Itzel Vargas García, estudiante de la UNAM, dijo que las lenguas son dinámicas y cambian, se van adaptando a las necesidades y condiciones históricas, sociales y económicas.
25/10/2020, Xalapa, Ver.- Itzel Vargas García, doctoranda del posgrado de Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que en México el bilingüismo es una realidad y una situación que no se puede ignorar, además consideró que no se puede hablar de una evolución de las lenguas porque esto implica una transición hacia algo mejor; en cambio, sí se puede decir que éstas son dinámicas, cambiantes y que se van adaptando a las necesidades y condiciones históricas, sociales y económicas.
Vargas García fue ponente en el XXII Coloquio Internacional sobre Otopames, organizado por la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV); el jueves 22 de octubre fue panelista de la Mesa 9 “Diversidad sociolingüista otopame”, en la que habló de “¿Vitalidades o desplazamientos? Dinámicas de contacto lingüístico en continuum otomí-español”.
Su disertación se basó en el trabajo de investigación realizado sobre el contacto lingüístico entre el otomí, como lengua indígena mexicana, y el español, centrando su atención en la influencia del castellano en la vitalidad lingüística de dos variantes dialectales del otomí; el programa piloto lo aplicó en las comunidades de San Pablito, municipio de Pahuatlán, Puebla, y El Boxo, municipio de Cardonal, Hidalgo.
De antaño, dijo, se ha creído que la entrada de elementos ajenos a las lenguas originarias produce un gradual desplazamiento de ellas, además de contaminar su estado puro, trayendo consigo obsolescencia y muerte lingüística.
No obstante y desde su experiencia, pudo apreciar que entre los hablantes del otomí es común que se considere que la mezcla de lenguas es perjudicial para la supervivencia de la lengua originaria; sin embargo, en las comunidades en estudio pudo observar que en las prácticas comunicativas cotidianas, los hablantes emplean ambos códigos lingüísticos de forma entrelazada.
En San Pablito los hablantes jóvenes (14 a 29 años) emplean diferentes elementos provenientes del español de manera entrelazada con el otomí, aunque existe una presencia de actitudes ambivalentes hacia el empleo de la lengua originaria, mientras que en El Boxo en el empleo de la lengua originaria predomina la minusvaloración de la lengua otomí.
Vargas García sostuvo que actualmente en numerosas comunidades de habla indígena en México, aprender y hablar español es una práctica común que hace que muchos hablantes no lo vean como algo ajeno, sino como parte de su modus vivendi, “por lo que las fronteras de la práctica bilingüe ya no pueden ser trazadas sin tomar en cuenta que los hablantes bilingües son capaces de lo que quieren y pueden hacer. Por ello urge transmitir, producir y reproducir valor agregado, respeto y reconocimiento a la diversidad lingüística y cultural que tanto enriquece a nuestro país”.
Adultos mayores desplazan menos su lengua
En la mesa también participó Fabiola Concepción Segundo, alumna de Doctorado en la Universidad de Ixtlahuaca, Estado de México, quien presentó su trabajo de investigación en la comunidad San Nicolás Mavati, municipio de San Felipe del Progreso, Estado de México, en donde analizó los préstamos del español al mazahua entre hablantes de 60 a 79 y de 80 a 90 años de edad.
Expuso que aplicó entrevistas a bilingües (mazahua-español), con la finalidad de elaborar un corpus (datos destinados a la investigación) basado en la recopilación de información, que hiciera posible comparar el equivalente en mazahua de los préstamos del español, especificando la clasificación léxica de cada uno de ellos en la población en estudio.
Como resultado encontró que los adultos mayores tienden a desplazar menos su lengua, buscando adaptar sus palabras a lo que quieren decir en español.
Diferencia en escritura, pronunciación y significado de palabras
Micaela Guzmán Morales, de la Dirección de Lingüística del INAH, presentó textos de ocho conversaciones en los que se nota diferencia en escritura, pronunciación, entonación y significado de las palabras; “ahí está lo interesante de las lenguas”, expresó.
Mencionó que expertos señalan que “la escritura es lo de menos, lo más importante es cómo se pronuncia, que no se pierda el idioma; sin embargo, es importante unificar, en la medida de lo posible, la escritura”.
En el caso del vocabulario, “con todas sus deficiencias”, es una referencia única del acercamiento de la lengua mazahua, en tanto el diccionario –que no tiene suficiente sustento– registra muchos errores. “Por eso la necesidad de escribir correctamente, si no se cae en la ambigüedad de la información falsa”.
Al término de su intervención, apuntó que “nuestra lengua está en construcción, por lo que se sugiere revisar normas que permitan tomar la mejor decisión al momento de escribir”.
La mesa de trabajo estuvo moderada por Cristina Kleinert, de la Universidad Veracruzana.