¿Apoco no es alentador enterarse que en Reino Unido ya se aprobó la vacuna de la farmacéutica Pfizer? Es la luz al final del túnel, con esa información amanecimos hoy 2 de diciembre, enterándonos por medios internacionales que allá comenzarán a vacunar a la ciudadanía; inmediatamente todos nos preguntamos cuándo será posible que la vacunación sea una realidad en México.
Ayer en la conferencia diaria de informe sobre Coronavirus en México, saliéndose de su estilo “prudente”, del sabiondo que no le ganas una, con la soberbia del académico que mira a los ignorantes para abajo; el doctor Hugo López Gatell compartió información sobre ese tema, dando un mensaje muy positivo, poniendo sobre la mesa la alta posibilidad de que en México la vacuna contra e COVID-19 se podría aplicar en este mes de diciembre.
La realidad es que hasta no ver las vacunas en el país nada es cierto, mucho menos si la versión viene de Gatell o del mismo Andres Manuel, expertos engañabobos, quienes han presumido el “control” de la pandemia en un país donde las cifras son de escándalo y servirían, en otros gobiernos de verdad, para correr a ese par de mentiros que juegan con los números y juegan con las muertes para seguir ganando popularidad.
Pero ¿si ésta ves sus pronósticos son certeros? Un servidor no duda que cuando las dotaciones de vacunas lleguen a territorio nacional, la feligresía morenista y sus pastores van a festejarlo como un triunfo de la transformación del país y, entonces, esa vacuna salvará de contagios a miles de mexicanas y mexicanos y, además, salvará a MORENA en la elección del 2021.
Es el problema de estar bajo un gobierno mezquino, que ha lucrado electoralmente con el fracaso y la miseria ajena; con un presidente calculador, que ve lo que quiere ver y ocupa la información a modo para mantener la percepción de sus seguidores, quienes no les interesan los resultados, solamente están satisfechos por la emoción de tener un presidente “personaje”, un presidente “todas mías”, el clásico mexicano que las puede todas y puede componer el mundo, nadamás que no le ha llegado su oportunidad.
Que bueno que la ciencia siga trabajando en favor de la humanidad, esa ciencia que dentro de la industria farmacéutica están trabajando a marchas forzadas para ofrecer un remedio ante una enfermedad que, de lo sanitario, pasó a un mal social y económico como nunca se había visto en la historia mundial.
Esa gran industria de las medicinas, que es un enorme activo del capitalismo y neoliberalismo, hoy genera la oportunidad, al gobierno de la 4T, de dar el único resultado de efecto profundo, una transformación de verdad; es lamentable que se dé en un país donde los recortes a la ciencia y la investigación son bandera y discurso gracias a la falsa creencia de que todo lo anterior a Andrés Manuel es corrupto, y tengamos que hacernos clientes de la ciencia fifí mundial, como los gobiernos anteriores, esos a los que AMLO le encanta señalar; pues una vez más estaremos a merced del mercado porque tampoco es tan malo.
Nadamás falta que el Canciller Ebrard, la COFEPRIS y el Dr. López Gatell no se equivoquen, corren el riesgo de que la emergencia sanitaria se vuelva emergencia electoral y nos den otro ejemplo, de los acostumbrados, de torpeza en el servicio público.
De concretarse, porque eso queremos todas y todos, dimensionemos el asunto; y que bueno que hayan pagado los millones necesarios, que bueno que se acordó con las farmacéuticas, qué bueno que se apartaron dotaciones de vacunas; pero hasta ahí, es a lo que obliga una situación como la que vivimos, no es un logro sin precedentes.