La elección presidencial que se vive este martes de 3 de noviembre en Estados Unidos repercute al exterior casi al mismo grado que al interior. Y sin duda el país, después de la propia nación estadounidense, al que más le incumbe quien vaya a ser el nuevo mandatario es a su vecino del sur: México.

Para empezar, dentro de los aproximadamente 60 millones de hispanos que actualmente viven en Estados Unidos, los mexicanos son mayoría con 36.6 millones, un 62%, según detalla el Pew Research Center, uno de los centros más prestigiosos en EEUU en cuestión a datos y estadísticas.

Y en México, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), viven unos 750,000 estadounidenses, lo que representa el 74.4% de los extranjeros residentes en ese país. Incluso el Departamento de Estado estadounidense calcula que son un millón y medio de sus ciudadanos los que viven en tierras aztecas.

Entonces, aunado al tema migratorio, de seguridad, económico y diplomático, se puede explicar la gran relevancia que esta jornada electoral tiene para México. Pero, ¿quién le conviene más?

“No es tan diferente el escenario: si gana Joe Biden, quizá en un principio pueda no hacerle mucho caso al gobierno de México. Sí están un poco enojados (los demócratas) por la visita de López Obrador, la utilización de esas imágenes en la campaña de Trump no les gustó, pero Joe Biden es muy institucional, no es un ente vengativo, no es alguien que se las quiera cobrar”, explicó el analista internacional Héctor Diego Medina a Infobae México.

Precisamente es la visita que hizo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el pasado mes de julio a la Casa Blanca –con motivo del T-MEC– lo que ha despertado cierta preocupación, desde entonces, ante el posible cambio de gobernate en Estados Unidos. No obstante, los demócratas ya aclaraban en ese momento que su enojo era por el uso electoral que evidentemente Trump quiso darle a la visita de AMLO.

El gobierno mexicano, de cualquier forma, ha cuidado mucho de mantenerse al margen de la elección; en reiteradas ocasiones, tanto el presidente como los voceros de la cancillería se han pronunciado neutrales ante la contienda y han insistido en que, con quien sea que gane, buscarán trabajar de manera conjunta y enriquecer el lazo bilateral.

Desde las representaciones demócrata y republicana en México, no ven sino cosas positivas en la relación de sus candidatos con México.

Lori Smith, representante demócrata en ese país señalaba a Infobae en la víspera de la jornada electoral: «Para Joe Biden la relación con México es muy importante, y lo va a seguir siendo”. Mientras que por el lado republicano, Larry Rubin sostuvo: «Los resultados en la relación bilateral han sido extremadamente positivos y Donald Trump ha sido muy bueno para México”.

Ambos abordaron el tema migratorio –uno de los de mayor prioridad– aunque desde puntos distintos.

“El acuerdo migratorio es uno de los puntos de la agenda bilateral que siempre ha estado ahí, pero afortunadamente ya con el acuerdo entre México y Estados Unidos en el tema, hay un trabajo colectivo que se está haciendo entre los dos países que es de gran relevancia”, resaltó el representante republicano.

El año pasado México accedió a convertirse prácticamente en un “tercer país seguro” cuando las caravanas de migrantes –centroamericanos en su mayoría– sobrepasaron la capacidad de Estados Unidos para retenerlos. México cedió para evitar el castigo arancelario con el que amenazaba Trump. También desplegó a la Guardia Nacional en la frontera para impedir el arribo de los migrantes a suelo estadounidense.

“(Con Biden) terminan las amenazas de aranceles; terminan esos temas de no respetar los derechos humanos en la frontera, ahora las personas centroamericanas ya van a poder entrar a Estados Unidos para seguir su proceso de asilo ahí”, señaló Lori Smith.

En esto último la representante demócrata hizo referencia a lo que ya ha prometido Joe Biden en distintas ocasiones: eliminar el programa de “Permanece en México” –en el que este país sirve como zona de retención de inmigrantes–, “no va a haber esa presión en México”.

Para Medina Basave la única diferencia que podría haber con una victoria de Joe Biden en el tema migratorio –al menos en el corto plazo– es un cambio en el tono del discurso. Aunque no es un detalle que el analista desestima, al considerar que un mensaje más humanitario contribuirá fundamentalmente al vínculo diplomático.

En lo económico, otro aspecto de gran relevancia, Rubin destaca el T-MEC como uno de los acuerdos que más ha favorecido la relación entre ambas naciones, y afirma que Donald Trump «estará empeñado en que este acuerdo le funcione a México, Estados Unidos y Canadá. El único que entiende los negocios es el presidente Trump y no Joe Biden”.

Lori Smith, por su parte, coincidió en los beneficios del tratado e insistió que respecto al T-MEC, sobretodo en el tema de derechos laborales y energías limpias, “no va cambiar nada, con Biden se va a quedar como está”.

Lo que sí destacó la representante demócrata es la gran diferencia que hay entre los dos candidatos respecto a las instituciones internacionales, afirmando que la política exterior de Joe Biden apuesta por la estabilidad y la flexiblidad en el tema, a diferencia de su contrincante.

Y en mismo sentido se expresó el también columnista de Milenio, Héctor Diego Medina, advirtiendo precisamente que con una victoria de Trump hay más riesgo, a nivel mundial en general, en la relación con las instituciones internacionales.

“A largo plazo, la relación bilateral entre México y Estados Unidos podría estar más fortalecida con Biden que con Trump”, concluyó el analista internacional.

INFORMACIÓN/INFOBAE