El tema no pasa por las autoridades mexicanas o el Presidente López Obrador, ahí las cosas se platicaron y acordaron desde julio del 2018. El asunto son los estadunidenses y sus leyes; la secrecía con que se manejan y la imposibilidad de efectuar acuerdos con ellos fuera del poder. Eso sí tiene preocupado a Enrique Peña. 

Cuentan amigos cercanos al mexiquense que la detención del General Cienfuegos le impactó mucho, al grado que buscó hacer llamadas a gente ubicada en la Casa Blanca, personajes que en otros tiempos habrían respondido rápido y sin chistar. En esta ocasión no fue así por tres razones claras: es temporada electoral, Trump puede perder, y otra muy contundente: ya no es “el presidente Enrique”. 

Al tratarse del personaje más importante de su sexenio detenido hasta el momento, Peña Nieto supo que su tranquilidad mental estaba amenazada, y no porque necesariamente sea culpable de algo, sino por aquella máxima popular de “nada pasa sin que el Presidente sepa”, frase que podría afectarle y perseguirlo para siempre, igual que el caso “Genaro García Luna” lo ha hecho con Felipe Calderón.

Personajes que tratan con frecuencia a EPN afirman que la noticia lo tomó por sorpresa, (pues aunque AMLO asegura conocía de la investigación contra Cienfuegos días antes de su detención), nunca le informó a Peña por alguna de las vías de comunicación que tienen, principalmente, la telefónica. 

“Peña continúa confiando en Cienfuegos y nunca se enteró de que hiciera algo indebido”, me comenta uno de sus amigos en España, pero lo que más le sorprendió es que el Presidente no le compartiera lo que ocurriría en terreno estadunidense. “Más tarde, horas después de la detención, EPN recibió un mensaje de Palacio Nacional donde le afirmaban que él no estaba incluido en la investigación contra el General, y ningún otro de sus excolaboradores cercanos”. 

Fue real, (me confirman), que el Presidente López Obrador se enteró de la cruzada por Cienfuegos días antes del operativo en Los Ángeles; fue verídico que no lo tomó por sorpresa, sin embargo, también es cierto que preguntó si Peña Nieto se encontraba en la seguidilla de detenciones, y respiró solidariamente al saber que su “amigo”, (desde el 2018), no estaba en la mira.

La gran mayoría de los peñistas creen en Cienfuegos pero no se atreverán a decirlo en público, aunque algunos ya lo han hecho vía telefónica con el mexiquense. “EPN no quiere un García Luna en su historial, y confía en que su exsecretario la libre, pero ante todo y por sobre todas las cosas, Enrique quiere respirar, y lo hizo después de ese mensaje que llegó de Palacio Nacional”, me comenta uno de sus amigos en España.

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