que no hay control de medidas preventivas de contagio, y acá viene la pregunta ¿qué área del Ayuntamiento xalapeño debería entrarle al asunto o le entra a medias? Pues se trata de la Dirección de Desarrollo Económico, encabezada por el Ingeniero Gerardo Martínez Ríos.
Citando el sitio web de la dirección, el área coordina las políticas que permiten el correcto funcionamiento de la normatividad y la reglamentación municipal en lo concerniente al desarrollo comercial, empresarial, agropecuario y a la mejora regulatoria. Si eso fuera cierto, habría personal en los antros, constantemente, vigilando el cumplimiento de las medidas sanitarias, no decomizando y amenazando nadamás a comerciantes del centro y los tianguis de la ciudad. Si fuera su trabajo bien aplicado, Don Gerardo ya hubiera puesto orden en el mercadito que se instala casi a unos metros de su casa todos los martes, ya hubiera dado capacitación, sobre protocolos sanitariosen, en las fonditas de la colonia Modelo en las que, por cierto, constantemente se alimentan policías municipales en espacios muy reducidos, codo a codo con otras personas, sin cubrebocas además.
¿Creen que cumplieron con una campañita de regalar cubrebocas desechables? ¿No ajustaron su presupuesto y redujeron gasto en muchas áreas para afrontar la compra de insumos y para apoyar a la ciudadanía?
Pero no todo es responsabilidad de Desarrollo Económico, hacen lo que pueden con el personal que tienen; regidoras y regidores de “oposición” han insistido en apoyar a empresarios sobre éste y muchos temas, pero ya sabemos la historia entre el alcalde y el mundo empresarial, un presidente municipal que usa cubrebocas de válvula, los cuales son conocidos a nivel mundial como el “tapabocas egoísta” porque protege al que lo porta, pero no filtra sus exhalaciones, así lo hemos visto en recientes inauguraciones de mega obras en la capital.
Así que, como ya es costumbre desde hace varias administraciones, incluyendo la del florecimiento; entre ciudadanas y ciudadanos debemos hacernos bolas, porque no hay autoridad más que para despotricar en las sesiones de cabildo, pero no para recorrer la ciudad y poner orden con reglamentos y leyes en la mano; esos reglamentos y leyes que podrían calificar de omisas a las mismas autoridades municipales por dejar que los bares se atasquen en tiempos de prevención y distanciamiento social. Como dijimos ayer, ya viene la vacuna, en presentación de boleta electoral.
Xalapa florece, y se transforma, sin duda.