En cumplimiento de un precepto Constitucional, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez rendirá este diez de diciembre su segundo informe. El año que concluye ha sido el más difícil que hemos vivido los veracruzanos, tanto por la pandemia del Covid 19 que ha cobrado la vida de miles de veracruzanos, así como por los hechos violentos que nos han tocado padecer y junto con ello el desempleo y la presencia, cada vez más incisiva, de la delincuencia que comete asaltos, que violenta el interior de domicilios para robar y que incurre en infinidad de agresiones a la sociedad.

En síntesis, el año que concluye ha sido para todos, gobierno y sociedad, el más difícil de que tengamos memoria en la historia reciente del estado.

Muchos se preguntarán ¿qué va a informar el gobernador si no ha hecho nada?.

La respuesta es simple, basándonos en el principio de obras de relumbrón y obras sociales que no se ven pero se sienten, nosotros nos inclinamos por fijar nuestra atención en las segundas, que es donde el gobernador Cuitláhuac García ha puesto más empeño: la atención a los grupos más vulnerables; el combate frontal a las bandas de la delincuencia organizada que operaban en el estado, desde la época de Miguel Alemán con toda impunidad; la atención a los afectados por la pandemia del Covid 19 y la prevención de más contagios, que es más responsabilidad social que del gobierno tomar medidas o no; el cumplimiento de los programas de educación a distancia en todos los niveles; el respeto a quienes representan cada uno de los poderes; la atención que ha puesto en la aclaración de crímenes de alto impacto, pero sobre todo el mantenimiento de una economía estatal sana, es lo que debe tomarse en cuenta de este año tan difícil que nos ha tocado vivir a todos. No es lo mismo ser gobernador cuando no hay pandemia, cuando la herencia de la economía estatal es sana, que recibir un estado en el desastre, en todos los órdenes, con una deuda casi impagable e incendiada por la delincuencia.