Egresada de la UV estudia conexión entre esta enfermedad y alteraciones del sistema digestivo.
05/10/2020, Xalapa, Ver.-Lizbeth Vásquez Celaya, doctora en Investigaciones Cerebrales por la Universidad Veracruzana (UV), obtuvo una beca de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para realizar una estancia posdoctoral de un año en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Con este apoyo, la joven científica se integró al Centro Regional de Investigación “Dr. Hideyo Noguchi”, donde trabaja bajo la guía de José Luis Góngora Alfaro para dar continuidad a sus estudios sobre Parkinson, enfermedad en la que se especializó durante su doctorado en el Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de la UV, bajo la tutela de Luis Isauro García Hernández.
Sobre la relevancia de hacer investigación en torno al Parkinson, Lizbeth mencionó que se trata de una de las enfermedades neurológicas de mayor incidencia –la segunda más frecuente y la de mayor crecimiento a nivel mundial–, con efectos discapacitantes progresivos que reducen de manera muy importante la calidad de vida de quienes la padecen.
Tratamientos paliativos para una enfermedad aún incurable
El Parkinson implica la pérdida de las células nerviosas encargadas de producir dopamina, una sustancia química segregada en el cerebro que es responsable de las funciones motoras, el comportamiento, la cognición, la memoria, el sueño y los sistemas de recompensa, entre otros.
En la actualidad no existe un tratamiento que cure definitivamente esta enfermedad, por lo que la búsqueda de opciones que ayuden a paliar sus síntomas –en opinión de Lizbeth Vásquez– resulta preponderante.
De esta manera, quienes viven con Parkinson deben enfrentarse a problemas como la rigidez y el temblor del cuerpo, la lentitud en la ejecución de los movimientos, alteraciones del sueño, problemas digestivos, dificultad para tragar y masticar, depresión y cambios de humor, afectaciones del habla, pérdida de la memoria y muchos otros síntomas que pueden controlarse (con limitaciones), pero no erradicarse.
Un viaje del intestino al cerebro
Como sucede en la mayoría de las enfermedades crónico-degenerativas, se considera que los factores genéticos y ambientales, aunados al envejecimiento, actúan como desencadenantes de esta enfermedad.
Para su actual investigación, Vásquez Celaya ha puesto especial atención en las propuestas que, sustentadas en evidencia, mencionan que uno de los posibles orígenes de la enfermedad de Parkinson podría encontrarse a nivel intestinal y desde ahí ascender hasta el cerebro.
“En los pasados 15 años se han acumulado evidencias que muestran que las alteraciones en la microbiota intestinal podrían inducir estados inflamatorios crónicos capaces de desencadenar afecciones como el asma, enfermedades inflamatorias crónicas, obesidad e incluso Parkinson”, indicó la becaria.
Finalmente, agregó que investigar en torno a este proceso patológico permitiría aportar nuevos conocimientos sobre su fisiopatología y adoptar medidas dietéticas y/o terapéuticas que mejoren y, en el mejor de los casos, prevengan la enfermedad de Parkinson.
La beca que obtuvo Lizbeth Vásquez le fue otorgada en el marco del Programa para el Desarrollo Profesional Docente de la SEP, como un apoyo para el fortalecimiento de los cuerpos académicos.